¡ 𝑶 𝑵 𝑬 !

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El olor a quemado llegó hasta su habitación, se levantó sobresaltada antes de correr escaleras abajo en dirección a la cocina

—Oh, ¡diablos, diablos, diablos! —se colocó guantes rápidamente y saco del horno una charola de muffins. La colocó sobre la estufa antes de cerrar el horno con una mueca preocupada

Mordió su labio inferior nerviosa, si seguía con ese ritmo tendría que vivir a base de sopas instantáneas y comida comprada

Dejo la charola ahí y volvió a su habitación arrastrando sus pies, donde se encerró frente a su ordenador hasta que sus padres volvieran del trabajo

No contó las horas hasta que escucho la puerta principal ser cerrada y la voz de su padre llamándola una y otra vez

Guardo lo que llevaba avanzado y salió de su habitación directo a el living de su hogar. Su padre estaba ahí, solo con varias bolsas encima

—¿Dónde está mamá? —fue lo primero que alcanzo a preguntar, confundida, siguió a su papá que llevaba las bolsas de comida directo a la cocina

—Vendrá más tarde, le llamaron del trabajo y creo que después de eso irá con Natalia por un par de cosas —respondió el con una leve sonrisa, la pelirroja asintió rápidamente

Vio como la mirada de su padre se detuvo en la charola de muffins que ya no humeaban como lo hacían en un principio, sin embargo tenían un color negro predominante

—¿Tu los hiciste? —pregunto con una mueca parecida a una sonrisa, la pelirroja frunció los labios y asintió

—Queria probar hacerlos de nuevo, pero creo que algo hice mal —vio como su papá tomaba uno de los muffins entre sus manos y le daba una mordida

Lo miro sorprendida, el masticaba tranquilamente sin hacer ninguna mueca o ruido. Parecio tragar rápidamente antes de hablar

—Quitando el que por fuera están hechos un carbón, saben bastante bien — la pelirroja rodo los ojos con una leve sonrisa divertida

—Esta bien papá, no tienes que mentir para hacerme sentir bien —al instante el mayor escupió el muffin en una de las tinas del lavabo

—Es lo peor que he probado, enserio lo siento cariño pero la cocina no es tu fuerte —murmuro mientras lavaba una y otra vez su boca

Annie tomo la charola y tiro los demás muffins con una mueca de preocupación creciente en su rostro

—¿Por qué no sales un rato? Tal vez al centro comercial un poco —el ruloso saco su billetera y le extendió un billete —Comprate algo y después puedes volver a tratar con los muffins, pero yo te ayudaré —solto un suspiro antes de asentir y salir de la cocina —Y Annie —se detuvo mirando a su papá —Compra unos muffins para mí, necesito quitarme el sabor de la boca

( ... )

—Tan mal no pudo estar —la morena trenzaba pequeños mechones del cabello de la pelirroja

—Juro que era enserio horrible —se limito a responder Annie, la castaña solo negó al tiempo en el que rodaba sus ojos divertida

Termino la última trenza y se apartó de la cama

—Bueno, tu papá te dio cincuenta dólares, ¿que compraremos? —pregunto emocionada, la menor rodó los ojos con una sonrisa

—Nada —la sonrisa en el rostro de la morena se cambió a un semblante confundido —Solo comprare los muffins de papá y guardaré el resto

—¿Para que guardarás el resto? Nuestro padres hacen miles de esos, no tienes por qué estar ahorrando si tienes una herencia segura de respaldo —Annie se limito a mirar a su amiga confundida. Chloe volvió a sonreír una vez más, con una idea divertida creciendo en su cabeza

—¿Que diablos piensas?

—¿Yo? Nada —miro sus manos como si fueran la obra más interesante de toda su vida, recibió un almohadazo en su cabeza —Auch, eso duele idiota

—Por eso lo hice —respondio la pelirroja obvia, ganándose una mala mirada de la morena y riendo avergonzada —Bien, dime qué pasa por esa cabeza hueca

—Podriamos hacer una pijamada, y comprar algo de alcohol —murmuro aquello último, con embargo para Annie había sido más que claro al escucharlo

Abrió sus ojos sorprendida por lo que decía Chloe

—¿Te encuentras bien? —tomo la cabeza de la castaña en sus manos y hablo directamente a su oído —¡Jayden si estás ahí más te vale que salgas en este instante! ¡O le diré a tu madre que tienes detención toda la semana!

—Idiota, ¿que te sucede? —la morena se separó sobando su oído

—Perdon, es solo que tú nunca hubieras dicho eso —dijo encogiendose de hombros, Chloe se encogió de hombros —¿Esta todo bien?

—Claro que lo está —se limito a responder en un tono borde, cruzo su mirada rápidamente con la castaña

Frunció los labios sintiendo como sus ojos se empañaban rápidamente

—¡Oh dios! ¡David rompió conmigo! —solto de repente, y con ello las lágrimas comenzaron a escapar de sus ojos, Annie fue rápida y abrazo a la morena que comenzaba a sollozar ruidosamente en su hombro

Se quedó unos segundos en silencio, solo escuchando como Chloe lloraba sin parar. Suspiro fuertemente antes de separarse de ella y tomarla por los hombros

—Escucha, no se que sucedió y está bien si no quieres hablar de eso, pero no creo que el imbécil de David merezca tus lágrimas, ¿Lo entiendes? —la morena asintió pasando sus muñecas por sus mejillas limpiando sus lágrimas

Sus ojos aún estaban cristalizados, sin embargo las lágrimas se mantenían ahí

Respiro fuertemente un par de veces más antes de terminar de limpiar sus lágrimas y acomodar su cabello detrás de sus orejas

—¿Quieres hablar de eso? —se limito a decir la pelirroja, Chloe jugo con sus dedos algo nerviosa. Aún así su voz salió temblorosa en cuanto comenzó a hablar

—El, el solo quería ganar seguidores, me estuvo viendo la cara de estúpida por qué mientras estaba conmigo se mensajeaba con Candela —un par de lágrimas salieron pero las limpio al instante

Annie frunció el ceño molesta, observo como los ojos de su mejor amiga volvía a cristalizada espero se empeñaba en mantenerse firme

—¿Quieres llorar por un momento? —el rostro de Chloe se volvió confundido

—¿De qué hablas? Dijiste que David no se merecía mis lágrimas —un suspiro recibió por parte de la pelirroja

—Se lo que dije, pero todos necesitamos desahogarnos. Si quieres llorar por David hazlo, yo te cuido la espalda —con eso bastó para que la morena estallara en lágrimas de nuevo

Un suspiro inaudible volvió a salir de los labios de la pelirroja, quién sentía como su camiseta comenzaba a mojarse. Sería una tarde bastante larga para ambas

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