××Cap VII××

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—¡Deku...! Yo...— el rubio se levantó alterado por la presencia del peliverde, su mano se extendió justo como si quisiera alcanzar al contrario, ver al más bajo con aquellas expresiones, tan vulnerable y temeroso no hizo más que provocarle el inminente deseo de correr y abrazarlo con fuerza tratando de reconfortarlo de aquello que tanto le temía, sin embargo su desafortunada realidad era que él era aquello que hacía retroceder al ojiverde, lamentándose su mano suspendida en el aire comenzó a descender hasta quedar nuevamente a su costado, desviando con deje de tristeza su mirada.

—D-director... ¿Qué hace él aquí...?— de entre aquel asfixiante silencio la voz temblorosa del recién llegado invadió la habitación, sus cristalinos ojos fueron a mirar al mayor, con duda y desesperación, esperando con ansias una respuesta, mientras por otro lado trataba de ignorar al rubio o trataba de convencerse de que no era peligroso, sin embargo su mente no hacía más que recrearle la escena una y otra vez, recordándole el miedo y pánico que abrazó su cuerpo en esos instantes.

—Él vino para explicarme lo ocurrido— el mayor mientras hablaba su vista de mantenía alejada de quien le cuestionaba en esos momentos, fijando sus ojos sobre el rubio, para poco después hacerle una seña de que se retirara. Segundos después, tras encontrarse solos se acercó al menor tomándolo por lo hombros y mirándolo con palpable angustia habló —Deku... Toma asiento, tenemos que hablar sobre esto— el peliverde aún inseguro fue a tomar asiento donde instantes antes se hallaba sentado el rubio, mirando al contrario con interés esperando que le diera una explicación sobre lo que lo tenía tan acongojado; el director tomó otra taza y vertió un poco de té en ella agradeciendo que aún mantuviera su calor, se la entregó al ojiverde y en cuanto éste la aceptó regresó por su taza tomando asiento a un lado del menor, tomando una sutil bocanada de aire suspiro con cuidado apoyando su taza sobre su regazo miró a su opuesto con seriedad y se dispuso a hablar —Izuku... No hay mucho que contar, ¿sabes? Pero si, no niego que fue incorrecto el ocultarte información tan importante, hace años cuando ocurrió tu altercado con aquel hombre lobo, poco después conociste a Bakugo, una persona que sustituyó tu admiración por Todoroki, centrandote en él por unos años hasta que volviste a tener noticias de él...— dio un pequeño sorbo a su té y retomó sus palabras —Bakugo no es un hombre lobo por completo... Es un híbrido, ya que su padre es plenamente humano y su madre tiene descendencia de la otra raza, cuando Bakugo se enteró de aquel suceso que tenía que ver con su raza de inmediato una culpa inexplicable le invadió, y con temor nos pidió a todos que ocultaramos el hecho de que el provenía de esa especie, él temía precisamente esto, que tú lo rechazaras, así que todos estos años había estado tomando medicamento para retardar su transformación, tomando supresores cada vez más fuertes, sufriendo cierto daño psicológico por ver que cada vez le era más difícil contener sus instintos... Hace unos días aquella bomba explotó y fue por ello que se alejó de ti, porque no quería que por algún impulso fuera a atacarte y desafortunadamente así ocurrió, Deku sólo te pido que trates de comprender por todo lo que pasó Bakugo, tal vez no estés preparado para perdonarnos por ocultar esto, pero si te pido que analices esto y no te mantengas alejado de él, porque tú eres lo más preciado para él y no imagino cuán difícil le será el mantenerse alejado de ti...—

El peliverde se mantuvo en silencio todo ese tiempo escuchando atento las palabras del mayor, desviando la mirada de vez en cuando y mordiendo su labio con preocupación, su taza intacta fue a dar a la pequeña mesa de centro y con cierto toque de culpa que se dejaba ver en su mirada observó a su contrario, si que se imaginaba por lo que había pasado su amigo y cuán difícil le ha de haber sido el reprimirse todos esos años, al pensar eso sus ojos se humedecieron y pequeñas gotas cristalinas cayeron por sus mejillas, entre sollozos se abalanzó contra el contrario abrazandolo con fuerza y echándose a llorar sin control —Es que... T-tuve tanto miedo... N-no sabía que estaba pasando y él... Él me miraba como aquel sujeto... E-era como si la humanidad h-hubiese abandonado su cuerpo...— balbuceaba entre lágrimas y apoyando su rostro sobre el hombro ajeno, las manos del mayor de inmediato actuaron y comenzaron a acariciar su cabello y a abrazarlo con la misma fuerza.

