Un día se encontraban Alex y Maya, los mellizos Labarte, jugando con el nuevo proyector de juegos, un regalo de su padre, de la nada Maya dejó de jugar, se acercó al proyector y lo apagó, su hermano sorprendido porque la pelota de tenis había desaparecido, se acerca a su hermana.
-¿Qué pasó, Maya? ¿Por qué desapareciste el juego? ¿Te aburriste? Si quieres podemos poner fútbol, no hay problema- dijo el niño entusiasmado intentando cambiar de canal al proyector
-No es eso Alex, el juego estaba muy divertido, solo que estuche el ruido de algo caerse- Mencionó Maya extrañada-¿Escuchaste eso?
-¿Algo caerse?- preguntó Alex- pero ¿De dónde? Este cuarto está completamente vació sin contar el proyector y nosotros
-Escuché algo como rebotar, pero sonó como si estuviera debajo de nosotros
-¿Debajo nuestro? Ahí solo está el ático de papá, nunca nos ha dejado entrar ahí- dijo Alex
-Averigüemos que se cayó ¿Recuerdas donde guardó la tarjeta de acceso?- preguntó Maya
''Cuando mi bisabuelo estaba vivo no existían la mayoría de estas cosas tecnológicas ni tampoco se podía guardar todas los objetos en nuestra base de datos, antes cuando ya no se usaba algo se guardaba en una habitación llamada ático, nosotros tenemos una debajo de la casa, pero nunca la usamos, en ese lugar solo hay puras antigüedades, cosas de tus tatarabuelos'' había dicho el padre de los chicos que ahora se encontraba durmiendo
-Creo que es la misma que hace volar a Bruce- mencionó Alex haciendo referencia a su perro robótico
-Si tienes razón, busquemos a Bruce
Los niños fueron a la casita del perro y lo hallaron conectado al voltalizador, el cual lo recargada de energía, se acercaron a él y de su ranura sacaron la tarjeta de acceso, regresaron a la casa y fueron a donde se encontraba la puerta del ático.
-Ábrela ya! – exigía el niño
-Ya casi, pero es que va a sonar al momento que nos permitan el acceso y papá se dará cuenta
-Pero está durmiendo, sabes que cuando se duerme no hay quien lo despierte- dijo Alex
-Tienes razón, hagámoslo rápido
Entonces Maya inserta en la ranura la tarjeta e inmediatamente la puerta se abre mostrando una escalera.
-¿Y ahora? ¿Por dónde bajamos? No veo un ascensor – dijo Alex
-Creo que tendremos en bajar por esta rampa con escalones - dijo Maya refiriéndose a los escalones
Al llegar al suelo no pudieron distinguir nada ya que estaba en penumbras.
-¿No se supone que las luces debieron haberse encendido cuándo ingresamos?- preguntó dudoso Alex
-Creo que ya se la razón, una vez encontré en internet una página que vendía cosas antiguas y entre ellas encontré algo a lo que le llamaban ''Interruptor'' era un tipo botón que se tenía que usar para encender o apagar las luces manualmente, ya no se usan pero son antigüedades- explicó Maya
-Ya pero y eso ¿Qué tiene que ver?- preguntó dudoso Alex
-No sé, pero creo que todo acá abajo en un poco rústico y antiguo, supongo que tendremos que buscar el interruptor para que se encienda la luz- dijo Maya apegándose a la pared y tanteando con las manos.
-Está bien, lo haremos, pero deja de hacer eso con las manos.
-Olvidé mencionarlo- dijo Maya recordando- verás, el interruptor comúnmente se instalaba en las paredes, por eso la estoy tocando, tú solo has lo mismo que yo y avísame cuando encuentres un botón en la pared.
Ambos hermanos empezaron su búsqueda, cuando Alex lo encontró le avisó a su hermana y esta le dijo que lo presionara, cuando lo hizo toda la habitación se iluminó.
