Eran más de las doce, y como cada noche, desde hacía unas semanas, el grupo de whatsapp de las Ladies, ardía en llamas, en todos los sentidos. Entre fotos de cachondos en pelotas, bueno en calzoncillos, que pobrecitos míos, con las bajas temperaturas del avanzado otoño, iban a terminar constipados (aunque de seguro que habría más de una voluntaria para darle “calor de pecho ajeno” a la santa criaturita…) Junto con los plátanos, los melocotones y las frases extraídas de las más tórridas críticas literarias wattpadianas, las Ladies, cada una en su casa, alejadas por cientos, si no miles de kilómetros, pero muy cercanas en gustos, preferencias y sentimientos, amenizaban la velada justo cuando Nai, compartió una foto de su amor platónico, David Gandy con su nueva caniche, perdón, digo novia y el caniche de ella, el cual Nai, supuso que David, el hombre entre los hombres, el dios por excelencia del más alto Olimpo, el sin mancha, la perfección hecha carne y un largo etcétera de atributos y virtudes; habría tenido a bien adoptar para contentar a su dueña.
Les faltó tiempo a todas para poner a la flamante y sonriente novia a parir, sin dejar de resaltar lo desmejorado que se encontraba el señor Gandy desde que estaba con la susodicha. No faltaron comparaciones al respecto de la chica con dementores, mantis religiosas, e incluso, con Pícara, de los X-Men. Comparaciones, que dicho sea de paso, a todas hicieron gracia excepto a Nai, que lo seguía viendo igual de guapo y que con cada nueva foto de la pareja que encontraba por internet, sentía que un trozo de su alma se convertía en roca calcinada y hecha cenizas.
Lo cierto es que se sentía un poco idiota ya que un hombre de su calibre y su categoría, un modelo internacional, rostro de Dolce & Gabbana, portada de numerosas revistas, escritor de un blog para Vogue y de artículos sobre motor para la versión británica de GQ, desarrollador de aplicaciones para móviles y participante de diferentes proyectos solidarios, en la vida se fijaría en ella, por no decir que jamás de los jamases se cruzarían sus caminos… y aun así, en su fuero interno, en lo más profundo y recóndito de su ser, Naiara, soñaba que podía ser posible, aunque solo de pensarlo sus huesos se convertían en gelatina y su corazón se aceleraba de tal forma, que justo en ese mismo momento pensaba que si lo tuviera a menos de un metro de distancia, caería fulminada y muerta, con lo cual nunca era capaz de concluir si sería mejor encontrarlo o no, aunque bueno como esa era una posibilidad infinitamente remota e imposible, pues le preocupaba poco o nada, aunque ese pellizco de la boca del estómago no se le llegaba a quitar del todo.
El caso es que Naiara sabía que todos los comentarios de sus Ladies, estaban encaminados a atacar a la canich… digo novia, y especificar que por su culpa, David, estaba estropeado, como dando a entender que esa relación no era buena que probablemente no durara mucho y que con ella, sin duda, él estaría mucho más guapo y cuidado, todo para intentar animarla. A pesar de todo, ella era incapaz de ver nada negativo en él. Lo seguía viendo perfectísimo y guapísimo, aunque era imposible que no se echara a reír con comentarios del tipo: “¡Ese lo que necesita es un buen mojo picón!”, “si te conociera se le quitaban las tonterías”, “el muchacho necesita unas vacaciones en las islas” y un largo etcétera de idas de pinza y desvaríos.
Emma, estaba en casa, partida de risa por los locos comentarios del grupo, cuando recordó la carta a Papá Noel. Carta que hacía pocos días había publicado Naiara, en Facebook, pidiéndole, básicamente, un David Gandy. Entonces a Emma, se le ocurrió que sería una buena idea mandar la misma carta pero al modelo en vez de a Santa. Cuando se lo propuso a Naiara, ésta tristemente, declinó la invitación, alegando que ya había intentado ponerse en contacto con él a través de las redes sociales, pero que siempre eran agentes, en su nombre, los que respondían. La polémica estaba servida de nuevo en el grupo. Sara contó que ella se había puesto en contacto con dos ídolos suyos, protagonistas de culebrones y que estaba encantada. Lina no paraba de reír y animar a Nai, manifestando que no tenía nada que perder. Pepa, tan directa como siempre, resaltaba las cualidades amatorias de Nai, que harían perder la cabeza al “estirado” modelo inglés. Mientras que Zara, estaba de acuerdo con la propia Nai, en que nada de eso sería posible.
ESTÁS LEYENDO
El deseo de Naiara
RomanceRelato corto de Navidad para @NaiaraHernandezGonza A veces deseamos algo con tanta fuerza que al final se cumple. Naiara es una chica como tú y como yo, que creía imposible que pudieran ocurrir ciertas cosas pero a veces la "magia" juega a nuestro f...