Capitulo 72

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Lara.

Estaba un poco más calmada, ya había tenido 3 encuentros con Santiago para nada agradables en esta estúpida fiesta.

Sabía que tal vez no tenía que meter en su asunto de faldas, pero quería solo hacerle pasar pena un rato.

Anastasia y Jhon llegaron a la barra, más felices que recién casados.

–Que bien se ven. - me reí.

Jhon y Anastasia se miraron y rieron también. Tortolos.

–Mas que bien. - respondió Jhon que le ponía detrás de la oreja algunos cabellos sueltos de Anastasia.

Estaban enamorados y Jhon le había dado una prueba de amor a Anastasia. Era solo un poco de lo que era capaz de hacer.

Estuvimos charlando mientras yo servía nuestros tragos. Yo a pesar de todo disfrutaba mi noche. No estaba ni molesta, solo relajada.

Anastasia reviso su teléfono y su cara se puso del color de una hoja. Se puso pálida.

Como si fuera visto un fantasma.

–Amor estas bien? - Pregunto Jhon, Ana no hizo nada. Seguía mirando el teléfono.

–Ana que pasa? - le estaba a punto de quitar el teléfono, pero lo retiro rápidamente.

Algo estaba mal.

–Que pasa Ana, muéstrame ya. - y se lo pude arrebatar de las manos.  

Ana recibido como un tipo de invitación. Estaba confundida la razón de su reacción con esto. Era una invitación de colores pasteles.

La acerque para leer mejor.

Estas invitado a nuestra boda:

Decía el nombre de Jeremi...

¿JEREMI?

No quise seguir leyendo.

Se casaría de nuevo...

Sentí como mi corazón se rompió en mil pedazos, se hizo un hoyo debajo de mí y caí. Estaba en lo más hondo. Las lágrimas quemaban mis ojos.

–Desde cuando sabias que se casaría? - pregunte a Anastasia mientras dejaba el teléfono en la barra.

–Te quería decir sobre eso, pero me dijiste que no querías saber nada sobre Jeremi. Sabía que era mejor que te enteraras por mí a que te enteraras así. - dijo.

Con la manga de mi camisa me seque rápidamente una pequeña lagrima que salió.

–Lara, Lara dime que estas bien, yo...- Anastasia estaba aún más pálida. Sabía que se sentía mal. Estaba preocupada por mi.

Jhon no sabía que comentar, pero vi su cara de tristeza al ver mi cara.

–Discúlpenme un momento. - dije y me fui rápidamente al tocador.

Escuché a Anastasia llamarme desde lejos, pero yo solo seguí y entre en seguida.

Entre a uno de los baños y me desplome. Cada parte de mi sistema nervioso vibraba todavía por Jeremi. Aunque me repitiera una y otra vez que no.

Que cada hueso de mi cuerpo todavía seguía ahí, cada parte de mí. Cada parte de mi piel. Seguía ahí amarrada a él. Y junto a él, mi corazón.

Por un momento pensé que moriría por amor, pero me guarde eso para mí sola. Pensé que nunca lo superaría.

Me cree un cuento de hadas que solo estaba viviendo yo sola. Con castillo y traje de bodas.

Pero él se encargó de destruirlo todo. Y ahora estaba formando su vida como si nada. Se volvería a casar.

Daría ese paso que estuvo a punto de dar conmigo, ahora lo daría él. Pero sin mí.

A veces me sentía confundía, como odiar a alguien que habías amado más que tu propia vida?

Pero nadie, absolutamente nadie. Odiaba a nadie que no amaba. Solo del amor al odio había un paso. Lo sabía. Todos estos sentimientos de confusión habitaban en mí.

Nunca más creería en un hombre, no volvería a caer. Había dejado todo en el pasado, pero que hacías cuando el pasado salía a la luz?

¿Afrontarlo o seguir huyendo?

En mi caso, solo hundirme. No podía reconstruir lo que ya estaba roto.

Escuche ruidos afuera. Metí la cabeza entre mis piernas para mientras reprimía mi llanto.

Escuche un poco de golpes y como una puerta se abría.

En seguida escuche como gemidos. Y con ellos el nombre de Santiago.

No podía ser. ¿Porque tenía que conseguirme siempre a las personas teniendo relaciones sexuales en el baño? Y ahora era el inútil este en plena acción. Me seque rápido las lágrimas.

Decidí salir e interrumpirlo. Otra forma de venganza contra él.

-En los baños públicos no se tiene sexo. - dije mientras tocaba la puerta.

Ellos salieron de inmediato todos desarreglados.

Me hice la sorprendida al ver a Santiago.

Santiago en cambio. Estaba molesto. Lo podía sentir.

–De paso ahora me eres infiel. - dije.

–Infiel? - dijo su compañera rubia.

–No creas nada de lo que dice. - dijo Santiago.

–Créelo. Este chico es un patán. Llevamos dos años de relación y lo que ha hecho es ser infiel con todas sus amiguitas. Siempre me hace lo mismo. - dije.

–DOS AÑOS? - Pregunto ella.

–Eso es una completa mentira, LARA NO MIENTAS ASÍ. - me tomo del brazo.

–Suéltame. - me solté de su maltrato. - Si, dos años. Las amiguitas que trajo hoy, también han hecho lo mismo con ellas. - la chica miro a Santiago impresionada y le dio una cachetada y al momento salió del baño.

Santiago se puso las manos en la cabeza y de inmediato cuando volteo de nuevo me empujo contra la baldosa fría del baño público.

–Te dije que me dejaras en paz. - dijo muy cerca.

–Te dije lo mismo y aquí estamos. - sus ojos azules estaban oscuros.

Lo empuje de regreso.

Estaba a punto de volverme a empujar. Pero le di un ultimátum.

–Déjame en paz, si me vuelves a empujar no sabrás después de ti. - dije saliendo del baño.

Supe que Santiago me seguía, pero desaparecí entre la multitud y salí del lugar. 

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora