Capitulo 8

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Tomé mi celular y suspiré al ver que era Sol.

—¿Hola?—contesté.

—Hasta que te dignas a contestar mujer!—reí.

—Lo lamento, en serio.

—No, no lo lamentes. Sé por que no lo hacías, sucia.

—¡Sol!—reí algo nerviosa.

—Ay Lucía ¡Por Dios! ¡Tuviste sexo con Alex! ¿Quién lo diría?

—Lo sé, lo sé—suspiré—No me lo recuerdes.

—¿Qué? ¡No me digas que te arrepientes!

—¡No!—negué inmediatamente—Solo que, me cuesta asimilarlo.

—¡Ay por Dios, nena!

—¡Soledad Bernal! Podrías ser menos abierta.

—Ya me conoces, y así me amas.

—Cierto—reímos.

—¿Recuerdas que día es hoy?

—No—Me puse a recordar, no era su cumpleaños, ni el de alguien importante.

—Sábado, hoy tenemos la cita para las perforaciones. ¿Lo recuerdas?

—¡Oh!, si, si, si. Ya lo recuerdo, precisamente me puse una blusa que deja ver mi vientre.

—Bien nena, ¿Paso por ti, pasas por mí, o nos encontramos?

—Yo paso, ayer por la tarde me entregaron el auto, y de paso hacemos algunas compras ¿no?

—¡Si! Tarde de chicas—Sol gritó como niña y yo reí.

—Bien, en 5 minutos te veo.

—De acuerdo, cariño. Nos vemos, te quiero.

—Te quiero igual- Colgué y lance un suspiro, me pare frente al espejo y divise mi ombligo.

—Serás perforado en unas horas, bebe—Me dije a mi misma. Reí y tome mi bolso, cerré mi habitación y después salí de casa en camino a casa de mi amiga.

**

—No lo creo, Sol—dije bajando de mi BMW negro, cerré la puerta y active la alarma.

—¡Por qué no!- Dijo mientras me miraba. Comenzamos a caminar.

—Por que si ese pobre vagabundo, hubiese tenido una vida, no se hubiese llamado 'vagabundo'— Hice comillas en la última palabra. Sol se cruzó de brazos.

—Si hubiese tenido una vida, igual sería vagabundo. Por que ese es su destino—dijo y reí, por sus palabras—Bien, dejando al pobre vagabundo atrás. ¿Qué haremos primero?

—No sé, ¿que es lo que quieres hacer tu?

—¿Que tal si nos perforamos primero, después vemos tiendas, y luego comemos?

—Me parece perfecto, Soledad.

—¡No me llames así! Soy Sol, no Soledad.

—Bien, bien—reí, pase mi brazo por su cuello y ella paso el suyo por mi cintura. Comenzamos a caminar, directo a la tienda que se encontraba a unas cuadras.

—Hola Matt- Saludó Sol a nuestro viejo amigo. Él nos perforaría, nos conocimos en un bar y él nos habló de su vida. Ya era viejo, pero parecía demasiado joven. Al igual que su cuerpo.

—Hola, Sol, hola Lucía—saludó—Creí que no vendrían.

—No, claro que si. Solo que la señorita Sol no encontraba su labial rojo—Matt y yo reímos, mientras mi amiga bufaba.

—Ese labial es demasiado importante para mí—hizo un puchero y Matt negó con la cabeza.

—¿Quién será primero?—preguntó.

—¡Lucía!—gritó Sol más rápido que un correcaminos. La miré sonriendo.

—Miedosa—reí. Matt se sentó, y comenzó a darme instrucciones sobre no moverme, que iba a doler, pero sería poco y cosas así. Solo asentí con la cabeza. Sol me tomó de la mano.

Matt tomó un bolígrafo negro y marco la parte que perforaría. Luego me pidió que me sentara en la silla de piel negra, tomo unas pinzas que tenían un circulito en medio, las puso en la parte marcada con negro, y después tomo una bránula, sin soltar las pinzas, adentro la aguja sobre el circulito traspasando mi piel. Gemí un poco y apreté la mano de Sol, quien veía el proceso con cara de miedo.

Luego me dio a elegir entre los aretes que tenía, elegí uno que tenía dos bolitas en los costados, uno por arriba y otro por abajo. Tomó una bolita de algodón con alcohol y froto con cuidado alrededor de mi ombligo.

—Listo- dijo sonriendo.

—Gracias—sonreí y mire a Sol—¿Lo quieres hacer?

—¡Claro!—sonreí y ahora cambiamos de lugar, le di mi mano y Matt tomo otras pinzas iguales, y una bránula. Comenzó a hacer los mismos procedimientos que hizo conmigo.

Después de que terminara la perforación de Sol, pagamos a Matt quien nos agradeció y despidió con un 'Cuando quieran', después salimos de el local. Sol iba con su dramatismo a todo lo que daba mientras yo reía a carcajadas.

Comenzamos a recorrer las más grandes tiendas de Houston, mientras buscábamos ropa, zapatos, y cosas que comprar. Entramos a unas 15 tiendas, donde salíamos con máximo 4 bolsas de mercancía. Agotadas regresamos al auto y dejamos las bolsas.

—Ahora si, a comer!—habló Sol y asentí. Conduje hacía un restaurante de comida china. No tardamos ni 15 minutos en llegar. Dejamos las bolsas en el auto, y bajamos riendo, por una tontería de mi mejor amiga.

Entramos al restaurante y nos sentamos una mesa. Pedimos la comida, y después Sol se quedó paralizada. Lo cual logro asustarme—¿Qué tienes?—pregunté alarmada.

—Na.. Nada.

—No algo tienes ¿Por qué esa cara?—Sol señaló a la puerta y me gire para ver, pues estaba de espaldas. Sentí que mi estomago se retorcía. Él estaba ahí. Se encontraba en el restaurante. 'Dios ¿Ahora que hago?'

—Sol ¡Vámonos!—Fue lo primero que vino a mi mente.

—¿Qué? ¡No, tú estás loca! Nosotras nos quedamos.

—Por favor.

—¿Qué? Lucía, se tenían que ver las caras algún día.

—Si, pero no ahora. Bueno, al menos aún no me ve.

—¿De que demonios hablas?, ¡Alex viene para acá!

—¡Mierda!

𝑺𝒆𝒙 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕 - Lucialex (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora