—K san, estoy bien.— insistía el menor de los japoneses mientras era despeinado por el mayor.
Cuando K se aseguró del estado del menor dejó la habitación aunque no sin antes comprobar que al menos Jay se quedaba con él y se marchó conversando con Seon y Nicholas, abandonando al joven una vez más.
—Hyung.— llamó al chico estadounidense intentando no romperse pero no lo logró y acabó sollozando. —¿Por qué no puedo hacer nada bien? Soy una persona horrible.— Jay intentó interrumpirle pero Ni-ki hablaba muy rápido. —Si tan solo hubiera cedido la primera parte a Heeseung esto no habría pasado, no quiero irme, hyung. ¡Esto es mi culpa!
Ni-ki se echó en la cama sobre su espalda rompiendo a llorar tapándose la cara con el antebrazo, gimoteaba y tenía pequeños espasmos por la respiración alterada. Incluso si en ese momento empezaba a hiperventilar sentía que lo tenía bien merecido, si no hubiera acaparado el centro quizás no tendrían que irse seis de ellos y probablemente no habría perdido a Heeseung. Si fuera alguien más maduro nada de esto estaría pasando. Pero Ni-ki era así y nadie podía cambiarle.
Jay tomó al joven llorón por los hombros para abrazarle, siempre le tendría y sus brazos siempre estarían ahí para reconfortarlo. Quería decírselo, que en solo siete días aquél japonés se había vuelto muy importante para él. Todo empezó con la forma en la que por la mañana no quería levantarse y después era solo energía, era una cosa tan pura para sus ojos. Acarició la cabeza de Ni-ki que ahora estaba apoyada en su hombro y sintió como se mojaba un poco su camisa sabiendo que eran las lágrimas del menor, eso le destrozaba por dentro.
—Nik.— le llamó suavemente. —Eres increíble. Te esfuerzas tanto, siempre estás practicando.— empezó a hablar acariciando su espalda. —Eres un chico muy fuerte, ¿si?
Ni-ki intentó asentir pero solo acabó soltando un sollozó más alto y agarrando la camisa de Jay con fuerza, aferrándose a él, no quería dejarlo marchar; y el chico estadounidense tenía la amistad ideas que él, le acarició la espalda y le reconfortó una vez más: —Voy a estar aquí, contigo.
—Hyung, lo siento.— el más joven se disculpó mil veces más, no quería que todo acabara ahí, si se iban a Ground sería muy difícil volver. —Es todo mi culpa.
Jay se separó del menor y le miró a los ojos fijamente de forma cálida, en sus ojos quedaba claro que tenía plena confianza en Ni-ki y le abrazó, tan cariñosamente que nadie podría superarlo. Porque así era Jay en su vida, insuperable; había llegado hasta él como si nada y parecía que iba a quedarse por mucho tiempo más o al menos eso esperaba y deseaba.
Debido a la intensidad del abrazo ambos chicos acabaron tumbados en la cama abrazados y riéndose, como si estuvieran locos y puede que sí lo estuviesen, porque aunque con presión acumulada por las diez horas que tenían que esperar para la eliminación, habían utilizado más de la mitad para hablar y reír un rato juntos. Porque a partir de ahora serían inseparables.
Pensaba que no estaba mal ser egoísta y eso se lo había enseñado Ta-ki, pero una vez más, había fallado por su culpa.
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La promesa fue el cielo [En Edición]
FanficDespués de todo Ni-ki siempre supo que hay promesas que no duran y después de entrar a I-Land Ta-ki se lo confirmó. Quizás incluso con solo dos horas podía comprobar que las estrellas en el cielo no brillaban de la misma forma sin él, puede que nunc...