Maybe there are still things to do/ Tal vez aún hay cosas por hacer.

27 3 0
                                    


Eran las nueve de la mañana de un caluroso sábado, donde el viento hacia presencia, las hojas se desprendían de los árboles, otoño ya estaba aquí. Matt desde su habitación yacía vestido con un impecable traje gris y corbata negra, zapatos muy bien pulidos que rechinaban de limpio, sin olvidar su cabello muy bien peinado hacía atrás y una loción a esencia de menta.

Se esperaba ser un día sumamente ajetreado. Lo primero que marcaba en su agenda, ir a visitar a Maggie al hospital como de costumbre y luego hacer trayecto de una hora al Bureau Federal de Investigación. Se dio aceptación al verse en el espejo antes de salir de la habitación.

Matt trabaja de consultor para el FBI desde hace 5 años, tuvo que pagar una condena de 4 años por los cargos de falsificación y robo. Su captor Peter Burke se volvió su jefe en ese tiempo, después Matt siguió trabajando para él, a pesar de que su condena había terminado, el motivo es que había conocido a alguien especial y aria todo por estar con esa persona, inclusive si se tratara de llamar a Peter su mejor amigo "Suegro".

Tras un caso, Peter tuvo que regresar a Maggie a casa para mantenerla segura, pues a uno de los que estaba investigando lo amenazo con vengarse, dijo que "su hija pagaría las consecuencias" así que Peter no escatimo en cuidar a su hija. Casi nadie sabía de su existencia, sólo los mas allegados, Reese Hughes, Diana Berrigan y Clinton Jones, amigos mas secanos a la familia.

Matt conoció a Maggie en una de las visitas a la casa de los Burke, Peter quería trabajar desde casa para estar al pendiente de su esposa e hija.

Se dirigió a la habitación de su ¨princesita¨ como él de forma cariñosa le decía a Harper. La levanto de su cuna y beso su frente para desearle los buenos días. Ella con los ojos azules iguales a los de su padre le sonreía risueña.

Cada día que Matt la veía se daba cuenta del gran parecido que tenía con Maggie, su mismo rostro, casi apostaría que heredaría la misma personalidad cuando creciera. Dio un gran suspiro al recordarla –es hora de desayunar corazón–le dijo para luego darle otro beso en su cabecita y envolverla en otra manta.

Salieron de la habitación para ir hacia la cocina donde se encontraba Elizabeth, su abuela con un biberón ya preparado en su mano. Ella era quien cuidaba de Harper cuando había cosas importantes que se le presentaban a Matt.

–Me voy, cuida bien a esta princesa –le entrego a Harper en los brazos –cualquier cosa llámame a mi o a Peter de inmediato.

–Claro, recuerda que yo también soy madre –le respondió con un gesto amable y empezó a dar de comer a la niña. Lo siguió hasta la puerta de la casa -¡Que tengas lindo día!.

–También tú Eli –le dio una rápida sonrisa y se fue.

...

Matt llego a la pista y maldijo una sarta de palabrotas, y no era para menos el trafico estaba a tope, sin poder regresar se quedó en medio de la inundación de vehículos. No podía darse el lujo de esperar tanto, tenía que llegar al hospital y a su trabajo pronto.

Mientras el tráfico se iba apaciguando más, encendió la radio, cambio una y otra vez de estación, pero no encontró nada mejor en el momento, Así que mejor lo apago, reviso su teléfono, nada interesante tampoco.

De pronto recibió una llamada, era Peter.

-Hola Peter... si voy rumbo al hospital, esta bien te veo ahí... si. ¡Bye! –aventó el teléfono al asiento del copiloto cuando finalizo la llamada.

La autopista aflojo su ritmo y Matt por fin pudo llegar al hospital. Saludo a Amanda la recepcionista y ella de inmediato le dejo pasar al consultorio del doctor Trevor, uno de los principales y mejores doctores de ese hospital.

Desde que Maggie fue ingresada por el accidente, Trevor se encargó de estar al pendiente de ella en todo, e incluso el asistió en el nacimiento de Harper.

Las visitas de Matt eran casi a diario y en varios descansos Trevor se lo llevaba a su consultorio para platicar de las mejoras que presentaba Maggie. Al final la amistad empezó a surgir entre ellos.

– ¡Matt! – Saludo Trevor al momento de verlo –Pasa, toma asiento –Le ofreció tras cerrar la puerta – ¿En qué te puedo ayudar? ¿Está bien Harper?

–Si. Todo bien con ella, sabes que es muy sana, sólo quería conversar.

–Claro, te escucho – se sentó detrás de su escritorio.

–Quisiera llevarme a Harper a casa. Aunque no se si sea conveniente.

–... sabemos que tuvo un accidente complicado, pero ahora no habría problema alguno. Solo tienes que estar al pendiente de sus medicamentos, es importante que se le estén dando al pie de la letra ya que se podría complicar todo. Tienes que estar consciente de eso, pero ¿Por qué te la quieres llevar?

–Quiero que Maggie conviva con Harper, se que no puede hablar o moverse, pero por lo menos quiero que nuestra hija sienta que su madre está cerca de ella.

–Te Entiendo –sonrió su amigo –¿Y crees poder cuidarlas a las dos? Te pregunto pues tu trabajo es demandante.

–Se que será pesado al principio, pero soy capaz de trabajar desde casa y salir solo lo conveniente, sé que Peter podrá entenderme.

–Bien, de igual manera yo te puedo proporcionar a los mejores especialistas que tengo en este hospital para que además de cuidar a Maggie también cuide de Harper cuando tu lo requieras.

– ¡Trevor eres increíble! te lo agradezco de todo corazón. Creo que ya te debo muchas.

–No me debes nada, solo hago mi trabajo.

–Aun así, gracias - le dio una sonrisa sincera.

Más tarde Matt se despidió para salir del consultorio y dirigirse a la habitación de Maggie.

Cada vez que iba por el pasillo fantaseaba que al llegar a la habitación ella lo recibiría con una gran sonrisa y los brazos abiertos. Sabía que los milagros existían, pero esto lo miraba tan imposible.

Al llegar a la habitación 457 Matt se topo con Peter en la entrada, traía un semblante serio y cuando el suele estar de esa manera es por que hay problemas.

–¡Matt, hay que hablar!

I SCREW IT (Lo Arruine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora