911 𝑀𝑎𝑦𝑙𝑜𝑟 ♡︎ EN EDICIÓN

The Story Of The Beginning

Los graves gritos de aquel hombre lograban percibirse en toda la cuadra causando un enorme escalofrío en aquel pálido y pequeño cuerpo, el cual se erizaba ante cada fuerte sonido que salía de los labios de su pareja.

El rubio sentía sus piernas flaquear al escuchar el estrepitoso sonido de aquellos lindos platos de cerámica volverse añicos al chocar de manera violenta contra las paredes de lo que, para muchos, era un lugar seguro. Su hogar.

Esas bonitas paredes que lejos de ser un refugio se habían convertido en un lugar de tortura para aquel rubio hombre de ojos azules y brillantes.

Las peleas eran frecuentes. Era embarazoso para Roger pensar que probablemente los vecinos ya se habían acostumbrado a escuchar gritos día tras día. Al parecer Varick nunca se cansaba de joder. Se aprovechaba del miedo que Roger sentía hacia él.

Quizás decir que era un ambiente más que tóxico. Una relación completamente destructiva para ellos y para la gente que les rodeaba, pero sin duda el más afectado era Roger. Varick no era más que una cara bonita con un carácter de mierda.

Una combinación jodidamente destructiva.

Aquellos ojos verdes y aquel cabello largo y negro lograron atrapar a Taylor, extrañamente incluso más que aquellos ojos hazel y esos rulitos que conocía como a la palma de su mano.

Las peleas con Varick nunca tenían una razón de ser comprensible. Siempre eran por cosas muy idiotas y jodidas como su "cerebro de escusado", como solía llamarlo Brian, y esta pelea no era la excepción.

Realmente no era algo grave. Roger había llegado a casa cinco minutos antes de lo estimado, y bueno, ante la lógica del pelinegro cinco minutos es suficiente tiempo para una buena sesión de sexo. Brian tenía razón, ese hombre tenía el cerebro de escusado.

Roger entró exhausto de grabar cientos de tomas para la misma canción. Su garganta dolía debido a los agudos coros, su cuerpo se sentía pesado ante el esfuerzo de tocar la batería y también se sentía sucio. Estaba bañado en sudor.

Apenas entró a casa y, al ver a aquel hombre sentado supo lo que pasaría. Lo mismo de todas las tardes.

Y así comenzó la pelea.

—¿Dónde carajo estabas? —cuestionó con molestia el hombre pelinegro, poniéndose de pie y dirigiéndose amenazante hacia el menor, quien trago espeso y se sintió pequeño y vulnerable debido a la diferencia de altura y la brusca actitud del hombre de ojos verdes.

El rubio suspiró mientras dejaba su abrigo en el perchero. Hacía frío afuera, y eso se volvía peor debido al sudor que había humedecido su ropa. Estaban a mediados de noviembre. Era otoño y el invierno se avecinaba, aunque Roger no sabía si el frío era causado por el clima o por el miedo que había recorrido su cuerpo desde que cruzó el umbral de casa.

—Trabajando. Freddie tiene una idea buena para una canción. Hemos pagado mucho dinero para que todo salga bien, pero tuve que quedarme unos minutos más para grabar una toma que había salido mal —explicó cansado mientras caminaba hacia el sillón.

Varick tomó su hombro y lo apretó con fuerza, haciendo que Roger jadeara de dolor.

—¿Trabajando? Por Dios, Roger ¡No soy un jodido idiota! —le gritó con furia, haciendo que el menor se encogiera y cerrara sus ojitos azules con fuerza, mostrando que estaba realmente asustado.

—T-Te juro que es verdad. S-Sabes que no me gusta mentir... —susurró apenado y bajó la mirada—. Enserio nos hemos esforzado para esto. Lo siento, pero después de todo es mi trabajo... —volvió a susurrar y después soltó un largo suspiro.