Capítulo 31

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Se sentaron en el baño de Myrtle la Llorona, frente a frente, en silencio

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Se sentaron en el baño de Myrtle la Llorona, frente a frente, en silencio. A pesar de que las manos de Scorpius picaban por la necesidad de tocar al otro chico, las mantuvo en su sitio, cauteloso. No sabía qué hacer ni cómo comenzar la conversación, lo que era extraño, puesto que hablar con Albus siempre había sido algo sencillo. 

¿Debería contarle sobre Beverly?, ¿Quizá explicarle las razones por las cuales él no era buena influencia?

El chico no le dio tiempo para decidirse:

--Entonces--comenzó, mirando hacia el suelo con incomodidad y pasando una mano por su cabello, gesto que los Potter parecían compartir a la hora de estar nerviosos--, sabes que te quiero, ¿Verdad?

El corazón de Scorpius se desgarró un poco ante esas palabras. Aun así, no respondió. Se limitó a alzar la mirada hacia el chico, en silencio, buscando cómo expresarse.

"--Te quiero porque eres una buena persona--Albus dijo, inclinándose y enredando sus brazos. El calor corporal de este le invadió el cuerpo en cuestión de segundos, embriagandolo con su presencia, la cual había extrañado mucho. Sus palabras, sin embargo, fueron lo que realmente llegaron a él, rompiendo sus paredes e instalándose en su mente;--, y tu compañía, la seguridad que siempre brindas, hace que me sienta bien conmigo mismo, cuando nadie jamás había logrado algo así. 

--Albus--Scorpius suspiró, al verlo acercarse.

La estancia se había convertido en pura electricidad, arrastrándose sobre su piel y encendiendo cada centímetro de esta. 

--No te quiero por tus notas--el chico le ignoró, alzando sus manos para envolverlas alrededor de su rostro--, ni por lo que las personas piensan de ti.

--Pero sí puedes odiarme por ello--simples palabras, pero parte de grandes verdades. Scorpius evadió su mirada, aunque su rostro aún era sostenido por las manos del chico--, sobre todo luego de lo que te hicieron, Albus. Jamás podría perdonarme si algo te pasara.

Albus le sonrió, inclinándose y dejando un suave beso sobre sus labios. 

--Que digan lo que quieran--susurró, contra estos, sabiendo que Scorpius se rendiría con facilidad--, y que hagan lo que quieran. Sé que tú jamás, a diferencia de ellos, harías algo para lastimarme.

"--Cuando se den cuenta de que no nos separaremos, a pesar del odio, nos dejarán en paz. 

--¿Y si no lo hacen?--Scorpius murmuró--, ¿Y si vuelven a hacerte daño?

--El chico de Gryffindor fue expulsado--Albus se apresuró a contestar--, sus padres vinieron a buscarlo ayer por la noche. Él no estará aquí y, de todas formas, ¿Quién necesita el apoyo de desconocidos?--su voz tembló un poco, pero la determinación en sus ojos eran enorme--, si no creen que estemos bien, como sea. Siempre tendremos a nuestras familias, amigos y a nosotros mismos.

Scorpius asintió, lentamente. Sabía que era cierto. La única persona medianamente importante en su vida era Draco, su padre, y ahora Albus; ¿Por qué oír lo que Beverly, quien no sabía nada sobre él y su vida, tenía para opinar? Tal como cuando salió del armario y media escuela se pasó años hablando sobre el mortifago gay, ¿A quién le interesaba, cuando Scorpius sabía cuánto él valía?

--¿Estás seguro?--preguntó, retrocediendo al último instante--, sería terrible que me odies.

Era lo más sincero que había dicho en mucho tiempo, sin bromas, coqueteos ni falsas expresiones. 

Albus lo miró con las cejas fruncidas.

--Sabes que jamás sería capaz de odiarte--dijo, y eso fue todo.

Se besaron como si fuera la primera vez. Scorpius no notó cuánto había dejado de disfrutar las cosas hasta que Albus se encontró sobre él, con las piernas a sus costados y las manos en su nuca, atrayendolo aún más cerca: el beso era descontrolado, ligeramente desenfocado, pero contenía más pasión que cualquier otro.

Albus tiró de su túnica, mientras Scorpius movía su boca hacia la mandíbula de este, mordiendo con cuidado. Sele ponen los pelos de punta cuando sus lenguas se tocan y la parte baja de su estómagose revuelve, cálida, un extraño deseo que se expande desde allí hasta su pecho.

Todo es demasiado. Albus, su toque, el calor, deseo; Scorpius no pensaba detenerse. Sigue adelante a pesar de que la inseguridad se enrolla en su estómago, exigiendo atención, y permite el paso a todos aquellas sensaciones que Albus provoca. Es embriagante. Quiere todo lo que Albus es, y mucho más.

El chico soltó un ruido estrangulado, tirando de su cabello, y la situación podría haber sido perfecta si no fuera porque una voz los interrumpió, sobresaltandolos:

--Es como ver a tu padre con Malfoy--Myrtle dijo, haciendo que ambos se pusiera de pie con rapidez y casi desesperación, acomodando su ropa y cabello con manos intranquilas. Ninguno de los dos comprendió gran parte de las palabras del fantasma, puesto que se encontraban más preocupados en la audiencia que había tenido ante tal intimo momento;--, antes de que se pelearan y dejaran sangre por todo el suelo.

--Sí, bueno--Albus dijo, mientras Scorpius murmuraba "pervertida" por lo bajo--, no tendrás que vernos más. Adiós.

--¿Significa eso que continuaremos esto en la habitación?

Albus rió, poniendo los ojos en blanco y tirando de él hacia la salida. Lo último que necesitaban era que Myrtle intentara colarse a la habitación de Slytherin.

"--¿Qué fue lo que dijo?

--¿Eh?

--Sobre tu padre y el mío, ¿Oíste lo que dijo?

Albus sacudió la cabeza, frunciendo el ceño. No estaba prestando atención.

--Ni la menor idea--contestó--, ¿Imaginaciones suyas, quizá?

--Eso espero.

Scorpius resopló, aunque la idea permaneció en su mente un poco más, mientras ambos bajaban las escaleras y se encaminaban hacia el Gran Comedor, casi sin notarlo; después de tanto tiempo separados, cada uno en una página distinta, volvía a emerger aquella seguridad que los rodeaba. Pronto se encontrarían retornando a su inigualable rutina, y Albus no podía esperar a que así fuera. 

No se arrepentía de haber aceptado hacer un favor a McGonagall, tanto tiempo atrás. Quizá, si hubiera dicho que no, jamás podría haberse quitado esos prejuicios que tenía hacia Scorpius y no llegaría a conocerlo o tener tal especial conexión con él.

"--¿Crees que tuvieron algo?

--¿Qué?--el amor se esfumó.

--Draco y Harry.

--Merlín--Albus gimió, alzando sus ojos hacia el cielo raso--, no hables de nuestros padres cuando pienso en tener sexo contigo. 

Scorpius alzó las cejas, coqueto.

--¿Piensas tener sexo conmigo?

--Callate.

Con una sonrisa, Albus entró al Gran Comedor. 

 

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Moהotoהía (SCORBUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora