Descubrimientos varios.

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Después de una mañana en un museo, lo que más quiero es diversión. Veo a Ignacio. Me despido de Steisy y voy hacia él.

-Ey, ¿te apetece una comida en la playa?-digo abrazándole por detrás, apoyándome en su espalda. Se da la vuelta y me sonríe.

-Pues claro.-Me da un pico y nos dirigimos a la playa.

-Oye, que no me quiero manchar las botas.

-¿Y cómo quieres comer en la playa si no hay arena?- empieza a reírse.

-Pues... No lo sé.

Entonces me coge como a una princesa, de las rodillas y de el costado; apoyo mi cabeza en su cuello. Una vez escogido el sitio, me coloco a caballito en su espalda sin tocar el suelo. Le paso mi toalla y la pone en el suelo. A su lado coloca la suya y, seguido, me quita las botas. Este hecho... Me encanta. Me posa en la toalla y se quita la chaqueta, quedándose en camiseta blanca. Me quito la chaqueta y me tumbo en la toalla.

-Bueno, supuestamente había que comer, ¿no?

-Claro.

Se coloca a mi lado, relajado. Comemos mientras mantenemos una discusión sobre que bocadillo era mejor: el de jamón serrano o el de jamón york.

-Bueno Ignacio, ¿te vienes al agua?

-No, todavía no. Ve yendo.

-Vale. ¡Pero tienes que venir!

-Que sí, pesada.- dice riendo.

No sé por qué, pero me da corte quedarme en bikini. Intento que no se note mientras me quito la ropa.

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Kira no sabe que temo el agua. Así que cuando me pregunta que si iré con ella, no sé que contestar. Sin embargo, ella acepta mi excusa barata.

Tímida, se quita los pantalones, dejando ver unas piernas preciosas. Y cuando se retira la camiseta, soy yo el que deja de respirar. Me sonríe, y se aleja hacia el mar. Sin querer, mi mirada se dirige hacia la parte inferior de su bikini. O en otras palabras, su culo. Y la verdad es que la vista me agrada. Es de estas que son un poco menos "cubrientes". La verdad es que esta chica es todo un potencial físico. No entiendo por qué no se tiene más estima.

A mi izquierda se encuentra el grupito de tíos del curso. Pero en vez de estar atentos a las demás chicas que toman el sol, todas las miradas de ese grupo van a Kira. Empiezan a reír y a hacer comentarios poco apropiados. Sin embargo, vuelvo la vista a ella. Está sentada de espaldas a mí, dejando que el agua le cubra hasta el pecho. Se desata su moño y su pelo cae por sus hombros y su espalda. Interna todo su cuerpo en el agua, de forma que al levantarse para salir del agua, su pelo se pega a su espalda goteando por todo su cuerpo. Se da la vuelta. Esta imagen queda grabada en cada recóndito de mi cerebro. Es perfecta. Empieza a reír por mi ensismamiento y saluda contenta. Se acerca otra vez hacia mí.

-Oye, ¿te vienes? El agua está buenísima. Además, no quiero que los tíos se acerquen. Seguro que me harán alguna aguadilla.-Dice con voz de niña.

-Kira, no me apetece.

-Pues... Si prefieres podemos tomar el sol. Venga ponte, ahora vuelvo, estaré un poquito más y vengo.

Se va y juega un poco en el agua. Me quito la camiseta y la guardo en mi mochila. Me sorprendo pensando que ojalá le guste a Kira. Siempre había dado por supuesto que a las chicas les atraía. Ser repetidor, tener moto y mi apariencia siempre había sido atrayente hacia ellas. Pero con Kira es diferente.

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Le veo sentado sin la camiseta. Está moreno y su físico es impresionante. La verdad es que algo se retuerce en mí cuando pienso en eso. Me sonríe y me observa. Como acto reflejo me hago otra vez el moño. Sonrío y se me ocurre una idea.

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-Venga, tumbate boca abajo.-Sonrío dudoso, pero me dejo hacer. Coge el protector solar y se sienta literalmente en mi trasero. Se inclina y extiende en mi espalda la crema.-Bueno, ¿qué problema tienes con el agua?

-Mmm... El mar no me gusta.-Me masajea la espalda hasta llegar al dobladillo de mis bóxer. Uff...

-¿Y por qué no?

-Es infinito. Nunca sabes donde acaba. Supongo que eso me aterra.- Me masajea los hombros y el cuello.

-Date la vuelta.-Se levanta y me quedo boca arriba. Se sienta a mi lado y continúa extendiendo crema.-Continúa.

-Mmm... Es el reflejo del cielo. En él todos nos miramos. Lo que más me aterra es que de lo grande que es, me hace cuestionarme todo lo que me rodea. Me hace verme tal y cómo soy.- Masajea mi tripa, brazos y cara. Tiemblo por su contacto y también por mi confesión. Me siento como un niño pequeño que ha hecho algo malo.

-Eso es algo muy... Profundo. Gracias por contármelo.-Me besa y sonríe.- ¡Ahora te toca a ti!

-Vale.-Sonrío pícaro. Sonrojada, se tumba boca abajo.-Te toca contarme tu mayor miedo.-Digo impaciente, sin saber lo confuso que me dejaría la respuesta.

-Mi mayor miedo es sentir miedo.

Pero, ¿cuál es tu historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora