Destino (Thorki) (FantasyAU)

One-Shot

La noche del solsticio de invierno era época de celebración en el país de Asgard.

En estas fechas, donde la época del frío decía adiós a sus tierras y daba paso al manto primaveral de vida que adornaba los campos, el reino de Asgard había sido fundado y reconocido como tierra de guerreros, cuya fortaleza se centraba únicamente en cuantos enemigos podían derrotar con sus armas en mano.

Los reinos vecinos también celebraban, pues sus representantes eran invitados a la celebración para respetar las relaciones entre vecinos. Sin embargo, solo un reino, Jotunheim, mostraba cierta tensión con Asgard.

Desde tiempos inmemorables, magos gigantes y guerreros habían reñido entre ellos por el dominio de las tierras. Desde que el noveno rey de Asgard, Ansgard II, creía que las tierras de Jotunheim serían propicias para que su gente usara los minerales preciosos en la construcción de sus armas, y en vez de pedir un acuerdo como ser civilizado, se decidió por simplemente invadirlas.

El rey de Jotunheim de ese entonces, Losef I, vio esto como una ofensa y los expulsó a la fuerza con magia. Los asgardianos, guerreros tercos que vieron esto como una provocación, declararon la guerra con Jotunheim, y los gigantes orgullosos aceptaron el conflicto.

Fueron cientos de años de guerra hasta la generación de Lusel y Clemens, quienes acordaron que, como decimosexta y decimocuarta generación de Jotunheim y Asgard respectivamente, la guerra debería terminar por el bien de ambas tierras, incluso si su gente no estaba de acuerdo.

Las negociaciones no fueron sencillas, hubo desacuerdos leves como conflictos que casi reinician la guerra nuevamente, hasta que llegaron a un punto en donde el orgullo de ambas naciones no sentía que renunciaban a demasiado.

Firmaron un acuerdo de paz, y el plan era sellarlo con la unión de sus príncipes. Sin embargo, si bien estuvo la intención, nunca se llegó a un matrimonio concertado, ya fuera por la falta de herederos compatibles o porque cada heredero ya había unido su vida a la de otra persona.

Claro, el papel estaba firmado, pero el sentimiento de unidad no se vería completo hasta que las campanas de boda sonaran en unión de ambas tierras.

Los reyes actuales, Laufey de Jotunheim y Odín de Asgard, fueron los que más cerca estuvieron de ver la paz después de la guerra, pero no lo llegaron a concretar por razones que el mismo pueblo desconocía.

En ese festival en particular, el actual príncipe de Asgard, Thor I, disfrutaba de las delicias alcohólicas de su tierra con su grupo de guerreros y hermanos de armas. Ya había comido hasta reventar, y la cerveza ya llegaba a su cabeza, suficiente para hacerlo olvidar sus problemas con Odín y su apuro por conseguirle una reina.

Thor era el único heredero de Asgard. Su habilidad en batalla era incuestionable, domaba a las bestias solo con una mano y nadie le ganaba en cuanto a beber o comer. El problema era que su corazón no pertenecía a nadie, o mejor, dicho, no podía pertenecer a quien consideraban la mejor merecedora de él.

Hace poco, Odín le había presentado a una hija de la casa Foster, buenos amigos de la familia por su aporte con conocimientos de estrategia y ciencias, que les habían dado la ventaja en muchos enfrentamientos. La hija mayor, Jane Foster, era una jovencita muy hábil y hermosa, que fácilmente podía ser una buena reina si se le daba la oportunidad. Ella y Thor se llevaban bien, se divertían y aprendían uno del otro; casi hacía sentir culpable a Thor por no poder verla como pareja real, y más como una amiga a la cual proteger, quizás por su naturaleza dócil y gentil.

No era su culpa, no podían domar su corazón tan fácilmente, pero Odín no escuchaba objeciones y a toda costa quería convencerlo de que ella era la indicada para el trono. Y ahí residía el problema, pues Odín no veía que no solo debía ser la indicada para el trono, sino que, además, debía ser la indicada para él como pareja eterna.