Capítulo 1 - "Que tengas una buena vida, Garzón"

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Miami, Florida.  Diciembre 16 de 1993.

—¿Qué fue lo que hiciste?.— La residencia Garzón siempre fue un lugar pacifico, la familia de clase media, conformada por ambos padres y su única hija Poché, vivía en paz y armonía en la comodidad de su hogar. O al menos eso pretendían.

—¡Fue un accidente! — Grito Juan Carlos, el padre de familia. — ¡Ya cálmate! Vas a despertar a la niña.

—No digas que fue 'solo un accidente' Juan Carlos, eres lo suficientemente maduro y consciente para entender lo que hiciste.— El matrimonio llevaba alrededor de unos veinte minutos discutiendo en la cocina. Todo había empezado cuando el esposo de Martha había llegado más tarde de lo normal a la casa, la cena se echó a perder y Martha tuvo que tirar los restos a la basura. Pero eso no era lo que le preocupaba, quería saber por qué su esposo, que acostumbra a estar en casa antes de las siete, cenar con su esposa e hija para luego relajarse mirando un rato la televisión y más tarde encargarse de que su pequeña Poché se durmiera a un horario adecuado a su edad y llevarla a su cuna para que tuviera una noche de sueño tranquila, había llegado a casa en horas de la madrugada. La locura se desató cuándo Juan Carlos le confeso a su esposa el porqué de su tardanza.

—Escucha, lo siento, pero pensé que esto sería el primer paso para que podamos comenzar la familia que siempre quisimos.

— ¿La familia que siempre quisimos?— Preguntó Martha. —O ¿La familia que TU siempre quisiste?— Pregunto una vez más, molesta. —Ya tenemos una familia Juan Carlos. Tú, yo y la pequeña que está acostumbrada a que su padre le cuente un cuento y la arrope antes de dormir. ¿Sabes cuánto me costó hacer que Poché se durmiera hoy?

— ¿Así que ese es el problema?— Se defendió su esposo. — ¿Estas enojada porque no lleve a Poché a dormir hoy?

—No hagas el papel de tonto. ¡Sabes que eso no es lo que me molesta en este momento!— Grito Martha, dándole la espalda a su esposo, apretó con fuerza las esquinas del desayunador que estaba ubicado en el centro de la cocina. Apretó tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos por el esfuerzo. Tomo varias respiraciones profundas para intentar calmarse e intentar seguir con esta conversación de la forma más pacifica posible. — ¿Por qué lo hiciste?

—Amor...— Se colocó detrás de su esposa e intento apoyar sus manos en sus hombros, solo para ser alejado bruscamente.

— ¡SOLO DIME POR QUÉ JUAN CARLOS!— Le gritó, totalmente fuera de sí.

En ese momento el descontrolado llanto de una bebé pudo ser escuchado a través de las paredes de la casa. Juan Carlos cerró sus ojos con fuerza, replanteándose todas las decisiones que había tomado últimamente y dándose cuenta de que lo que hizo fue su mayor error. Él ya tenía todo lo que quería, y no iba a perderlo todo por un momento de debilidad y tentación.

Cuando volvió a abrir sus ojos, su vista se clavó en su esposa, quien lo miraba de frente con lágrimas en sus ojos. Dejo escapar un largo suspiro tratando de calmarse para luego decirles unas palabras a su esposo.

—Te llaman, Papá.— Le dijo en un tono desafiante, para después salir de la cocina pero no sin antes darle un pequeño empujón. No era uno de aliento, por supuesto.

El llanto de su hija hizo que rápidamente saliera de su trance luego del empujón, y subiera al cuarto donde la pequeña María José Garzón pasaba sus noches soñando quien sabe qué clase de fantasías y desconectándose por completo del mundo real. Su mundo real. No era que le importara de todos modos, era muy pequeña para entenderlo y darle importancia.

Culpable Tentación [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora