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Días enteros pasaron, el joven soldado estaba aislado de los otros cadetes, por orden propia y porque apenas estaba adaptándose a su nuevo yo.

Solo sigue mi voz -Erwin se movía de un lado a otro intentando orientar a Levi

El joven azabache trataba de calmarse y seguir aquella voz, su respiración era lenta y se movía con precisión, esa imagen era lo suficiente adorable para el comandante el cual solo sonreía e intentaba darle ánimos, obviamente con cierto tiento ya que si Levi lo notaba le cortaría la garganta.

Cuidado.. -Por estar distraído contemplando las facciones del contrario este casi cae al suelo.

Erwin rápidamente le atrapó evitando que callera. La brisa chocaba contra ambos llamando la atención del más bajo.

¿Donde estamos?-Su rostro reflejo una mueca de confusión-

En el Patio trasero.. -Su mano vago por los cabellos azabaches acariciándolos con lentitud- No te preocupes no hay nadie, todos están dentro...

Puedo hacerte una pregunta.. -El otro respondió con un "por supuesto" al no recibir más palabras decidió continuar- ¿El día esta soleado?

La pregunta tomó por sorpresa al rubio.

No.. Va a llover pronto.. -Seguía sorprendido, habló mientras el otro se sentaba en el pasto verde, algo que le extraño aún más pues el joven siempre se quejaba sobre los métodos de limpieza y cuidado- esta nublado y pronto oscurecerá..

Y-Yo.. No voy a volver a ver el cielo.. -Susurro con la voz quebrada- Será siempre la misma oscuridad  del subterráneo..

Aquellas palabras tomaron gran impacto en el Comandante, ver su Capitán quebrado, cayéndose. Siempre tenía presente lo que le había sucedido al Ackerman, vida llena de sufrimiento y pérdida, no quería recordarle eso.

Jamás será igual.. Vas a recuperar la vista Levi -Erwin limpió con su pulgar las lágrimas que se escaparon de aquellos ojos verde oliva-

El azabache ya no dijo más solo pensaba en una cosa, ¿Volveré a ver aquéllos ojos que me atraparon desde el principio?, aquellos ojos azul celeste que adornaban el rostro de su Comandante.

Dejó escapar un suspiro sintiendo las gotas le lluvia caer sobre su rostro. Ambos se levantaron y fueron directo a la habitación del más bajo.

Tardaría en acostumbrarse, estar todo el día pegado de alguien no era lo suyo.


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Ya habían pasado semanas desde lo sucedido, su casta había vuelto, aquel olor dulce que desprendía era inconfundible de un Omega, pero era atractivo su aroma a miel había vuelto.
Tanto su escuadrón principal como el de novatos se habían dado cuenta de eso, atacándolo con preguntas estúpidas "¿Capitán, es un Omega?" o "El soldado Rivaille es un Omega,¿el más fuerte de todos ellos?" . Lo más jodido es que llegó a encontrarse con el imbécil de Nile, un alfa sin pareja el cual no dudó ni un segundo en molestarle con sus comentarios estúpidos. Pero no era el único que se había dado a conocer como Omega, existían tres soldados de la 104 que eran omegas haciéndose pasar por Betas. Al no tomar las pastillas y ser un Omega sin lazo, estaba expuesto a cualquier alfa aún con toda la protección del mundo.

❝Aunque no pueda verte❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora