Día 06: Babas color petróleo y besos tras la tercera cita.
-¿Podrías ser más cursi?
Eric encoge los hombros, con una sonrisa petulante adornando sus labios. El tono con el que Kyle le pregunta no tiene nada de malicia o algún indicio de que se esté aburriendo, puede tomarlo como un punto a su favor y seguir actuando como alguien que exuda confianza hasta por gusto.
-Bueno, Kahl, te he traído al mejor lugar para nuestra tercera cita, obviamente sé lo que hago.
Kyle gira los ojos y apoya su mentón sobre su palma izquierda, su rostro también muestra una sonrisa divertida mientras escuchan a las personas a su alrededor revoloteando entre las diversas comidas que los meseros les llevan.
Minutos después llega el suyo, colocando un par de malteadas y avisando que sus platos estarán listos en breve, de forma tan seria que lo hace lucir como algún trabajador de buffet o restaurante fino. Los dos muchachos se ríen tras verlo partir, tomando de sus bebidas y compartiendo miradas coquetas para tratar de hacer sonrojar al otro.
El ambiente empalagoso, entre tanto adorno de corazón y serpentinas de colores chillones, debería haber sido suficiente motivo para que ambos rechazaran las invitaciones que ganaron para una cena compartida. Pero, la comida gratis siempre sabe mejor.
No hay mucho que ver cuándo falta poco para las seis de la tarde.
Las tiendas comienzan a cerrar y se pueden apreciar varias prendas de moda y artículos del hogar en los escaparates. Eric ha estado tratando desde hace rato de robar parte del helado de pistacho que le compró a Kyle una vez terminaron su almuerzo, cosa que el pelirrojo evita a toda costa, envolviéndolos en un extraño juego de quién cede más rápido. Algunas personas que pasean con sus hijos los miran con confusión.
Estando cerca de la salida ambos dirigen con disimulo sus miradas hacia los múltiples relojes colocados a los alrededores, estos están instalados en las farolas y parte de la calle sobre diversos edificios que decoran un sitio específico de la ciudad. Las manecillas al pasar son el único sonido que, de un momento a otro, puede escucharse. El bullicio de la gente y los carros avanzando desaparecieron, dejando que la brisa fría de otoño les revuelva los sombreros y los haga acomodarse las bufandas a juego que decidieron ponerse a la hora de salir.
-¿Quieres correr?- pregunta Eric casi en un susurro mientras sus manos se entrelazan con más fuerza con las de Kyle -Podemos llegar a tu casa más rápido.
Kyle niega y exhala con lentitud. Los gruñidos que comienzan a sonar a los alrededores lo hacen mirar a todos lados de nuevo, fijando su atención en el enorme reloj que adorna el edificio de la alcaldía en el centro de la plaza, parece moverse más rápido, luce como una cuenta regresiva ahora que faltan treinta minutos para las seis cuando los dos logran llegar al estacionamiento.
Un hombre está encorvado al lado de un automóvil color rojo, con todo su carrito de compras desparramado y agarrándose la cabeza con fuerza. Los relojes suenan y suenan.
-Regreso en un momento- anuncia Kyle y el castaño estaría listo para decirle que no es tiempo de hacer alguna estúpida compra de último minuto, si no fuera porque su compañero se aferra con fuerza a sus mejillas y le da un largo beso antes de irse corriendo -¡Enciende esa cosa rápido, Eric, volveré pronto!
Cartman solo tiene tiempo de tocarse el labio inferior, notar que el judío estúpido lo mordió dejando una pequeña herida que se combina con el sabor a malteada de fresas antes de maldecir y hacer lo que le ordenó.
Dios, ¿es que nadie sabe que los primeros besos necesitan de un ambiente óptimo para darse?
Eric ingresa por la puerta del piloto luego de forcejear con la cerradura un par de minutos, sin apartar por completo su atención del extraño a su lado hasta que el fuerte ruido de la sirena inunda toda la zona, anunciando las seis en punto y él puede sentir como los pelos se le ponen de punta.
Con rapidez se sube al carro que parece ser propiedad del tipo que ahora está convulsionando en plena calle, tratando de conectar con rapidez los cables bajo el volante para hacerlo arrancar.
Una mano se aferra a la parte baja de sus jeans en el momento en que estaba listo para casi brincar por lograr hacer que el vehículo arrancara.
-¡Oh, no, no lo harás!- grita entonces Kyle llegando de repente y dándole un buen golpe a la cabeza con un bate que probablemente encontró en la entrada del estacionamiento.
Eric lo mira atónito mientras el pelirrojo parece desquitarse con lo que sea que quede de ese hombre ahora que se ha convertido en una masa negra y fea que suelta gruñidos asquerosos.
Kyle se limpia la frente cuando termina, haciendo una mueca de desagrado por ahora estar embarrado en esa sustancia negra, con rapidez se sube al asiento trasero, permitiéndole a Eric arrancar y comenzar a arrollar a otro montón de criaturas que llegaron a causa del ruido.
-Vamos rumbo a la base- explica Broflovski tratando de calmar su respiración, sonriendo con las mejillas rojas -¡Siempre quise golpear a alguien así!
Bueno, Cartman puede estar de acuerdo con eso.
Explicación rápida: en esta especie de AU las personas de treinta para arriba se transforman a partir de las 18:00 en criaturas feas con forma de baba negra a las que les gusta, pues, absorber/comer todo lo que vean. De todos modos a la seis de la mañana vuelven a la normalidad, los que no son asesinados, claro.
Coronado como el segundo día que menos me gustó cómo quedó, creo que podía haberlo hecho mejor, en fin 😎✌.
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✧ 𝗞𝗬𝗠𝗔𝗡 𝗪𝗘𝗘𝗞 ; 2020.
Fanfiction▶Cartman y Kyle en algún lugar, luego de iniciar su relación: A ver si así se me quita lo pendejo. ▶Narrador: Pero lo pendejo era algo inherente a sus esencias, a lo más profundo, puro y auténtico de sus seres, por lo que lejos de quitárseles, iría...