Besos. Seokjin es llenado de besos furtivos, algunos en sus mejillas, otros en la piel descubierta de sus clavículas y, solo por momentos, pequeños y suaves choques con la boca contraria. Yoongi se encarga de llenarlo de cariño después de un día agotador. Su pequeño cuerpo enredado sobre el suyo de forma perezosa, con las piernas estiradas a cada costado y las manos revoloteando como mariposas.
Son la primeras horas de un nuevo año, y a pesar de que hay una ligera y fría brisa entrado por la puerta corrediza de la sala, ambos se siente cálidos en medio de los brazos ajenos. Yoongi es suave y hace cosquillas contra la piel del mayor, cuando ríe con descuido.
Después del show de año nuevo, Seokjin sentía la necesidad de afirmar que toda su energía había sido drenada; pero después de un par de besos, se siente como una nueva persona. Se siente mejor después de cada roce y Yoongi también parece hacerlo.
Después de medianoche el cielo se encendió en cientos de colores y las calles se llenaron de personas celebrando la estima de un nuevo año. ¿Un nuevo inicio? Yoongi no sabe si un número puede cambiar todo eso, pero es lindo, —no puede negarlo.
Seokjin sigue usando la misma ropa que usó durante la transmisión del show de fin de año. Un traje completamente negro, con detalles bordados en finos hilos dorados y cada parte siendo enmarcada a la perfección. Su maquillaje fue el detonante de las miradas cargadas de adoración, en especial de las de Yoongi que en ese mismo instante solo desea deshacer el cabello finamente acomodado y seguir jugando con los labios pomposos a su disposición.
—¿Te diviertes? —pregunta el mayor con gracia.
—Es lindo poder besarte.
Compartieron un beso después de las doce, una celebración silenciosa entre ambos. Yoongi se puso de puntitas y Seokjin rodeo el pequeño cuerpo con sus brazos. Fue sencillo, como las muchas cosas que se balancean entre ambos. Tomar el metro fue la parte divertida, correr a la estación y juguetear con las manos entrelazadas mientras caminaban con dirección a casa. Ese día se trataba solo de ambos y de nadie más, —incluso si el mundo entero se hallaba de fiesta. Seokjin se lució frente a las cámaras, probablemente, robándose el corazón de un país entero.
—Me gusta tu camiseta. —Su tono es juguetón y sus manos frías se escurren entre la tela de algodón que cubre al más bajo.
—Es tuya —Yoongi responde con obviedad—, pero se ve mejor en mí.
Hay dos copas llenas de vino sobre la mesa de la sala y los besos furtivos de Yoongi saben a lo mismo. Una mezcla entre alcohol y la locura que causa el amor en su organismo.
—Me gusta tu sabor.
Yoongi sabe al amor de su vida, y con cada pequeño pestañeo y sonrisa puede confirmarlo. Sus ojos brillan, y probablemente resultan como consecuencia del reflejo de la luz o la mezcla de bebidas en medio del amanecer. No saben qué hora es y realmente es lo de menos, cuando ambos sienten que tienen todo el tiempo del mundo entre sus manos.
Los últimos tres meses fueron difíciles y adaptarse a la idea de una separación momentánea era más complicado de lo que creían en un inicio. A veces sus corazones dolían, y a veces sus días se sentían como una carrera imposible contra el tiempo. En ocasiones, y de forma inevitable, sus conversaciones se sentían como una despedida. Con el reloj tintineando y un calendario con la fecha perfectamente marcada, ambos se sienten aterrados, pero, en momentos como esos, —donde no importa nada más que sus bocas tonteando contra la otra, y sus manos recorriendo los lugares que ya conocen con excelencia, la vida parece darles una tregua. Ambos se encuentran mutuamente, como si se trataran de una melodía conocida.
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Tastes just like home. (ksj+myg)
Fanfiction( ksj ; myg) Hay algo bastante curioso sobre el amor, y es que, nada es lo mismo después de él. Una vez que llega, el tiempo se pausa, el mundo parece detenerse por un momento, para luego continuar con su rumbo. Yoongi lo sabe, el amor y la relativ...