Capítulo 4

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Las clases terminaron Ulises en compañía de Manuela fueron a la cafetería por algo de comer, ordenaron y tomaron una mesa junto a la entrada mientras esperaban su comida. Unos minutos después entró Antonia junto a Emilia sentándose a dos mesas de distancia de ellos, Ulises en seguida notó que ella era la chica con quien había pasado la noche en la fiesta y se acercó a ella.
-Hola, Antonia.-dijo tocando su hombro.
-Hola, eres el chico de la fiesta ¿verdad?.-recordó.
-Si...¿podemos hablar un momento?.-pregunto un poco nervioso y ella asintió. Salieron al jardín.
-Antes de que pienses mal, no te estoy siguiendo, no tenía idea que estudiabas aquí.-explico.
-No te preocupes, no pensé eso. ¿Y porque te cambiaste de instituto?.-pregunto por curiosidad.
-No quise dejar sola en esta cárcel a mi mejor amiga.-dijo señalando con la mirada a Manuela .
-Que lindo, bueno si nos veríamos el Sábado que mejor vernos ahora todos los días.-sonrío.
-Concuerdo contigo.-admitió. Manuela le hizo una seña a través de la puerta de cristal que daba a la cafetería. -Bueno, tengo que entrar ya llegó mi comida.-explicó antes de alejarse de la chica no sin antes besar su mejilla.

Terminando de comer Manuela se fue directo a su habitación, cuando estaba por abrir la puerta escuchó un grito en la habitación de enfrente y después alguien salió de ella, por curiosidad se volteó, pudo ver a la chica con quien en la primer clase había discutido.
-Creo que te equivocaste de dormitorios pero no te preocupes yo sé dónde quedan los de hombres, te puedo llevar.-dijo sarcásticamente acercándose a la chica.
-No tengo duda que conozcas el camino, se nota.-confesó mirando fijamente a la ojiverde.
-Cuidado con lo que dices, Manolo.-se acercó a la chica quedando a escasos centímetros de distancia y la señaló con su dedo índice.
-Si quieres un beso solo pídelo, no eres mi tipo pero haré una excepción.-dijo acercando su rostro a Machu.
-Hazte para allá Lencha, mejor me voy.-dijo antes de desaparecer por el pasillo.
-Nos vemos luego, princesa azteca.-gritó tan fuerte para que la chica escuchara.
Después de esa pequeña discusión entró a su habitación encontrándose con dos chicas, Romina que estaba desempacando y Jessica que tomaba una ducha, conversaron toda la tarde, debían conocerse si querían mantener una buena relación todo el curso. Al parecer las tres chicas tenían mucho en común, fácilmente se hicieron buenas amigas.
-¿Y que se siente ser la nueva?.-pregunto Romina a Manu.
-Nada del otro mundo tía.-se limitó a responder.
-Me contaron de tu discusión con Machu, deberías evitar a esa chica. Su abuela es la directora del instituto.-comentó Jessica antes de entrar al baño.
-¿Machu?, ah la princesa azteca, ¿así se llama?.-pregunto a Romina.
-¿Princesa azteca?...yo que tú mejor no me acercaba a ella, es demasiado prepotente, superficial y se siente la mejor de todos por ser nieta de quien es.-confesó.
-Te gustan las mujeres, ¿verdad?.-pregunto Jessica saliendo del baño, dejando a Romina sorprendida con su pregunta.
-Si, ¿algún problema?.-pregunto frunciendo el ceño.
-Ninguno, mi madre es Lesbiana y vivimos con su pareja. Supongo que ya desarrolle un radar para notar ese tipo de cosas.-agregó acercándose a ambas chicas.
-Que cool.-confesaron al unísono Romina y Manuela.
Platicaron hasta que dio la noche, Manuela era la única despierta en esa habitación y al no poder conciliar el sueño decidió bajar a la cafetería por un vaso de agua.

Antes de poder llegar a la cafetería se encontró en un pasillo con Silverio quien coqueteó con ella durante unos minutos y la beso después, beso que ella respondió pero se vio interrumpido cuando escucharon una voz detrás de ellos.
-No pierdes el tiempo Silverio, hace unas horas estabas detrás de mí y ahora con esta.-dijo mientras ambos chicos giraban hacia ella.
-Oye idiota, a mi no me ofendas.-se apresuró a decir Manuela.
-A mi novia no la insultas ¿ok?.
-¿Tú novia? Por dios, que chungo está esto.
-Solo fueron unos fajes, Machu.-confeso el chico acercándose a la ojiverde.
-Eres un imbécil.-dijo antes de golpear con su rodilla el miembro del chico haciéndolo caer al suelo de golpe para después alejarse del lugar.
-Qué quede claro que ella te botó a ti.-susurró a su oído la chica de ojos cafés antes de alejarse del chico.

Manu siguió su camino a la cafetería mientras trataba de comprender que había pasado hace un momento, sabía que su persona inevitablemente atraía los problemas y hasta cierto punto le gustaba estar metida en ellos pero no podía creer que en tan solo un día pudiese ya tener una enemistad con alguien del instituto, era un nuevo récord para ella.

Tomo un poco de agua de una jarra que estaba en la barra de la cafetería y cuando escucho abrirse la puerta volteo deprisa, era la chica con quien había discutido en el pasillo. No podía creer que se la encontrara en todos lados.
-¿Ser la otra da sed?, yo que pensé que eras Lencha.-admitió.
-No te preocupes aún tienes chance, también me gustan las mujeres.-confesó antes de tomar un sorbo de agua.
-Eres un caso, pero conmigo no te hagas ilusiones.-advirtió en tono serio, tomando asiento en una de las mesas.
-No lo hago, no me interesas. Eres demasiado problemática y suficiente tengo conmigo.-comentó tomando asiento frente a la ojiverde.
-Auch, mi corazón se rompió.-fingió posando su mano en su pecho.
-¿No te cansas de ser tan...insoportable?.-pregunto sarcásticamente.
-Ni siquiera me conoces, Manolo.-comentó.
-No me hace falta, y si sigues llamándome así lo tomaré como una forma de cariño.-explicó poniéndose de pie.
-¿Ya te vas?, creí que apenas iniciaba el coqueteo.-dijo en tono burlón cuando noto que la chica de ojos cafés se dirigía a la salida, pero esta ignoró su comentario y salió del lugar.

Después de unos minutos la chica de ojos verdes también se retiró del lugar, al llegar a su dormitorio entró lentamente para no despertar a sus compañeras y se recostó en su cama. Los ronquidos de Emilia la hicieron reír un poco, ya no recordaba como sonaba eso, ni como alguien tan bonita pudiera hacer esos ruidos, por otro lado Tony dormía en total silencio, como si los ronquidos de Emi no existieran.
Después de dar un par de vueltas en la cama Machu sin querer termino pensando en Manolo, la curiosidad de hasta donde podrían llegar con sus constantes discusiones porque a pesar de llevar un día de conocerse ya habían discutido tres veces y por alguna extraña razón sabía que vendrían más. Tenía que admitir que le gustaba molestar a la chica nueva, a parte era la primera persona que contestaba sus insultos y eso le agradaba.

Manchu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora