Escuche mi tono de llamada con un sonido brutal, tenía que cambiarlo urgente. Me preguntaba quién podría ser a estas horas, la verdad que no sabía qué hora era pero sí sabía muy bien que es Domingo y esos días prefiero acurrucarme en mis sábanas, lo ignore y seguí durmiendo.
Escuché un par de tonos más y joder. ¿Quién podía ser?. Cogí mi móvil sin ver quien era y respondí a la bendita llamada.
—Hola. ¿A quién debo asesinar mañana?
—A-Alexa. Perdón que te moleste p-pero ne-necesito que vengas ahora.. —Dijo Hanna con la voz entrecortada podía asegurar que estaba llorando.
—En treinta minutos estoy ahí, hablamos.— Escuche como decía "Te espero" a lo lejos cuando aleje mi móvil de la oreja y cortando la llamada.
Quería seguir durmiendo pero la llamada de Hanna me dejo preocupada así que sin más remedio me levanté de mi cama, fui a darme un buen baño para despertar las neuronas y pensar que es lo que había pasado.
Vi a papá sentado en la encimera de la cocina tomando su taza de té, estaba viendo las noticias como cada mañana. Le dediqué una bonita sonrisa y dije.
—¡Buenos días papá! ¿Que tal amanecistes?
—Buenos días hija. Amanecí bien y, ¿tú? Porque tan temprano y, ¿A dónde irás?.—Me preguntó curioso.
—Todo bien papá, tengo que salir nos vemos después, ¿va? Tomaré desayuno en la casa de Hanna. Te quiero. —Le di un beso en la frente despidiendome y saliendo apurada. —"Yo también, vete con cuidado".
Salí de mi casa para dirigirme a mi moto, la cual me la había regalado mi padre para entrar a la Universidad, era un Yamaha R1 de color negro. Oh sí, cualquiera que la haya observado diría que estarían más que fascinados por estar con esta belleza ante mí.
Me coloqué el casco y fui rumbo a la casa de mi amiga Hanna, al llegar estacione mi moto al costado de su cochera de la parte trasera de su casa dejando mi casco y una cadena gruesa asegurando con candado —digo, uno no sabe qué puede pasar, con las calles de ahora..— por si las moscas.
Me paré frente a su puerta, al tocar su timbre ésta había salido disparada a recibirme con los brazos extendidos para abrazarme. Pude ver sus ojos llenos de bolsas hinchadas, esas ojeras que llevaba cargada me decía que había estado llorando, su pelo estaba como gran nido de pájaros, puesta su pijama y descalza.
—Pensé que no venías —Habló ella al llevarme a rastras a donde creo que es su habitación.
—Cómo no iba a venir. Si me llamas a las siete de la mañana arruinando mi sueño y abrazada a mis colchas. —Le dije con un gesto de calma para guardar la compostura y de desatarme de su agarre.
—Perdón, no volverá a pasar. Pero tu sueño va tener que esperar esto es mucho más importante. —Se dignó a hablar.
—Okey. Dime ya qué es lo que ha pasado para interrumpir mis sueños. —Le respondí sentándome en su cama y cruzando mis pies.
Dio un breve respiro y se sentó junto a mi lado, esperando a que ella hablará. Pero cuando iba a comenzar, abrió su boca mirándome y luego la cerró.
Supongo que pensando en cómo decirme.
—¡Joder Hanna!, ¿Vas a hablar?
—Lo siento, es que... Estoy algo atontada.—Dijo ella al ver que yo le contesté con un gesto desesperante..
Me digne a suspirar y comenzar yo a hablar.
—Está bien Hanna, lo haremos a tu modo..
Ella me regaló una sonrisa a media y suavizando lo que le voy a decir:
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SENTIMIENTO INEVITABLE
RomanceAlexa Rogers: Una chica de 18 que muestra ser rebelde, testaruda, retadora, muy prejuiciosa ante los ojos de la gente. Pero en el fondo sigue siendo la dulce y encantadora Alexi, quien ama sobre todas las cosas a las personas que considera a su alr...