If you like your coffee hot, let me be your coffee pot // larry au!

Única parte

Louis trabaja vendiendo cafés en un modesto y pequeño establecimiento en una esquina de cualquier calle de Londres y no se puede quejar mucho en realidad porque le va bastante bien, es decir, la gente normalmente le dice que se quede con el cambio o le da buenas propinas que le resultan ser bastante convenientes, sobre todo en invierno que de vez en cuando se añaden té y chocolate caliente a la lista del menú y todo se vende en un santiamén porque la gente está realmente desesperada por sentir el más mínimo atisbo de calor en sus cuerpos.

Durante las otras estaciones no es diferente, es una cafetería bastante popular porque resulta impresionante la cantidad de personas que consumen cafeína durante el día, y lejos de estar enfadado por el daño que se hacen en el organismo, se siente ligeramente agradecido de tener tan buen empleo porque al final es su sustento.

Es un trabajo muy sencillo en el cual gana lo suficiente para tener un techo sobre su cabeza y tres comidas al día sin tener que recibir la ayuda de su madre, y no tiene un jefe fastidioso que le hace la vida imposible ni compañeros insoportables ni mal educados. La verdad es que todo es muy bueno para ser real, pero es justamente lo que es y Louis está en serio contento con eso, sobre todo porque está embarazado.

Es algo reciente, apenas lleva un mes si no es que los tiene mal contados y su vientre sigue tan plano como siempre lo ha sido que de vez en cuando Louis duda que está esperando un bebé, pero eso es lo de menos porque en cualquier momento crecerá, él tiene bastante paciencia para eso y se dice a sí mismo desde que se enteró que no necesita a nadie más que a él mismo para hacerse responsable de aquella situación.

Porque no, Louis no tiene a nadie con quién cuidar a su criatura, en primer lugar, ni siquiera debería de estar esperándolo pero puede que ha sido un poco irresponsable y quizás se ha sentido demasiado sólo porque la última vez que tuvo una pareja estable fue cuando tenía dieciocho, y aunque fue la relación más bonita y duradera que tuvo, Nick no estaba hecho para él, ni viceversa, así que cuando este chico moreno de ojos realmente bonitos llamado Zayn vino a decirle cosas bastante agradables a sus oídos no pudo resistirse.

Louis sabe que su parte más sensible es el oído, y que así mismo es su perdición.

Zayn no volvió a llamarle después de que se acostaron, y Louis no tenía ganas de humillarse a sí mismo diciéndole cosas que estaba seguro que no le interesaban en lo más mínimo, cambió su número telefónico tan solo por sí el pasado quería arruinarle el presente.

Ha decidido tomar la responsabilidad total de todo lo que suceda en su vida de ahora en adelante, y por ahora no se lo ha contado a nadie, y es muy probable que no lo haga hasta que simplemente no pueda ocultar la inmensidad de su barriga, Louis espera no hincharse demasiado y ruega porque no le duela mucho.

Es un jueves como cualquier otro, el otoño está a un par de días para decirle adiós a todos y el invierno está poniendo los dedos en Londres porque ya hay una ventisca realmente fría que ha obligado a Louis a cubrirse con una de sus chaquetas y una bufanda. No hay nadie en la cafetería a esa hora, porque normalmente piden los cafés para llevar, así que Louis simplemente está detrás del mostrador frotándose el vientre de manera inconsciente mientras escucha música en sus audífonos aunque no debe.

Nadie va a regañarlo, su jefe no se encuentra en el local y es el único que atiende en ese horario hasta realmente la tarde, por lo que básicamente puede hacer lo que quiera, obviamente Louis no abusa de su supuesto poder.

La canción cambia al mismo tiempo en que la campanilla de la puerta resuena avisando que ha entrado alguien, Louis tira hacia abajo los auriculares y se pone detrás de la caja con una suave sonrisa y la mano aún en el estómago. Mira al cliente, que lleva un beanie de color crema realmente bonito y una bufanda que le cubre hasta la nariz, se saca todo eso casi de inmediato mientras suelta un suspiro y a Louis se le frunce ligeramente el ceño cuando le mira los ojos y ve que brillan, relucen más bien, en su lugar.