—Me imagino... Te tomó por sorpresa pero sé consciente de que Bakugo no quería hacer eso en verdad, solo fue su instinto que actuó por esos segundos tomando el control de sus acciones, él no sería capaz de hacerte algo, lo único que quiere es protegerte— susurró con gentileza tratando de reconfortar al contrario, sintiendo como éste rompía el abrazo separándose un poco y limpiando sus lágrimas con su antebrazo, asintiendo ligeramente.

—Trataré de asimilar esto lo más pronto posible... No quiero complicarle aún más las cosas a Kacchan— soltó un suspiro y se levanto de su lugar, las comisuras de sus labios se alzaron en una pequeña sonrisa —Ya es tarde así que iré a mi habitación... Buenas noches, que descanse— dicho esto se dio la vuelta y salió de la habitación para ir a los dormitorios, aún procesando la información que le había sido dada.

En otra parte...

Bakugo, cabizbajo caminaba con lentitud por las afueras de los dormitorios, la culpa le carcomia y claro que el miedo de que el peliverde lo aborreciera le atormentaba, sin embargo de entre aquel mar de pensamientos el crujir de las ramas le distrajo, creyendo que podría tratarse del ojiverde trató de poner su mejor cara pero al darse cuenta de que no se trataba de él sino de la persona que menos quería ver en esos instantes su ceño se frunció —¿Qué haces aquí?—

—Oh, Bakugo... Solo venía a agradecerte por la gran oportunidad que hoy me has concebido— dijo el bicolor con una sonrisa llena de sorna, caminando con pasos lentos a donde se hallaba el rubio —¿Qué se siente echar a perder 9 años de esfuerzo por un simple impulso?—

—Cállate y lárgate— lanzó en un gruñido frunciendo su entrecejo y apretando sus manos en un puño, sentía tanta impotencia en esos instantes, y la actitud que mostraba el contrario no le era de ayuda.

—No me iré sin antes decirte que...— se relamió los labios con una sonrisa descarada —Tuve el gran honor de saborear el exquisito dulzor de Izuku— dijo entre armoniosas y burlonas risas que resonaron en los tímpanos del rubio, quien de inmediato reaccionó ante lo que había escuchado, abalanzandose sobre el bicolor.

—Maldito, ¿te atreviste a tocarlo?— tomó al vampiro por el cuello de sus ropas arrugando las mismas, mientras sus dientes rechinaban un poco y su mandíbula estaba tensa.

—Hm, claro que lo hice, tú me abriste esa oportunidad, Izuku estaba temblando del miedo y bueno sólo me aproveché un poco~— apartó al rubio y cuando este estuvo lejos arregló sus ropas sin borrar esa sonrisa —Lo volveré a hacer y llegaré aún más lejos, ¿y qué crees? No estarás ahí para impedirlo, porque ahora Deku no te quiere cerca suyo— dicho esto sin agregar algo más desapareció, dejando al contrario lleno de ira, ahora sentía aún más impotencia.

—Maldito mitad y mitad...— escupió entre dientes, definitivamente aunque no pudiese acercarse al peliverde lo vigilaría a la distancia pues no pensaba dejárselo tan fácil al bicolor, mucho menos dejaría pasar por alto el hecho de que quisiera dañarlo.

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Weno criaturitas, lamento la demora del capítulo, pero pues ya se los traigo jsjs, espero lo hayan disfrutado y gracias por leer.~

L@s quiero mucho.~

Bye.~

××Sam××

××Rojo carmesí××Donde viven las historias. Descúbrelo ahora