Se quedaron impresionados al observar el contenido de toda la habitación pero lo que más llamó la atención de Maya fue un balón de futbol en el suelo
-Mira Alex, ese balón tiene sombra propia, que raro, tampoco veo un proyector- dijo Maya, haciendo que Alex centrara su atención en el raro balón.
Maya es la primera en acercarse, intenta patear el balón pero cuando apenas lo toca, logra moverlo, ante esto Maya grita asustada y se esconde detrás de su hermano
-¿Qué te pasa? ¿Por qué gritas?- pregunta extrañado su hermano
-¿Acaso no lo viste? El balón se movió
-Ajá si, todos los balones se mueven Maya
-Pero es que lo sentí- dijo asustada
-¿Cómo que lo sentiste? Los balones no se sienten, son solo hologramas- dijo Alex
-Eso ya lo sé, pero logré tocar ese balón, lo sentí, acércate y compruébalo
-Eso haré- dijo Alex mientras se acercaba pero por más cerca que estuviera el balón no se movía, extrañado se agachó y con su dedo intentó tocar el balón, al momento en que sintió algo bajo su yema del dedo se dio cuenta de que su hermana estaba en lo cierto- Increíble- exclamó asombrado, no es un holograma, Maya, mira- lo sujetó con ambas manos- nunca antes había sujetado un balón con las manos, es fascinante- dijo Alex admirando entusiasmado el balón.
Ambos hermanos empezaron a revisar todo el lugar encontrando cosas que jamás en su vida habían visto, entre ellas encontraron celulares y tecnología de épocas pasadas, al principio no sabían que era pero luego encontraron un cuaderno, de esos si sabían su existencia, al leer la portada se dieron cuenta de que era un diccionario. Estuvieron muchas horas leyendo el significado de diversas palabras que nunca habían oído, siguieron revisando todo los objetos que contenía el lugar, hasta que escucharon la campanada.
-Ya está la cena lista- dijo Maya- Vallamos a cenar y luego le preguntamos a papá más sobre este lugar y sus extraños objetos
-Si- acordó Alex- vamos
Esa misma noche Maya recordó lo que la llevó a encontrar ese balón, la pelota se había caído pero dentro del ático no había visto a nadie, pero ya era muy tarde cuando se dio cuenta, una mano le cubrió la boca, no pudo ver casi nada pero antes de desmallarse pudo distinguirlo, dos círculos brillantes y chispeantes, parecían ojos.
Al despertar reconoció de inmediato que estaba en el ático, pero no se pudo levantar a pedir ayuda ya que estaba postrada a una mesa, quiso levantarse, huir, pedir auxilio, gritar, pelear, soltarse, cuando vio que un robot, al que reconoció como su raptor, se le acercaba con un tubo fino que al finalizar tenía dos antenas que se pasaban electricidad la una a la otra, gritó todo lo que pudo, pero nadie la escuchó.
Las antenas se clavaron en su piel, siguió luchando contra las cuerdas que cada vez que se movían le trasmitían una descarga eléctrica a todo su cuerpo, sintió que ya no podía más, miró con súplica al robot pero este solo extendió su mano hacia el rosto de Maya, la acarició, su ''mano'' hizo un recorrido desde la mejilla de la muchacha hasta su pecho izquierdo, elevó la mano, sus ''dedos'' dejaron de verse normales y pasaron a ser cuchillas muy filosas, el robot la miró a los ojos, se inclinó, le dio un beso en la frente, la mano que tenía elevada dejó de estarlo y se enterró en lo más profundo de su ser, al sacarla se llevó consigo el corazón de Maya, los ojos de esta no pudieron estar más abiertos, no emitía ningún ruido, lo último que llegó a ver antes de perder la conciencia para siempre fue al robot convirtiéndose en una pelota... de nuevo.
Hmmm primera historia
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INOCENTE
Random¡Soy un ser humano! Las películas de terror no crean asesinos... Simplemente los vuelve más creativos. Vamos a jugar