𝑷 𝑹 𝑬 𝑴 𝑰 𝑬́ 𝑹

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Corea del Sur, Daegu

25 de septiembre de 2018

Querido Jeon Jungkook:

Todos estos años he tratado de olvidar el pasado.

¿Acaso no es ese el deseo de todas las personas en algún punto de su vida? ¿Poder disfrutar su presente sin recordar los sucesos ocurridos anteriormente, en ese tiempo tan temeroso para algunos como lo es el pasado?

Quizás sí.

Aunque siendo sincero no me arrepiento de los buenos momentos que viví contigo, para nada. Recordarte fue tan importante como no te imaginas, todo para evitar las frecuentes tensiones por mi parte al sacar el tema de lo nuestro, y así no sentir una punzada en el corazón cuando mi mente se bloqueaba por segundos y mis pensamientos volvían justo a la época de nuestra adolescencia.

Estos días he necesitado dar cierre a esa parte que me atormenta, no aguanto el hecho de tenerte tan presente en mi cabeza por un sentimiento de culpa que sigue recostado sobre mis hombros, impidiendo la llegada de un poco de paz a pesar del paso de los años.

Como sabes la vida da muchas vueltas. Un día estas muy feliz con una persona que creías ibas a amar por siempre y al siguiente provocas su marcha sin siquiera una despedida. Ese había sido tu caso, el de un príncipe azul soñado. Un chico siempre comparado con un hermoso ser angelical antes de haber sido destrozado por mis propias manos. Alguien que podía conquistar el mundo con su simple existencia, tan hermoso y adorable pero con toques tan sensuales haciéndote dudar la mayor parte del tiempo, educado e inteligente, respetuoso, la viva imagen de la perfección.

La pena más grande fue no saber valorarte y mantenerte a mi lado, en vez de arrancar tus delicadas y brillantes alas blancas dejándote ir como una pérdida más, pero tú si supiste dejar huella y una muy profunda que aun en la actualidad no ha logrado borrarse. Mi conciencia se martiria por ello, destruir tu mundo cuando tú querías arreglar el destrozo del mío.

Todo mi sufrimiento luego de separarnos lo tomé como un merecido castigo por el daño infligido, por cada lágrima traicionera que se deslizó por tus mejillas en contra de tu voluntad, cada ataque de ansiedad sufrido por mis incontables dudas, burlas recibidas por estar con quien no debías, alguien que solo jugaba contigo sin darse cuenta de las consecuencias y el cambio de posiciones que podría ocurrir, y principalmente por haber logrado opacar el intenso brillo de tus grandes ojos de ardilla como si tu alma hubiese muerto en ese instante.

La única razón para sentarme, dejando detrás mi vergüenza y tomarme el tiempo para escribirte a vísperas de una ocasión tan importante –a pedido de alguien muy especial− es porque, como mencioné al principio, necesito cerrar esa etapa de mi yo joven, después de todo tengo entendido que te has convertido en el hombre exitoso que estabas destinado a ser e incluso te has casado con una maravillosa persona. ¿Taehyung es su nombre?, Jin trató de contarme sobre ti aunque no pudimos hablar mucho en la reunión de exalumnos, en la cual te busqué miles de veces pero jamás apareciste.

Ansío quedar como personas que se conocieron una vez y tuvieron sus momentos malos pero también unos memorables y difíciles de olvidar, claro, si así los deseas, no espero tu perdón, solo deseaba desahogarme. Entiendo la dificultad de perdonar a alguien solo por una carta de pocas palabras cuando realmente necesitaría mucho más para expresar mi arrepentimiento, agradecerte por tanto y disculparme por tan poco.

Antes de finalizar me gustaría que tuvieras uno de mis pequeños escritos, solía hacerlos sentado en mi salón mientras te observaba por la ventana del tercer piso, lo encontré mientras hacia la limpieza semanal. Tal vez llegue un poco tarde pero me encantaría lo leyeras y conservaras junto a esta carta como un recuerdo de lo que una vez llegue a sentir por ti a pesar de no demostrarlo por razones sin justificación alguna.

Escrito el 18 de enero del 2007

"Tu mirada:

Cómo en una sola porción de tiempo en la que volteas hacia mí, puedes hacerme dejar de respirar e incluso sentir lo que ocurre a mí alrededor

Cómo con esos dos círculos pardos ahora menos brillantes atrapas a mis azules opacos permanentemente, sin que logren zafarse de las cadenas que los mantienen en esa prisión momentánea.

Cómo me ilusionas de esa manera, para luego voltearte como si nada conociendo el dolor que causas por solo observarme, permitiendo a otros quedar deleitados con el brillo y admiración que solían ser míos.

Tu sonrisa:

Por qué solo a ellos les das el placer de contemplar los diamantes escondidos en tu propia cueva, aunque era de suponer, no fueron ellos los culpables de su desaparición por meses.

Por qué los sacas a relucir todas las mañanas y en cuanto se encuentran en mi punto de visión, vuelven a ocultarse, induciendo a los míos menos preciosos a hacer lo mismo, como un simple creyente rechazado por su Dios.

Por qué tratas de fingir que todo está bien y que las perfectas curvas levantándose no son más por felicidad, sino burla y toda clase de sentimientos negativos y malintencionados que fuiste aprendiendo y copiando de los míos.

Tu tacto:

Recuerdas cuándo me rozabas lentamente, cohibido, pero seguro de tus movimientos, provocando inmediatamente que mi piel respondiera a tu toque con leves escalofríos. Era difícil para mí aceptar que una simple y pequeña caricia tuya elevara tan alto mi ser con el presente miedo de caer desde tanta altura.

Cuándo por primera vez me obsequiaste tú más pura e íntima faceta para que la tomara y cargara con el peso de llevarla siempre conmigo. En esa noche donde fuiste la única persona a la cual quise poder entregarle lo mismo, no solo saciar mi hambre como sucedía con muchos, sino, encender más la antorcha que nacía entre nuestros cuerpos como si se alimentaran el uno al otro.

Tengo grabado cuando caí en cuanta de que al no necesitarme más decidiste darle todo ese sentimiento, aunque menos profundo, a otras personas. Ahora eres la viva imagen de un incubo, destilas pasión y lujuria por cualquier parte de tu anatomía. En el fondo solo saber que conmigo había sido diferente calmaba el agonizante dolor de un corazón igual de roto que el tuyo. Saber que no fui un deseo carnal y sin compromisos, lo nuestro había sido y me encantaría seguir llamándolo amor, jamás lo dije en alta voz pero lo reconozco desde el fondo de mi alma."

Siempre te tendré como un pedazo de mi vida.

Atentamente Park Jimin

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P.D: La ocasión importante que mencioné se trata de mi boda, a la cual estas totalmente invitado por supuesto. Es en unas semanas. Puedes traer a tu esposo, me encantaría conocer a la persona que te ayudó a ser quien eras desde un principio. La dirección se la puedes pedir a Jin, el obviamente lo sabe todo, siempre supimos que sería periodista. 

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