Roomates (Bers x Robleis)

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Pareja: Bers x Robleis
Advertencia: contenido homosexual sin contenido sexual. Exceso de Fluff.
Palabras: 1739

Robleis estaba muy nervioso por este vídeo y estaba a punto de arrepentirse un par de veces pero finalmente lo publicó. Sabía que no le debía explicaciones a nadie, su vida era solo suya y, en todo caso, sus cercanos pero a la vez se sentía bien liberarse y poder decirles a todos que era gay, salir completamente de ese closet personal y no tener nada que le impidiera ser quién en realidad era.

No le sorprendió recibir todo tipo de consejos y opiniones por decir esto, desde el apoyo incondicional y la admiración hasta los escépticos e incluso los intolerantes, pero lo que más le sorprendió es que no pasara demasiado tiempo para recibir el mensaje de Bers.

"Fuiste muy valiente, puedo llamarte?"

Las manos le sudaron con algo de nerviosismo, no creía que el otro fuera a decir algo malo pero tenía un poco de miedo sobre lo que pensara su amigo de él ya que era esas pocas personas de los "no cercanos" que realmente le importaba su opinión pero al final dejó de hiperventilar y respondió con un simple "sí", por lo que no pasó ni un minuto cuando su teléfono mostraba una llamada entrante del este y él no demoró en contestar.

—¿Cómo estás? —La voz tras el aparato parecía sinceramente preocupada y una sonrisa, que nadie podía observar, adornó el rostro del latino.

—Supongo que bien... Aún estoy asimilando todo, imagino que en un rato estaré más alegre o deprimido.

—Si quieres puedo empezar a deprimirte... —El tono bromista en la voz del español le desmintió sus palabras pero fue un buen pretexto para dejar de tomar con tanta seriedad el asunto y hablarlo con la ligereza que se respiraba entre ellos.

La llamada se hubiera alargado por más horas pero resultó que, debido a la diferencia de horario, debían despedirse ya que aunque en Argentina la noche ya saludaba alegremente desde hace un rato, en España iba muy avanzada y Robleis no quería dejar a su amigo sin dormir, aunque antes de terminar la llamada, Bers hizo un comentario interesante.

—Si no te sientes cómodo o quieres ver un paisaje diferente puedes venir para acá, sabes que en mí tienes un amigo y te apoyo.

Ambos guardaron un reverencial silencio que era el equivalente a mirarse intensamente, pronto, el cerebro de Robleis reaccionó, recordando que se suponía que contestara.

—No conozco España y no sabría dónde quedarme. —Finalmente contestó el latino con un poco de nerviosismo en la voz.

—No hay problema, te puedes quedar en mi casa.

—Lo tendré en cuenta... —Ninguno tenía más que decir, por lo que la llamada terminó.

Decir que Robleis estaba confundido, era suavizar demasiado el asunto pero, incluso así, era poco comparado con lo que sentía el español...

Bers tenía todo un torbellino de emociones por sus propias inexplicables acciones. Al ver el vídeo, su primer instinto fue asegurarse que el otro estaba bien y, de ser necesario, confortarlo pero todo salió mucho mejor de lo que imaginaba y escuchar al otro tan relajado y feliz, alimentó su propio bienestar y no podía dejar de bromear y reír con él, hasta que lo mandó a dormir y el español no pudo detener esa oferta anormal.

El silencio que siguió a esa propuesta fue parecido a un rechazo y dolió en el europeo como tal pero, dentro de sí, sabía que había tomado desprevenido al otro y no lo había rechazado en realidad; esa idea le daba una esperanza que, al igual que todo lo anterior sólo le hacía cuestionarse porqué actuaba como lo había hecho. Así, a pesar de las buenas intenciones de su amigo para mandarlo a dormir pronto, no logró conciliar el sueño.

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