Nanatsu no taizai "Mi Amigable Traición" (Reescribiendo)

Confianza

N. Meliodas:

Nunca me ha gustado estar en casa, a mi padre siempre lo he visto como la peor persona del mundo, mi madre falleció apenas yo me enseñé a leer, mis dos hermanos son polos opuestos que no pueden estar juntos. Desde que tengo memoria, he pasado la mayor parte del tiempo en el castillo de Camelot, donde conocí a los primeros amigos que he tenido desde la juventud. Arthur y Ban. Mi padre siempre "respetó" la tregua de paz con los demás reinos, lo cual, a mí me beneficiaba porque podía ir al reino que yo quisiera sin tener que cuidar mi espalda cada segundo del minuto.

El día que conocí a Ban, lo conocí primero como un pillo y no como el hijo adoptivo del general Zhivago. Recuerdo perfectamente ese día...

13 años atrás...

Solía escabullirme por todos los rincones de cualquier lugar que visitara, esa vez, fue en Camelot. Aburrido por el plan de tareas que me mandaban a hacer como: conocer al príncipe de esa tierra, saludar a toda la familia real, estudiar por las tardes y otras tantas cosas que no les veía caso.

Gracias a esos pensamientos, me dí la diversión de escapar de mi "Nana" un viejo gordinflon ya retirado del campo de batalla. Me encontraba corriendo por todas las calles y topaba con callejones que dificultaban mi escapatoria. Fue entonces cuando empezé a escuchar más cerca los gritos de mi niñero llamándome...

Chandler: ¡Joven príncipe! ¡Vuelva!

Ya con la respiración agitada, corrí hacia una calle a mi derecha, al dar la vuelta me di cuenta de que era un camino sin salida. Llegué a creer que mis momentos de diversión y dolor de cabeza para mí niñero cesarían pero justo en eso escuché la voz de un diablillo que me hablaba desde arriba del muro.

Ban: ¡Oye! ¡Tú! ¡El de cabello alborotado!

Me dí la vuelta y levanté la mirada, para poder observar a quien me contactaba.

Meliodas: ¿Acaso me hablas a mí?

Ban: ¿Ves algún otro tonto con cabello raro por aquí?

Meliodas:... A ti.

Después de mi comentario, ambos soltamos la risa en fuertes carcajadas. Nos detuvimos de reír para que el niño con ojos de zorro me dijera su propósito.

Ban: Estás huyendo de ese hombre ¿Me equivoco?

Meliodas: ¿Vas a ayudarme o por qué te interesa?

Ban: No lo sé, estoy muy ocupado como para ayudar a forasteros.

El maleducado pillo, me miró y se recostó sobre la barda. Fue cuando escuché más fuertes los gritos de Chandler.

Ban: Aunque... Si me ayudas con algo a cambio... Puede que te ayude a extender por un rato más tu diversión.

Meliodas: Está bien, y cómo piensas ayudarme.

Ban: Primero debes prometerlo.

Meliodas: Lo prometo.

Chandler: ¡Aquí está!

Chandler me encontró, ya estaba corriendo con su enorme estómago hacia mi dirección, cuando de pronto el chiquillo saltó desde su lugar y lanzó un especie de polvo morado a los pies de mi buscador.