Capítulo 2

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Cogí aire y todo el valor que podía y bajé a la sala de estar donde se encontraba mi madre con las manos en la cara, cuando notó mi presencia las apartó, tenía los ojos rojos e hinchados y de vez en cuando se pasaba el pañuelo por la nariz.

-Acércate por favor.-Dijo con un tono roto en la voz.

Me acerqué y la abracé, volvió a llorar y más que antes. Yo sentía que también debía llorar, pero no sabía el porqué, no tenía ninguna razón. No entendía nada.

Después de mojarme el hombro con sus lágrimas, se separó de mí y se secó la cara con el ya húmedo pañuelo. Estuvo mirando un rato a este mientras jugaba con sus dedos nerviosamente y al final me miró a la cara. No sabía que era lo que me iba a decir, pero tampoco estaba segura de querer saber.

-Tu padre todavía no ha vuelto y he llamado a todos sus amigos y a la familia, pero nadie sabe de él.-Le cayeron dos lágrimas de dolor, mientras me lo explicaba lentamente. -Pero eso no ha sido todo.-Siguió mientras se las secaba.

-Tu hermana ha desaparecido esta noche, después de hacer todas las llamadas la he ido a despertar y no estaba, ¡No estaba!

Repitió, sin poder evitar volver a llorar desesperadamente. Yo no me lo podía creer, fue cómo si el mundo se hubiera parado durante un momento, un momento que me pareció una eternidad, un momento en el que intenté darme cuenta de que lo que mi madre me estaba diciendo era cierto. De darme cuenta de que mis pesadillas se estaban haciendo realidad.

-Pe-pero, ¿pero cómo? -Pude pronunciar al fin.

-No lo sé, sólo he pensado en llamar a la policía para avisar de las dos desapariciones, pero de momento no han encontrado nada, tampoco saben dónde buscar, no sé qué hacer. -Me dijo con un hilo de voz. Iba a consolarla pero se me avanzó. -Cre-creo que tu padre me ha sido infiel y la mujer con la que está ahora, quiere a mi hija. Si es eso. -Dicho eso río. La miré perpleja, ¿Como podía reír en esta situación? No quería pensar en esa posibilidad, pero parecía que se estaba volviendo loca. Intentaba autoconvencerse de una idea un poco absurda.

-Ma-mama, porque no te estiras un rato en la cama y descansas, te ves muy pálida. -Le dije mientras la empujaba hacia su habitación.

-Voy a comprar pan, después vengo ¿de acuerdo? -Le cerré la puerta de su habitación en las narices antes de que pudiera responder y me fui corriendo hacia la calle.

Quería sacarme todo aquello de la cabeza. ¿Qué sucedía? Si, de verdad que por un momento me había llegado a creer la versión de mi madre, pero no, era imposible. ¿Qué había pasado con mi hermana? Tampoco podría creerme que todos los que morían en mis sueños acabaran desapareciendo en la realidad. ¿Qué estaba pasando? Era la pregunta que no paraba de rondar por mi cabeza, un problema que tenía que resolver.

Eran la una y media, ahora debían salir todos del instituto. Me situé detrás de una esquina esperando que Sabanah, mi mejor amiga, saliera de allí. Fui a mandarle un mensaje para que se reuniera conmigo tan pronto saliera. Cuando vi que una cabellera rubia con mechas doradas se lucía al viento, supe que era el momento de tocar la tecla para enviar el mensaje, ya escrito para ahorrar tiempo. Unos segundos después vi que cogía su móvil del bolsillo de sus tejanos. Miró la pantalla y dirigió sus ojos hacia mi dirección, ahora podría hablar con alguien que me entendería.

No me di ni cuenta cuando Sabanah ya había llegado mi lado mirándome con cara de preocupación.

-¿Cómo es que has faltado a clase? -Me preguntó con temor a la respuesta.

-Em si...Hola, estoy bien. ¿Y tú? -Dije en broma para romper el silencio.

-Quieres contestarme. -Mandó con un tono más serio.

DEFORMANDO DESEOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora