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La arena blanca debajo de sus pies descalzos picaba y la brisa mojaba su rostro dándole una sensación de tranquilidad.

Ver el anaranjado amanecer en la playa se había vuelto una rutina, algo que ellos dos habían compartido muchas veces.

Le fascinaba ver los contrastes de colores. Las líneas amarillas, rojas y naranjas que el se pintaban en el cielo, acompañadas de pequeñas nubes. El bello amanecer naranja le recordaba a él.

El color naranja le recordaba a el cabello lacio del chico. El color rojo que tomaban las mejillas del chico cuando se acercaba a él. El color rosa a los labios que besaba cada anochecer.

Pero todo eso ya se había ido, él ya se había ido.

Una ola pequeña llegó a sus pies mojándolos. El agua estaba fría igual que su corazón, aquella calidez que emanaba su ser se había ido junto con él.

Soltó un largo suspiro. Trataba de contener las lágrimas pero igual que ayer, o días pasados, no aguanto.

Lloro.

Cayó de rodillas a la arena y su pantalón negro se mojó con el agua que traían las olas.

Sus lágrimas caían al océano y se perdían en el.

Se repetía día tras días el porque había sucedido todo eso.

Su dulzura, no era un chico malo. Al contrario, era el chico más bello y tierno que alguna vez llegó a ver en su vida.

El chico se caracterizaba de tener una actitud alegre y positiva, cada persona que lo conocía se encariñaba con él.

El día que se conocieron fue en la primavera, cuando los árboles estaban floreciendo. Fue cuando lo vio, sentado en una banca de aquel parque que tiempo después fue cómplice de momentos románticos, de besos y risas, caricias y abrazos.

Desde el primer momento que lo vio su corazón revoloteó emocionado y hechizado por aquel chico de cabellos anaranjados y piel morena.

A Taeil le costaba socializar con las personas, su grupo de amigos siempre fue pequeño, Yuta y JaeHyun sus amigos de la infancia, Johnny y Taeyong sus amigos de la universidad.

Nunca logro comprender de dónde saco tanto valor para acercarse y hablarle a ese pequeño chiquillo. Un torpe hola salió de su boca acompañado de una sonrisa nerviosa. El chico dejo de prestarle atención a el libro que tenía en sus manos para darle una sonrisa y un hola de vuelta a Taeil.

Se enamoraron, solo bastó unos segundos.

Después de unas cuantas citas formalizaron su relación. El tiempo que compartían juntos era valioso para ambos, experimentaron el primer amor de la forma más dulce y tierna.

Cuando el invierno estaba próximo a llegar a la ciudad, habían salido a celebrar su quinto aniversario de noviazgo, el castaño tenía todo planeado para pedirle al de cabellos anaranjados que fuera su esposo. Taeil estaba seguro que quería compartir su vida con DongHyuck.

Las familias apoyaban la relación, nunca habían visto tan felices a sus hijos.

Pero la vida siempre te da una mala jugada.

Taeil estaba sentado justo en la banca donde lo conoció por primera vez, en sus manos tenía un ramo de girasoles, los favoritos de su novio. DongHyuck se acercaba a él, con unos jeans rasgados y una camisa de su banda favorita, regalo de Taeil en su cumpleaños número 20.

Las manos de Taeil sudaban, los nervios invadían su cuerpo. Y antes de que DongHyuck llegara a él se desmayó, golpeando su cabeza contra el asfalto.

Sol | TaeHyuck | NCT 127Donde viven las historias. Descúbrelo ahora