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Advertencia: Es mi primera vez escribiendo un two shot, espero que les guste y puedan comprenderme.

💛

-Fresa y limón ¿cierto?- preguntó el señor Jung con una sonrisa amable en su rostro.

Jimin asintió levemente y miró atento cada movimiento que realizaba el señor Jung. Necesitaba concentrarse en algo que no fuera la verdadera intención de comprar dos helados.

-Aquí tienes-

-Gracias- respondió Jimin recibiendo los helados.

-Por nada- el señor Jung tomó las monedas que estaban sobre el mostrador.

Su cliente frecuente de todos los días jueves a las 3 de la tarde, aún no había abandonado la heladería. Estaba parado frente a la puerta mirando con detalle al parque que se encontraba cruzando la carretera. El señor Jung, sabía muy bien que era lo que miraba o mejor dicho, a quién miraba.

-Deberías dárselo- dijo el señor Jung mientras limpiaba con un trapo su mostrador.

Jimin suspiró. No había necesidad de sentirse sorprendido por la palabras del señor Jung, en una ocasión había decidido mirar al chico pálido desde la heladería para que no lo descubriera. Fue así, como decidió platicar con alguien de lo que sentía y el señor Jung, había sido amable y paciente al escuchar a un tipo enamorado como él.

-Quizá hoy es el día- murmuró y sin más salió de la heladería.

Durante 2 meses, Jimin había estado  comprando dos helados, uno de fresa y uno de limón. Durante este tiempo, había querido compartir uno de sus helados con aquel chico pálido, que sin falta, los días jueves llegaba al parque.

Jimin lo había estado observando y le pareció muy interesante. Al principio solo fue porqué lo vió dibujando y le dió curiosidad saber que dibujaba, pero sus dedos blanquecinos lo desviaron de su interés inicial, sin embargo, grande fue su sorpresa al momento en el que su mirada se detuvo en el rostro de aquel chico.

Él jamás había visto a alguien más hermoso que el tipo pálido que dibujaba y escuchaba música, ignorando a cualquiera a su alrededor.

Su cabello negro parece tan sedoso y suave que Jimin se atrevió a imaginar que sus dedos se encontraban enredados en ellos. Sus pestañas se movían tan suavemente que podía compararlas con el aleteo de una mariposa.

Sin duda alguna, esos fueron los rasgos que cautivaron al pequeño Jimin y como siempre, no podía dejar de mirarlo, de contemplar lo hermoso que era y por consecuencia los helados terminaban derritidos en sus manos, sin embargo, esto no podía continuar así.

Con pasos tranquilos, caminó hasta aquellas bancas que se encontraban en el parque y sonrió cuando miró al chico pálido.

Parecía muy concentrado en lo que dibujaba y esa era una de las razones por las que Jimin, no se atrevía a molestarle. Aparentemente parecía muy tranquilo, pero no lo conocía, quizá podía molestarse y no volver al parque.

Otra razón es que, no sabía como acercarse. La idea de compartir un helado se veía bien en su imaginación, sin embargo, el chico pálido podía rechazar su helado, después de todo ellos son extraños.

El Chico De Los Helados- YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora