8. La Santa Misa 2/2

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--¿Fueron las almas mismas quienes dijeron que el signo de la paz y tomarse las manos eran problemas?

--Sí, así es.

--¿Han dicho algo las almas acerca de los ministros de la Eucaristía?

--Sí. En condiciones normales, solamente las manos consagradas de los sacerdotes pueden distribuir la Comunión. La ley de la Iglesia dice que debe hacerse así salvo que haya "circunstancias extraordinarias", como ser que el sacerdote estuviera en reposo. "Extraordinarias" no se refiere a la diferencia entre que los fieles deban esperar dos minutos en lugar de diez para recibir la Comunión. Siempre debemos prepararnos en oración para recibir a Jesús, y las personas que insisten en hacer todo lo más rápido posible no saben el privilegio enorme y la fuente de gracias y de protección que obtenemos al recibir a Jesús.
Si alguien necesita pruebas de que los ministros de la Eucaristía, en la forma apresurada en que se los consagra hoy en día, no se encuentran entre los deseos de Dios puedo contar la siguiente historia sobre algo que ocurrió muy cerca de aquí hace poco tiempo.
Fallecio un día una mujer que repartía la Comunión y que guiaba a muchas mujeres a que obraran igual. No la conocía bien, pero habia escuchado mucho acerca de ella. Antes del funeral, el cajón estaba abierto para que se despidieran la familia y los amigos. Pasada cierta hora predeterminada se cerró el cajón. Pero antes de que hubiera transcurrido una hora, un pariente cercano llegó tarde y le pidió al sacerdote a cargo que por favor lo abriera brevemente para poder despedirse de la difunta al igual que el resto. El sacerdote accedió y con una o dos personas presentes, levantó la tapa y miró adentro. El pequeño grupo vio algo que no era lo que habian visto un rato antes. Las manos de la mujer se habian vuelto de color negro. Este signo, para mí, como para el resto, fue la confirmación de Dios de que las manos no consagradas no pueden distribuir a Jesús durante la Comunión.
Por otro lado, el comienzo del llamado "altar de las personas" también deleita a Satanás. En el tabernáculo, que debería estar siempre en el centro de la iglesia, se encuentra Jesús. Al dar vuelta el altar sucedieron varias cosas. Para empezar, la concentración de los fieles en Jesús se disipó por tener ahora la cara del párroco entre medio; y la cara, como todo el mundo sabe, es el punto de comunicación más fuerte entre las personas. Solamente durante la homilía deberian las personas concentrarse en el párroco, en sus palabras y en su cara. Al dar vuelta el altar se le dio un lugar secundario a Jesus, y esto resultó en que se lo dejara a un costado y luego por último, como sucede hoy en día en muchas iglesias, totalmente afuera, en un ala separada  o hasta en una habitación totalmente separada. Precisamente esto es lo que Satanás tenía en mente desde el principio, ¡deshacerse de Jesús!

--¿En otros casos de revelaciones privadas también se han expresado quejas sobre estos asuntos, similares a lo que las almas le han dicho?

--Así es. Una aparición mariana que me comentó alguien de confianza confirma ciertamente lo que las almas dicen. Esta aparición tuvo lugar durante el transcurso de una misa, algunos minutos después de la consagración. Nuestra Madre se le apareció a la vidente que se encontraba allí como lo hace habitualmente. Sin embargo, en esta oportunidad nl rezó ni habló con la vidente y desapareció segundos después de bendecir al pequeño grupo. Cuando las demás personas presentes, le preguntaron a la vidente por qué había ocurrido tan rápido, su respuesta (con un movimiento de la mano) fue: "Porque Jesus estaba parado allí".
Entonces, si Nuestra Madre no cree que sea apropiado comunicarse con alguien mientras Nuestro Señor está presente en cuerpo y sangre, ¡¿cómo se atreve alguna otra persona a interrumpir nuestra comunicación con Él?! Y recientemente se publicó que la Comunión en la mano era la cuarta advertencia dada a la hermana religiosa que vio a Nuestra Madre, en Akita, Japón. Escuchar esto me puso muy contenta.

--¿Cada cuánto, en su opinión, deberían las personas asistir a misa?

--Todos los días. ¿Se sorprende?; no se sorprenda. Para acercarnos más a Dios debemos, primero, con un poco de disciplina, hacernos tiempo para él.  ¿No nos regaló Él esta vida y este tiempo? Entonces, ¿tanto nos significa devolverle una parte de cada día a cambio? Sé que la sociedad de hoy tiene a todas las personas programadas para correr de un lado a otro con innumerables excusas para negar al tercio de nuestro ser que consiste en lo espiritual. El hombre necesita alimento tanto para su cuerpo como para su mente y su vida espiritual. Si se ignora alguno de estos tres elementos, la persona nunca podrá alcanzar su equilibrio y plenitud, y por lo tanto, permanece incompleta. Se pierde. Dios nunca quiere que alguien se retrase. Le aseguro, de corazón, que una vez que le damos este tiempo a Jesús, nos sorprenderemos pronto de poder haber vivido antes de otra forma. Dios nos trae mucha paz, fuerza y felicidad. Jesus no es solamente otra de las tantas ayudas psicológicas. Es Dios, y por lo tanto, nuestro verdadero y único mejor amigo.
El mencionar la misa todos los días me recuerda a una señora del Purgatorio que se me apareció. Cuando le hice la pregunta acostumbrada, respondió: "Vaya y dígale a mis hijos que seré liberada cuando ellos ofrezcan setenta y cinca misas de día de semana en memoria mía. Me encuentro en el Purgatorio porque no les enseñé el valor de la misa durante los días de la semana". Entonces me comuniqué con esta familia y les dije lo que su madre me había dicho. No era una familia pobre, y uno de los hijos comentó: "Bien, daremos setenta y cinco misas, y eso es todo". "No", les dije firmemente, "eso no servirá, porque la razón por la cual aún está en el Purgatorio es por no haberles enseñado el valor de asistir a misa los dias de semana. Deben asisitir juntos a setenta y cinco misas y llevar a su madre en su corazón como única intención. Eso es lo que quiere de ustedes". Luego de rezongar un poco, aceptaron asistir a las setenta y cinco misas.
Verá, Dios tenía un plan aún más grande para ellos. Desde que les di esta noticia puedo decir, con seguridad, que continuaron asistiendo a la santa misa casi diariamente; y de esta forma, lo que recibieron fue diez veces más que simplemente saber que su madre se encontraba en el Cielo. Quizás hasta ahorraron dinero (risas).

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