Paciente 0 (27/08/2004)

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En el camino hacia la cabaña lo miraba de reojo para asegurarme que todo estuviera en orden, mis pensamientos iban a mil por hora, no era menos en una situación como ésta

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En el camino hacia la cabaña lo miraba de reojo para asegurarme que todo estuviera en orden, mis pensamientos iban a mil por hora, no era menos en una situación como ésta. El camino se me hizo mucho más corto de lo que imaginé es que en una situación así estaba tan fuera de mi que simplemente todo parecía ir mucho más rápido. Cuando finalmente llegué pude visualizar a John caminando nerviosamente de un lado a otro, estaba esperándome muy impacientemente en el porche de la casa. Al bajar del auto pude notar a un Adams intranquilo porque yo dijera algo de una vez por todas.

    —Bien, ya está. Lo traje en el auto, ni siquiera chilló, está dormido.

    —Eres una genia, ¿de verdad no hizo escándalo?, eso es nuevo ja ja ja. Ya sabes como son...

Mientras el iba a traerlo yo arreglé todos los instrumentos junto con el virus, y el que John cree que puede ser la cura, en realidad yo no lo creo, porque es la cura de eso no hay duda.
Cuando John llegó al laboratorio agarrando a la criatura yo me adelanté y la tomé entre mis brazos para así dejarla en su lugar y mantenerla segura, para que no intentara escapar o algo por el estilo. Esto no podría salirnos mal y una huida era lo menos que queríamos que pasara.

Esperamos varios minutos para que despertara y así ponerle el virus, un cáncer terminal. John se adelantó y le dio la inyección, en unos cuantos minutos el virus tendría que estar haciendo su trabajo, aunque para asegurarnos más tarde le haríamos un procedimiento para estar seguros del todo. No tardó demasiado para que el paciente cero despertara de su sueño, así lo habíamos bautizado junto con Adams por ser nuestro proyecto, paciente cero nos pareció algo cool. Si bien no es nuestro primer paciente en realidad, decidimos no contar los anteriores ya que éste sería el definitivo, nos dará todo lo que estuvimos esperando por meses.

El paciente cero estaba tan asustado que quiso huir, cosa que no pasaría ya que nosotros obviamente somos más rápidos e inteligentes. Cuando chequeamos que todo iba bien lo cedamos nuevamente, esta pequeña cosa no dejaba de chillar, ya nos tenía irritados completamente. Luego de que todo volviera a estar en silencio comencé por hacer la biopsia, para saber si ya todo estaba como debería estar.
Comencé extrayendo un pedazo de tejido, para luego observarlo en el microscopio. Lo bueno de hacer una biopsia es que sabes con exactitud el diagnóstico de las enfermedades que el paciente puede tener.

    —Afirmativo, está infectado. — Hablé mientras miraba a John.

    —Bien, ahora lo dejaremos así, ya mañana pondremos a prueba nuestro suero número uno, o quizá podamos colocarlo hoy y ver cómo está todo mañana. ¿Qué dices?

    —Me parece bien, probemos hoy el suero.

Comenzamos a pasarle el suero vía intravenosa para luego irnos a descansar.
Mientras esperaba que el suero estuviera completo, mi mente divagó unos cuantos segundos, me di cuenta de que todos somos unos animales, más allá de que seamos descendientes de estos unos tenemos más utilidad que otros, digo, con solo ver cómo se encuentra el paciente cero, me di cuenta rápidamente. Cuando comenzó a despertar y nos miró con esos ojos temerosos, comprendí que ahora nosotros tenemos el poder.
En este momento nosotros somos el gato que en cualquier momento se comerá al ratón.. no hace falta explicar ni siquiera quién es el paciente cero en este caso.
Lastimosamente lo utilizaremos para nuestro beneficio nos guste o no, sin importar que tan cruel llegase a ser todo.
Pobrecito, cayó en manos equivocadas.

              .       .       .       .

A la mañana siguiente me levanté por el olor a café que venía de la cocina, cuando entro en esta me encuentro a John con una taza en la mano.

    —Buenos días, aquí tienes tu taza.  —dijo pasándome dicho objeto.

    —Gracias, ¿estuviste en el laboratorio? — Pregunté mientras absorbía un poco de la bebida caliente.

    —No, estaba esperando que despertaras para que podamos ir ambos.

    —Bien, termino mi café y vamos.

Cuando dejé vacío mi cuenco, nos dirigimos hacia el laboratorio, antes de entrar nos colocamos las batas y nos pusimos alcohol en gel, luego los guantes. Era una costumbre hacerlo, pero en esta situación era sumamente necesario trabajar con delicadeza e higienización.
Al bajar del todo John ya se encontraba observando los avances del paciente.

    —Bien, ahora el ritmo cardíaco está bien, en la madrugada se vio un incremento de la temperatura, efectos secundarios. — Habló mirándome.

    —Anotaré lo de la fiebre y también que su pelaje se está desprendiendo, mira.

    —Si, quizá sea un mal necesario. Es decir, es como la quimioterapia que a las personas les hace caer el pelo, esto es lo mismo.

    —Mantendremos vigilado de cerca eso, por las dudas de que sea algo negativo John.

Mientras miraba esos ojos llenos de temor y pánico me perdí en mis pensamientos...

  "—Mamá, mamá, ¿dónde está mi mamá?"

Sacudí mi cabeza mientras dejaba esas cosas a un lado, un animal no preguntaría, ya que no pueden hablar. Lo miré por última vez mientras mi compañero continuaba haciéndole pruebas, sin ni siquiera anestesia. Los gritos desgarradores que soltaba me ponía los pelos de punta. Pero de este modo podríamos ver hasta cuanto es capaz de aguantar. Podríamos llegar más lejos probando distintas cosas en un día, y no tener que esperar horas y horas para poder hacer algo. Admitía que sentía pena por esa alimaña, pero no podía hacer nada, aunque tampoco quería hacer algo para ayudarlo.

    —¿Estás bien? — Me cuestionó John.

    —Creo que si. ¿Todo esto es por una buena razón no es así? — Pregunté mientras recordaba lo que había dicho hacía unos segundos atrás "tampoco quería hacer algo para ayudarlo".

    —Esto es lo que necesitábamos Emma. Es sumamente necesario.

    —Tienes razón. ¿Dices que nos haga bien seguir tratándolo como un animal? Digo, ya sabes... no quiero quedar loca en un futuro recordando esto.

    —Hay que tratarlo y llamarlo por lo que es. De ese modo no podrás mortificarte ya que sabrás que estás haciendo. Así no atormentarás a tu mente y a ti misma con pensamientos o imágenes que son irreales.

    —Tienes razón. — Necesitaba eso, escuchar esas palabras para poder seguir adelante, para quitarme la poca empatía que me queda y reemplazarla por una coraza de insensibilidad.

    —¿Cuál es el nombre del paciente cero y su edad? — Interrogó Adams mientras esperaba mi respuesta para anotarla.

    —Peter Anderson, tiene cinco años.

            Hola queridos saltamontes 🦗

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            Hola queridos saltamontes 🦗

Espero que les haya gustado mucho el capítulo.
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Salvando al culpable (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora