El sol golpeaba su piel bronceada, dibujando una ruta que se perdía en su bañador.
Las miradas de los presentes lo perseguían donde fuera, a pesar de que en Saint Tropez ver celebridades paseando por la orilla Del Mar era algo de todos los días.
Adrien suspiró y se dejó caer sobre la arena caliente.
Oyó a lo lejos a Nathalie gritarle algo, probablemente relacionado con no ensuciarse demasiado, después de todo solo eran quince minutos de beak antes de volver a la sesión de fotos.
Se negó a oír, estaba demasiado ocupado observando el mar que lo rodeaba, aquellas azules aguas, tan azules como los ojos de Marinette... Por supuesto que no, el azul de Marinette era mucho más intenso, mucho más hipnotizante, cegador y...
—Mierda.
Su cabeza hizo un maximo esfuerzo por no caer nuevamente en la miseria, pero la verdad era que se había hundido en ella desde hacía bastante tiempo.
Sacar a la chica de su mente era imposible, lo sabía perfectamente.
De pronto Marinette se adueñaba siempre de cada espacio en el mundo. En su mundo.
Habían pasado dos semanas desde que la verdad floreció, una noche en la que las máscaras cayeron y las intenciones se volvieron aún más confusas.
A sus diecisiete años Adrien conocía el desamor demasiado bien como para temerle. Y fue exactamente aquello lo que le hizo tardar dos semana en darse el valor para pedirle una cita a Marinette.
Aún podía recordar la forma en la que se había sonrojado, aquel inusual brillo que se apoderó de su mirada y como había saltado a sus brazos exclamando un “pensé que nunca ibas a decirlo Chatón”
Él la besó después de eso, rindiéndose ante el impulso endemoniado que abrumaba su cuerpo.
Un contacto certero y correspondido, incrementando la intensidad a tal punto que fue el carraspeo de Alya el que los devolvió a la realidad.
Adrien rió, apretando la arena en sus puños al saborear a Marinette en su boca, el calor de su cuerpo, el sonido de su risa.
De no ser por aquel inesperado viaje de trabajo, en ese instante podría haber estado tumbado junto a ella en algún lugar, devorándola como jamás lo había hecho antes, embriagándose en el calor inusualmente agradable que sentía a su lado.
—. ¡Adrien! ¡Acabó tu descanso! — el chico nunca había odiado tanto a Nathalie y a su padre como en esos instantes.
Se levantó tambaleante, sacando fuerzas de donde ya no quedaban para completar la tortura diaria.
Para cuando volvió al Hotel el reloj ya marcaba las diez de la noche. Se dirigió a su habitación, sonriendo como un imbécil al vislumbrar el nombre de la joven en la pantalla.
Un mensaje que podría alegrar su noche.
"Hola Adrien, espero que estés teniendo un buen viaje"
El mensaje era sencillo y breve, no quería ser melosa, por supuesto para ello debió escribí y borrar más de veinte veces, porque el texto inicial mencionaba varias veces algo sobre cómo se moría por abrazarlo y vivir una eternidad a su lado, pero estaba segura de que tal vez podía asustar un poquito al héroe.
Además, estaba el asunto de que no quería que Adrien pensara que misteriosamente ella se había fijado en él, solo por ser un modelo ultra famoso y millonario cuando siendo Chat Noir nunca se atrevió a corresponderle de tal forma.
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🔞 𝑾𝒆𝒕 𝑻𝒆𝒙𝒕𝒔 【ᴛʜʀᴇᴇ ꜱʜᴏᴛ】
FanfictionAdrien y Marinette eran libres del secreto que tanto les pesaba. Ambos sabían la identidad del otro. Sin embargo, las circunstancias aún les impedían estar juntos. Tras la suspensión de la primera cita que ambos tenían planeada; Adrien, lejos de Par...