Capítulo 63

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Odiaba que se moviera tan rápido. 

Odiaba no ser tan rápido. 

No, lo que realmente odiaba era que no era lo suficientemente capaz para ahorrar el dolor a las personas que amaba. 

Odiaba que Harry aún sufriera, incluso cuando ahora su destino estaba en sus propias manos. 

Lo que más odiaba también, era que sabía que podía perderlo.

Y no estaba hablando de perderlo únicamente de que no lo podía encontrar, también perder parte del espíritu de su amigo.

Le molestaba que ahora no sabía a dónde se dirigiría.

Le gustaba estar cerca del cielo, la torre de astronomía, pero no se arriesgaría a romper dentro del castillo cuando aquí nadie sabía que debían dejarlo solo. 

Le gustaba contemplar el agua en su forma imperturbable y luego crear caos, pero de nuevo, era posible ser atrapado  en su despliegue de magia caótica que podría realizar con sus emociones tan grandes.

Harry sabía el potencial destructivo de su magia, aún molesto, sabía que sería precavido.

Solo quedaba un lugar. 

El Bosque Prohibido.

Corrió tan rápido como sus pies le dejaron.

Él no podía sentir las barreras como Hermione y Harry lo hacían, pero las sentía, notaba la magia entretejida que delimitaba los terrenos de Hogwarts y cuando salió del puente de madera y salió disparado al bosque notó que su magia vibraba ante su tirón de querer desaparecer, indicación que ya no estaba dentro de los límites de Hogwarts. 

Solo podía pensar un lugar en el que Harry iría en el Bosque Prohibido que le daría privacidad, y lo odiaba por ello.

Aparecerse le costó un escalofrío de miedo, no por la posibilidad de sufrir despartición, sí no por el lugar donde apareció.

El hogar de las acromántulas.

No dijo nada cuando vio la figura de Harrison parado al frente del lugar donde estaba la cueva que contenía a esas monstruosidades de criaturas. 

Se acercó con cautela mirando las telarañas esparcidas por el lugar, arriba en los árboles y sobre el suelo, miró por sobre el lugar y encima de sus cabezas, no había rastro alguno de esos animalejos.

"Todas las criaturas me obedecen" - Harry le había dicho - "No seas tonto Ron, ordeno a un dragón y a un basilisco, las acromántulas son pan comido, no debes temer el Bosque Prohibido nunca más"

Cuando llegó a su lado notó algo raro, estaba muy calmado.

Oh, pero no se dejó engañar, no, podía sentir la furia de Harry saliendo en zarcillos feroces de su magia, no había sido sutil como lo fue en el cuarto, podía sentir los lazos salvajes queriendo una orden o una provocación para atacar.

- Pensé que no me seguirías aquí - dijo el menor, el solo estar a su altura y mirándolo atentamente fue que logró notar el temblor en su cuerpo 

- Supuse que por eso escogerías este lugar - respondió de forma serena, o lo más sereno que podía estar, estaba angustiado, furioso sí, pero más preocupado 

- Lo odias 

- Y tú sabes que lo odio - sonrió - Y por eso alejaste a esas bestias 

- Te pueden oír - le dijo 

- No lo creo - alzó una ceja - Debes haber prohibido que te oigan mientras haces un desastre 

- Déjame solo Reynald, no quiero estar cerca de nadie - le gruñó 

Enemigos de los Herederos ¡Temed!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora