Capítulo 54

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Esa mañana en la escuela ya nadie prestaba atención a nada. Estábamos a nada de terminar las clases y ya nadie quería oír hablar de estudiar.

Thiago quería festejar a cada rato lo de Talleres y ya estaba hablando con nuestros compañeros de cómo festejaríamos en la cena de egresos, donde, <y no es detalle menor>, teníamos canilla libre.

Ya no teníamos educación física ni entrenamientos después del colegio y había materias en las que los promedios ya estaban cerrados y nos dejaban solo pasar el rato sin hacer mucho lío. Todo era más tranquilo, y flotaba en el aire un espíritu de despedida.

Nos habían llamado a algunos de nosotros para ir a dirección después de hora, y como a mi chico no le habían dicho nada, se había ido a casa a preparándose para la noche.

Por el grupo seleccionado que estaba esperando fuera de la oficina de la Garibaldi, podía adivinar que no serían precisamente felicitaciones lo que estaban a punto de darnos.

—Acosta, Bianca. – dijo la vieja, asomándose con cara de limón al pasillo en donde estábamos y no me quedó otra que seguirla dentro.

Me senté en la silla que quedaba frente a su escritorio y puse los ojos en blanco cuando la vi chequear entre sus carpetas. Ni que no supiera lo que estaba por decirme...

Seguramente que debía más de diez asignaturas y que tendría que quedarme rindiendo en el establecimiento hasta que me crecieran canas. Nada nuevo, ya me había preparado psicológicamente para volver en el verano a verle la cara.

—Bueno, Bianca. – dijo poniéndose muy seria. Más de lo que normalmente era. —Estuvimos hablando de tu caso con el resto del grupo docente, la psicopedagoga y tu preceptor, y hemos tomado una decisión.

—¿Mi caso? – me reí con sorna. —Tengo algunas materias con malas notas, no es para tanto.

—Te llevaste todas. – dijo y alcé las cejas porque me había sorprendido. Mierda. ¿Ni una había aprobado? —Además de eso tenés muchas inasistencias y amonestaciones, no podemos dejártela pasar.

—¿Y qué van a hacer, echarme? ¿Ahora? – pregunté aterrada.

—No, nunca te echaríamos, todo lo contrario. – dijo, y hasta pareció apenada. —Pero tenemos que hacerte repetir quinto año.

Fue como si me hubieran dado un golpe en la cabeza. Sus palabras retumbaban sin sentido como un eco, que me había dejado totalmente aturdida.

—No, imposible. – dije, preparada para ponerme de pie y salir corriendo. —Ni en pedo me quedo un año más.

No podía, tenía planes.

—Lo siento muchísimo Bianca, pero esa es tu única opción. – cerró las carpetas y se acercó más a su mesa, como si me fuera a hacer una confidencia. —Puede parecer que siempre te tuve entre cejas, pero en realidad, estuve defendiéndote.

—¿Defendiéndome? – pregunté confundida y llena de furia. —Haciéndome repetir el año... wow. Mejor no me defienda tanto.

La directora ignoró mi arranque y suspiró agobiada.

—Durante todo el año varias personas vinieron a pedir por tu expulsión. La profesora de Ciencias me contó que se había quedado muy asustada por tu nivel de violencia. – explicó. —Intercedí a tu favor todo lo que pude, Acosta, pero no hacías más que darles excusas a los demás para sacarte de la escuela, y yo no lo permití.

Negué con la cabeza, ofuscada.

—Bueno, le agradezco. – empecé a decir. —Pero si tengo que hacer el año de nuevo, prefiero no recibirme y listo.

1 - Perdón por las mariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora