Cosecha.

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Finnick.

Desperté en una blanca habitación llena de lujos con olor a un perfume dulzón, a mi lado se encontraba un desnudo cuerpo con cabellera rosa fuerte y piel brillante, cerré los ojos con fuerza respirando el asqueroso olor, después de un rato los abrí y mire la hora, 3:45 a.m, con un fuerte suspiro me levante y cambie.

Hoy sería la cosecha por lo cual tendría que viajar a mi distrito para volver con dos chicos y lanzarlos al matadero, sonaba tan alentador como la noche que había tenido. Mire una vez mas a el cuerpo tumbado en la cama tenia unos cuantos kilos demás, y en su mano una brillante hoja de papel,  mi pago, lo tome y salí de ahí.

Las horas en el tren pasaron rápido, mis ojos no se cerraron ni una sola vez en durante viaje, cuando llegamos podía sentir el calor en mis mejillas, el claro mar se notaba desde mi ventana del lugar que solía ser mi hogar, ahora era solo un recuerdo de donde solía ser feliz. El tren paro en la estación prepare mi sonrisa y baje.

En el edificio de justicia ya estaba Mags, con el otro vencedor, la hora ya casi se acerca me ponía los pelos de punta.

Sarag Bleidon una mujer con piel verde y cabello intensamente rojo nos condujo al escenario provisional, ya ahí podía notar los rostro de todos los del 4, sentir sus miradas de terror, coraje y angustia.

El alcalde comenzó a contar la ya tradicional historia de como los rebeldes de Panem perdieron contra el Capitolio en los días oscuros, y como castigo cada año se celebran "Los juegos del hambre" donde cada distrito ofrece a un chico y una chica como tributos para pelear a muerte en una arena, con un solo ganador el cual tendrá fama y fortuna eterna.

Cuando el alcalde término Sarag nos presento, comenzó con Mags, siguio con Julius y termino conmigo.

-Es un placer enorme estar aquí. - Fue lo único que pudo salir de mi boca y de el asqueroso discurso.

Sarag tomo el micrófono y comenzó.

-La hora a llegado y como cortesía primero las damas- dijo con la voz chillona del Capitolio, metió la mano en la enorme tómbola y con esa ridícula sonrisa dijo.

-Annie Cresta.

Mi mirada se fijo en la flacucha chica de cabello castaño con hermosos ojos verdes, la hija de los dueños de la tienda de redes, recuerdo el momento en el que la conocí tenía seis años, la única niña del cuatro que no sabía nadar, los niños la miraban con rareza, pero era cierto que desde que nacemos prácticamente nadamos en vez de caminar, ella lloraba en una esquina.

-¿Oye estas bien?- Pregunté y la pequeña que no estaba hecha para llorar me miro.

-Te burlaras- Dijo sin vacilar y cansada de las risas.

-Si me burlo pescare un pez payaso para ti - La pequeña me miro con curiosidad y asintió.

-Yo, no sé nadar- Trate de mirarla con sorpresa pero era obvio que todos lo sabían y lo único que yo quería era que dejase de llorar.

-Eso no es problema, yo te enseñó será fácil- Su sonrisa fue tan amplia y hermosa que aún teniendo diez años mi corazón sonó fuerte.

Le tomó dos días aprender, me convertí en su primer amigo, pero no en el más duradero.

Annie subió y nuestras miradas se cruzaron, Sarag le dio una sonrisa y prosiguió con la cosecha.

-Fergus Ryan.

Tras el siguiente nombre solo note a Annie palidecer.

Even The Scars ~Fan-Fic~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora