Sí tu no estás

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Un mes había pasado rápidamente y Yoongi se sentía como antes de haber viajado a NYl, regresando a Londres lugar donde había conocido a la que había decidido amar para el resto de su vida, Zai, su bella y muy hermosa novia.

Zai no era lo mismo desde que regresaron de NYl, no se comportaba como la novia dulce y atenta que era antes de viajar a esa ciudad y comprendió que él al igual que ella, había cambiado.

El peso en sus hombros se sentía pesado aún, pero por algun motivo su alma se sentía muy liviana e incluso libre y no sabía porque y tampoco tenía la intención de descubrirlo.

—Regresaste, ¿eh? —una voz conocida se hizo presente, haciendo que comenzará a sentirse pesado nuevamente.

—Kim —dijo el nombre de su amiga de infancia.

—Edna me contó todo.

Yoongi chasqueo, Edna nunca podía mantener la boca cerrada ni porque se lo pidiera como un favor. Se había sentido culpable con el sermón de Edna, no quería saber como se sentiría con el de Kim pues sus palabras aunque calmadas, siempre eran una espada de doble filo.

—Tenía que...

—Tinii qii hicirli —interrumpió Kim muy furiosa por lo que ese espécimen de alfa que tenía enfrente iba a decir, todo era diferente ahora, lo sabía, pero no podía dejar que su amigo siguiera siendo un ciego con su destino —. No te conozco, Min Yoongi, se que ese maldito pollo te lastimó y lo odio por eso, eres mi mejor amigo y siempre lo seremos, pero, ¡Dios, Yoon! Huiste como un idiota.

—Te pones del lado de Jimin —dijo Yoongi un poco ofendido llevando una mano directo a su pecho, al lugar en donde se ubica el corazón —.  ¡Me lastimó, usó y desechó!

—Pude comprenderte la primera vez porque estabas enfermo, pero, ¿Qué excusa vas a poner para esta? —preguntó, viendo inmediatamente como Yoongi agradaba los ojos al máximo, si no fuera una situación de vida o muerte como esta se hubiese reído por lo ridículo que se veía, pero alguien la estaba pasando realmente muy mal y debía hacerlo entrar en razón.

—Y-yo...

—No vayas a decir que tuviste miedo y te sentiste mal cuando lo viste —dijo interrumpiendo nuevamente a su amigo —, porque desde que el jefe te dijo que irías a NYl por motivos de trabajo, sabías que había altas posiblidades de encontrarlo al ser él el siguiente jefe de esa empresa.

Yoongi entonces se quedó sin palabras , no sabía cómo podía refutar a su amiga y mientras él entraba en una de sus crisis existenciales, Kim aún tenía su semblante tranquilo a pesar de haber soltado semejantes palabras con filo hacia su persona, cortandolo y haciendo pedacitos de sí.

—Sabías que podías decir que no y de hecho el jefe te dijo que no era obligación que fueras, pero aún así, sonreiste hacia él como nunca antes lo habías hecho y aceptaste —siguió con sus palabras Kim, queriendo que su mejor amigo finalmente encontrará una respuesta final para todas sus dudas y malestares, y por fin fuera realmente feliz —. No pensaste en el jefe que te hablaba, ni en mi que me encontraba al lado del jefe ni mucho menos en Zai que te esperaba en casa, posiblemente haciendo los quehaceres pensando en ti con una sonrisa en su dulce rostro.

—¡CÁLLATE! CÁLLATE... cállate —pidió Yoongi al sentir como su cuerpo comenzaba a temblar, producto de pensar en  aquellas palabras que se instalaban en su corazón justo como una daga.

¡Era verdad!

¡Todo era una estúpida y cruel verdad!

Yoongi se dio cuenta que por más que quisiera encontrar algo en contra de las palabras de su amiga, nada funcionaría, ni siquiera una insípida mentira, todo era una asquerosa verdad.

Volvió sus recuerdos a ese día y se dio cuenta de algo:

Cuando el jefe le dijo que regresaría a Corea justo a la región de NYl, el mismo se encontró siendo malditamente  felíz y sonriendo como un estúpido porque sabía que tendría altas posibilidades de ver a su pollito.

¡Su maldito pollito destinado a él  y sólo a él!

Lágrimas bajaron por la piel blanca de sus mejillas, sintiendo sus entrañas revolverse unas contra otras haciendo que un deseo de vomitar invadiera a sus papilas gustativas con ese amargor repulsivo que le alentaba a hacerlo.

—Sabes que es verdad y por eso te sientes tan culpable, pensaste sólo en ti junto a ese pollito al cual no conozco y por lo poco que se es tu pareja, a la que tanto deseabas encontrar —Kim no se rindió en ningún momento y siguió —. Admitirlo hará que te sientas libre y sepas la respuesta a todas aquellas dudas que sientes por el futuro.

—Qui-quiero —Yoongi reunió fuerzas y finalmente pudo decir algo coherente después de mucho estar gimiendo por un dolor inmenso en sus hombros y su corazón —. ¡QUIERO ESTAR CON ÉL! —gritó como un desquiciado al admitir lo que llevaba más de 7 largos años guardando en su corazón —.  Quiero regresar con él.

—¿Qué demonios te lo impide entonces? —pregunto afilada pero con su voz tranquila de siempre, Kim.

—No quiero lastimarla —entonces Yoongi finalmente pensó en Zai y los años que le dedicó a un hombre que no era nada y estaba sumido en soledad y tristeza —.  Zai, me dio mucho amor y muy buena compañía y por eso no quiero lastimarla —diciendo lo último como un triste susurro, Yoongi terminó sus palabras pensando en lo fiel que su amada novia había sido.

—Ve con él.

Yoongi y Kim volteron a ver entonces a la persona que se encontraba cabizbaja apoyada en el marco de la puerta, buscando no caerse por lo débil que sentía sus piernas y todo en ella en realidad al haber escuchado toda aquella conversación.

—Zai —susurró Yoongi, horrorizado al verla con su perfil serio como nunca lo había tenido.

—Ve con él y no te preocupes por mí, estaré bien —sonrió la dulce chica hacia el que considero su amor por mucho tiempo, sintiendo como si piedras se alojaran en su pecho, cuando este salió corriendo con urgencia por aquella puerta en donde ella estaba apoyada y viéndolo salir corriendo de la casa al auto para arrancar e ir al aeropuerto para volar y finalmente encontrarse con su verdadero destino.

—Eres una chica realmente muy buena —dijo Kim, tomando en sus brazos a Zai que había comenzado a llorar como una niña que se pierde de las manos de su madre en el centro comercial —, y por eso, todo estará bien de ahora en adelante.

Kim sonrió viendo el camino por el que su mejor amigo se había marchado, recibiendo las lágrimas de Zai en la manga de su blusa manga larga mientras la última reposaba su cabeza en su hombro derecho, llorando y gritando por todo el dolor que sentía en su corazón.

Ronroneos de Amor/ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora