La caída del Sol golpeaba las furiosas partículas de agua y, al rebotar, lastimaban la pupila de Alonso. Sin embargo, ignoraba la molestia del Sol como cualquier otro turista veterano. Mientras seguía impaciente la trayectoria del Astro rey rumbo a su escondite tras el basto océano se le acercó un ave bonachona, con aires de preguntona, o quizá de pedante curiosa.
-¿Qué haces fuera? – Le dirigió con su pico anaranjado.
-¿A qué te refieres?- Contestó Alonso sin dejar de observar la puesta de Sol.
-Sí ¿Qué haces fuera? Los humanos ya deben estar en sus nidos a esta hora.
-Observo el Sol.
-¿Qué le puedes ver al Sol? Es el mismo que cayó ayer- Infirió el animal, más curioso que invasivo en esta ocasión.
-Sí. Pero el de ayer no lo vi- La tajante respuesta de Alonso le arrancó las palabras a su remitente.
El Ave observó con detenimiento la ropa del muchacho. Tenía una camisa anaranjada estampada de palmeras blancas, se encontraba rasgada del costado y empapada hasta los hombros; su short era de baño, de buen color lila, en mejor estado que la camisa; su única sandalia verde le despertaba especial duda al animal.
-¿Por qué no te sientas conmigo?- Le ordenó Alonso, lo que acató sin queja.
-¿Por qué estás fuera?- Insistió con pasividad el ave.
-Porque pasé toda mi vida dentro. Y quería salir mientras aún puedo- Respondió finalmente Alonso.
-¿Dentro de casa?
-De cierta manera, dentro de una idea.
-¿Idea de qué?
-Eres un animal muy entrometido, ¿cierto?- Alonso le dirigió una sonrisa paternal.
-Me gustan los humanos, nunca entendí por qué su migración los ataba aquí en la época más calurosa del año. Y, justo cuando el clima podría mejorar un poco, se van. Pero lo que más me extraña es que parecen tan tristes de marcharse. Siempre me pregunté “¿por qué no se quedan?” Si se les ve tan plenos.
-Qué curiosa palabra. "Plenitud" ¿Por qué no usar “feliz”?
-Me parecía más contundente. Yo ahora soy feliz, pero tengo que buscar comida y regresar al calor de mi nido antes que llegue el frío de la noche; por eso no soy pleno.
-¿Y por qué no decir que los humanos son felices aquí? En lugar de decir que son plenos.
-Porque no siempre son felices. A veces están estresados, tristes, decepcionados, eufóricos o deseosos. Además es fácil saber cuándo alguien es pleno, se le nota en todos lados.
- Bueno, de igual manera, te puedo responder una cosa. Muchos de ellos se van de aquí porque están en la misma situación en la que me encontraba. Atrapados en una idea.
-¿Todos están atrapados en la misma idea?
-Solo los que no son plenos al momento que se van.
-¿Y cuál es esa idea?
-La idea de que hacen lo correcto para tener una vida satisfactoria- La firmeza de Alonso le causó un escalofrío al animal, a pesar de no haber comprendido la totalidad de sus palabras.
-¿El cómo de quién?
-Ah… La creencia de que son plenos. Cuando no lo son- Suspiró.
-¿Acaso no pueden darse cuenta de que no lo son?
-Es muy complicado. En verdad, casi nadie logra distinguir que no es realmente pleno. Solo en casos muy extremos despertamos, cuando hay una herida de esas tan grandes que el tiempo no puede cerrar.
-¿Cómo te has dado cuenta tú?
-Pues con eso. Con una herida tan grande que no puede sanar.
-Me parece muy tonto que necesiten sufrir para lograr algo tan simple como la tranquilidad- Emitió su opinión.
-Ciertamente lo es. Mira, después de todo no solo eres entrometido, sino también bastante inteligente- Hubo un silencio momentáneo mientras el animal se regocijaba en su dicha.
-Pero… ¿Si te has dado cuenta tú? ¡Puedes contarles a todos!- Sugirió el ave con entusiasmo.
-Algunos ya lo han intentado, pero muy pocos son los que entienden. Y aunque realmente tuviera esa voluntad de desgastarme, no puedo hacerlo.
-¿Por qué no puedes?
Al momento de hacer la pregunta el Sol terminó su recorrido y la playa se inundó de la luz tenue y blanca de la Luna.
-¿No deberías ir ya a tu nido, amigo mío?- Preguntó Alonso.
-¡Tienes razón! Me gustó charlar contigo. Cuando intento hacerlo con otros humanos no escuchan. Simplemente me ahuyentan- Alonso carcajeó.
-Pues verdaderamente deberían escucharte. Aprenderían bastantes cosas.
-Lo sé- Dijo el ave llena de orgullo-. Disculpa, ¿puedo preguntarte una cosa más?
-Claro.
-¿Por qué te hace falta una sandalia?
-Ah, no lo había notado- Clavó una mirada melancólica sobre su pie desnudo-. Seguramente la perdí cuando caí del bote.
-¿De cuál bote?
-Eres un ser demasiado curioso. Anda, ve a tu nido, es tarde- El rostro lacrimoso de Alonso se iluminó un instante al recordar un algo que sacó de su bolsillo en ese momento-. Es más, ten estas nueces, es un regalo por nuestra charla. Y para que no pases hambre debido a mí. No es mucho, pero espero que te sirvan- El ave acercó su pico a la palma de Alonso y tomó la comida.
-Te lo agradezco, eres muy amable, humano. Me iré antes de que sea aún más tarde. Espero que alguien te escuche, pero espero aún más poder charlar contigo otra vez.
-Alguien ya me escuchó. Adiós, amigo.
Y entonces, el ave despegó y se dirigió a su nido hasta que Alonso se desvaneció entre la arena y la débil iluminación lunar. No se volvieron a ver.
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Escritos cortos sin propósito.
CasualeSiempre he sido creador de diversos finales para un montón de novelas que he sido incapaz de redactar, más tarde que temprano, me di cuenta que por sí solos eran inspiradores, hermosos y suficientes. No es en un punto arrogante ni tampoco tengo el e...