Capitulo 1.

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-¡No me atrapas, no me atrapas! -gritó con burla antes de soltar una carcajada ya que su mamá lo había envuelto con sus brazos alrededor de su cintura para poder abrazarlo con fuerza mientras le daba besos en su cuello, haciéndolo soltar más risas.

-¡Te atrape pequeño príncipe! tienes que dormir, ya es muy tarde -exclamo su mamá mientras veía como su niño reía sin parar notando como le empezaba a faltar aire, haciéndola reír.

-¡Pero mamá! Mañana es domingo... -reclamó haciendo un pequeño puchero, pero ya no dijo más al ver la cara de su madre, que indicaba advertencia, solo suspiro y camino hacia su cama arrastrando sus pies en el suelo. Dio un gran salto, cayendo directamente hacia su cama.

-Descansa bebé... -le dio un beso en su frente mientras arropaba a Rubén, el cual abrazaba su oso de felpa y se acomodaba en su cama, también susurrándole a su mama un "buenas noches" mientras la veía salir de su habitación.

Rubén todas las noches veía por la ventana de su habitación, observando las estrellas, las cuales iluminaban la noche, junto a esa gran luna. Siempre pidiendo a los dioses un héroe, uno fuerte y alto, que lo salvara de los peligros, alguien valiente, a quien pudiera demostrar lo que es realmente. Quería que fuera alguien guapo, que solo fuera diferente con el, que tuviera esa confianza, para poder expresar sus sentimientos, los verdaderos.
Básicamente creía que pedía algo imposible, pero supuso que para los dioses nada lo es, y creía firmemente en que algún día llegaría. Toda su infancia lo estuvo esperando, pidió ese mismo deseo cada noche, pero no llegaba. El creía que todos merecían un héroe, hasta las personas más valientes merecían a alguien que se preocupara por ellos sin tener que pedirlo.

Desde la muerte de su papá, tenía un constante miedo a que eso le sucediera a su madre. El murio en batalla, estaban atacando el castillo y gracias a su valentía, se negó a esconderse con los demás, eran demasiados, pero aún así el no se movió y siguió luchando. Hasta que llegó el momento, una flecha atravesó su estómago, lamentablemente no pudo reaccionar a tiempo y cuando se dio cuenta alguien lo había empujado hacia el vacío. Muriendo al instante.

Y se preguntarán, ¿Rubén donde estaba en ese momento?, era refugiado junto con su mamá en la habitación de la cocina, siendo resguardados por al menos cuatro soldados. Rubén se encontraba sentado en el suelo sujetando su peluche de oso con fuerza, mientras cerraba los ojos esperando a que todo acabara. La mamá intentaba mantener la calma para no transmitirle el mismo pánico que sentía ella a su pequeño hijo, acariciaba su cabellera pequeña cabellera color hueso, cantándole una canción a susurros, la cual jamás entendió ya que esta estaba en inglés y el apenas y hablaba español, pero lo sorprendente es que está lo llego a calmar.

"There will come a soldier
Who carries a mighty sword
He will tear your city down, o lei o lai o lord
O lei, o lai, o lei, o lord..."

Dejo de escucharla cuando se quedó profundamente dormido, su cabeza reposaba en las piernas de su madre. Los guardias sonreían con tristeza al ver la bonita escena.

Cuando los gritos, golpes y lamentos terminaron y fueron remplazados  por un profundo silencio. Al momento de salir, su corazón de hizo trizas cuando se dio cuenta de lo qué pasó con papá, no quiso salir de su habitación por semanas, comía muy poco haciendo que su cuerpo se encontrara más delgado y pálido de lo normal, las ojeras adornaban sus ojos y las lagrimas no tardaron en llegar. Se lamentaba por el hecho de no poder haber ayudado en absolutamente nada. Se repetía lo inútil que era.

Así que volviendo al presente, Rubén estaba repitiendo su deseo como cada noche, mientras veía la gran luna, maravillado por su belleza y esplendor. "Desearía que alguien me viera, como yo te veo a ti, mi dulce luna." Susurro para si mismo, sin despegar sus ojos de esta. Si alguien lo pudiera ver en este momento, juraría notar lo dilatados que se encontraban sus ojos en ese momento.

Suspiro esperanzado, y abrazo su peluche con fuerza, acomodándose en su cama, poniendo varias almohadas a su alrededor, le encantaba sentir su calidez, como si alguien durmiera con el, no podían culparlo, estaba solo, tenía a su mamá eso si. Sin embargo sentía un vacío en el que nadie lo había podido llenar aún.

Cerró sus ojos cuando comenzó a escuchar las pequeñas gotas de lluvia estampar con el suelo de su balcón, le relajaba escuchar eso mientras dormía. Lo hacía sentir bien, la combinación de la lluvia, el frío que se hacía con la misma, y sobre todo el sonido. A su parecer era un sonido hermoso.

Lo hacía recordar las veces que jugaba con su papá bajo la misma, siempre usando sus botas amarillas y su sudadera color negro. Jugaban a saltar por los grandes charcos que se formaban o a perseguir insectos para ponerlos en un lugar seguro, lejos de la lluvia.

Lamentablemente desde ese momento, desde el trágico momento, nada volvió a ser igual. Su madre trataba de animarlo, trataba de hacer salir a Ruben y jugar como con su papá, aunque a ella no le gustara jugar con lodo y mucho menos estar bajo la lluvia tanto tiempo, pero el jamás quería.

Pronto se fue quedando dormido, poco a poco, mientras se hacía bolita en su lugar, deseando que su héroe llegara pronto...

Soldier and King  ||Rubegetta||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora