Mawunko.
Logro soltarme del maldito blanco que me tenia aplastándome con su cuerpo para poder mantenerme controlado pero nunca lo pudo lograr, me volví loco cada segundo desde que llegaron, le doy un puñetazo en las pelotas logrando que me suelte y corro hacia mi tienda totalmente ciego de odio, mi madre y hermanos están ahí, debo llegar a como de lugar, mi padre es un maldito bastardo, a penas vio venir a los blancos malditos corrió para salvar su culo, no le importó nadie, ni sus mujeres menos sus hijos, solo él y así lo pagó, muerto sobre el barro como el maldito cerdo que era.
Llego a la choza de mi madre y me voy sobre el que está agarrando a Lautaro de los pelos, una simple criatura de dos estaciones de primavera y no les importa nada, así como a mi no me importa su maldita vida que le ensarto mi cuchillo en el cuello hasta la empuñadura, me giro viendo a mi hermano mayor pelear por llegar donde mi madre en donde se toman turnos para abusar de ella, caigo al suelo y me alzan de los pelos.
—"¿Esa es tu Mamá no?". —me hacen ver como se van turnando para abusar de ella pero lo único que hago es mirar a mis hermanos llorar desesperados.
—AAAAAGGGGGGG... NOOOOO DEJENLAAAAA. —mi hermano grita desesperado al verla casi muerta en el suelo boca abajo, yo miro recordando sus caras, caras que jamás en la vida me las voy a olvidar.
—"Ya me hartaste pendejo". —mi hermano cae al suelo sin vida y apuntan con un arma a mi madre, no les importa que ya la destruyeron, toda lastimada y aun así la apuntan con un arma.
—"Cuida a tus hermanos hijo mío". —me sueltan cuando le dispara en la cabeza y salen riendo como los malditos que son.
—"Los dioses nos van a volver hacer cruzar caminos". —me miran sin entender nada de lo que digo pero están serios—. "Y se las voy a hacer pagar de la peor manera, van a desear jamás haber nacido".
Se van dejando todo el desastre atrás, todo el dolor que causaron solo por el simple hecho de hacerlo, porque pueden y porque quieren, llegaron de la nada a destruirnos, no pudimos si quiera reaccionar en defendernos, salgo viendo a mi pueblo en ruinas, lo que no esta ardiendo en llamas esta destruido, nada dejaron en pie, oigo los gritos por las perdidas, el llanto por los abusos y el dolor en mi alma por todo el daño que no pude evitar.
Entro a mi choza y mis hermanos lloran a mas no poder, voy hacia donde esta Aneley acostada y gritando que no da mas, pareciera que en cualquier momento hasta su vida va a apagarse de tanto miedo, la alzo y la pego a mi pecho meciéndola con calma, agarro a Lautaro de la mano y los otros me siguen sin que les diga, saben que deben seguirme, soy lo único que les queda y los voy a proteger.
—Mawunko. —están todos afuera de sus casas mirándome a la espera de que les diga que hacer, con una tragedia como está quedé a cargo del pueblo.
—Vamos a levantar y nos vamos a ir al rio. —me miran con sus rostros atemorizados y por dentro estoy aterrado, mas aterrados que ellos.
—Debemos enterrar a nuestros muertos.
—Vamos a llevar a las mujeres y niños a un lugar seguro... Luego volvemos para dar las sepulturas correspondientes, hagamos lo mas seguro para no seguir enterrando a mas de nuestra gente.
—Si. —viene la mujer de uno de mis tíos y agarra a Aneley dándole pecho que no deja de llorar.
—Le doy pecho.
—Si. —mi hermano mayor de parte de padre, no de madre, me agarra del brazo con fuerza y con odio me mira.
—El puesto es mío Mawunko, no tomes las decisiones, aca mando yo si padre no está. —sin miedo lo miro a los ojos, aun para ser cinco años menor que él soy mas alto, mi madre era de una familia corpulenta.
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Indomable
RomanceMawunko y Yankiray. Sus vidas se ven unidas por un matrimonio arreglado para que sus tribus esten en paz. Lo que comienza como algo que no va a llegar a ningun lado termina en pasion y una vida juntos...