Capítulo dieciséis

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-Resulta que ahora tengo una duda, si April es la que te mantiene, ¿cómo es que tienes un trabajo en donde ganas bien y tienes tan buena reputación? .- Escuché a Charlie preguntarle a Bella, ella le sonrió y yo rodé los ojos, siempre escuchaba lo del "April te mantiene" y me hartaba.

-Trabajo, sí, pero cosas cómodas, nada excesivo, y solo algunas veces. Ese dinero lo dividimos en dos partes, una por si en algún momento dejamos de tener dinero, en plan, recibir dinero del arrepentido padre de April, y la otra parte lo donamos a orfanatos. -Se encogió de hombros, simple y sencillo.

-¿De tu padre? Creí que el dinero venía de tu mamá. -Esta vez, se dirigió a mí, confundida. Me encogí de hombros, agarrando el bol de papas que estaba haciendo y me tiré a su lado en el sofá.

-Cuando tenía trece encontré a papá siéndole infiel a mamá, desde entonces lo he estado ignorando. Supongo que podría contar las veces que nos hemos visto, y él considera que darme dinero es una buena opción. Y, de hecho, tengo una hermanita de dos años de su parte. Solo la he visto en algunas ocasiones, lo suficiente para que sepa que soy su hermana mayor. Además, mamá me paga la universidad y yo solo me preocupo de trabajar y guardar ese dinero por si en algún momento me falta. – Me encogí de hombros porque simplemente no era la gran cosa, y seguí mirando la televisión, veíamos una película de comedia. Bella miró a Charlie con cara de "lo sé, vida cómoda", y Charlie me miró sorprendida.

-¡La mantenida eres tú y no Bella! -exclamó, y Bella y yo soltamos una carcajada.

-No diría mantenida, simplemente tengo un padre que gana bastante dinero y que mantiene la cuenta de mi banco llena de dinero, incluso si él muere y no aparezco en su testamento, no me molestaría, para eso trabajo y tengo a mamá. El dinero que él me da solo me beneficia en algunas partes, por ejemplo, ahorrar o poder quedarme en las casas o villas que él tiene o simplemente tomar el jet e irme a algún país.

Charlie asintió. -Me gustaría volver a Costa Rica. -La miré extrañada, no sabía que en algún momento había viajado, además de irse para la universidad, obvio

-¿Haz viajado? -Preguntó Bella, robándome un puñado de papas.

-Claro, soy francesa, y hablo español. -Asintió orgullosa.

-Bueno, al menos puedes gemir en francés. -Dije, riéndome junto a Bella. Charlie se ruborizó y golpeó mi hombro. -Qué cosita, no te molestes, ven, ven. -La atraje hacía mi y la senté en mi regazo, besando repetidamente su mejilla.

-No hagan eso freeente a mí, me pone triste. -Chilló Bella, cruzando sus brazos y haciendo un pequeño puchero.

-Oye, yo he soportado esto desde los diecinueve, no está mal que tú lo sufras un poco. -Me encogí de hombros, y besé el cuello de Charlie, dejando un pequeño beso.

No puedo negarlo, estas dos últimas semanas con Charlie han sido fenomenales, algunas veces paso a buscarla a su trabajo o le he enviado comida o flores. En ocasiones, nos hemos quedado dormidas en el sofá viendo alguna película o jugamos en su Xbox una partida, apostamos y nos hacemos retos. Esta semana solo vimos películas porque la llevé un poco difícil con la universidad, me tomé el tiempo de adelantar proyectos y trabajos que tenía para la próxima semana, de esa manera estaría más libre. Además, iría a visitar a mamá, así que con más razón necesitaba tener la próxima semana más desocupada, incluso aunque eso me costase no pasar tanto tiempo con Charlie. De todas formas, estar aquí con una Charlie sentada encima de mí y riéndose por las cosquillas que le estaba causando en su espalda baja, era lo más genial y lo que nunca pensé que en algún momento podría tener.

Cuando la película terminó, me disculpé y me fui a dar un baño, luego pensé en que podría cocinar algo para cenar porque realmente no tenía tanta hambre, y ya debía de dejar de gastar dinero en comida. Salí y me puse un bóxer, nunca se sabe quién puede entrar, prefiero que me vean arriba que abajo, sinceramente. Me puse un short holgado azul cielo (de las pocas ropas claras que tenía) y luego me puse el sujetador. En ese momento, Charlie entró a la habitación sin tocar; la miré, en medio de una sonrisa, confundida porque haya entrado tan repentinamente, se acercó a mí y me abrazó. Se puso en puntas, y para que no le molestara tanto, la alcé y agarré sus muslos con mis manos, de alguna manera, apretándola a mí. Pensé que le sucedía algo hasta que me besó.

Muy húmedo e inesperado, rápido y con un deseo latente. Tengo que admitirlo, también le traigo ganas, pero recién nos habíamos confesado que nos gustábamos y no quería dar un paso más allá de unos suaves besos porque no sabía cómo ella iba a reaccionar. Sus dedos apretaron mi nuca y sus pulgares acariciaron el poco cabello que estaba creciendo en mi cabeza, lo que me recordaba que tenía que ir a una peluquería, su lengua se metió en mi boca y aunque yo estaba algo sorprendida por lo rápido que se estaba volviendo ese beso, no me iba a negar a nada. Me apoyé en la puerta y solté uno de sus muslos para poner el seguro, aprisionándola allí, tomé el ritmo del beso y con ambas manos apreté sus muslos, subiendo hasta su enorme trasero y también apretando, para mí placer, Charlie soltó un jadeo.

Nos separamos con la respiración bastante agitada y me detuve a mirarla a los ojos, preguntándole si realmente estaba segura de eso, no quería forzarla a nada. En respuesta, Charlie me besó, y yo la despegué de la puerta y me senté en la cama. Ser alta no significaba que era extremadamente fuerte, también me cansaba. Le quité la camiseta sin mangas que llevaba y desabroché el sujetador al mismo tiempo, y dejé de besarla para mordisquear su cuello, ella se arqueó y apretó mi cabeza e hizo algo más de fuerza para que bajara más, no le hice caso. Y seguí besando y mordiendo su cuello con suavidad, tampoco quería dejar una marca, cuando se desesperó, Charlie se levantó y me quitó el sujetador, aprovechándose un poco agarró mi cabeza y la puso en sus pechos, y con ella de pie me atreví a sacar la lengua y pasarla, ella suspiró. Chupé, lamí y mordí ambos pechos durante un rato, hasta que sus jadeos empezaron a subir y le quité el short de pijama que tenía junto a su ropa interior, me levanté e invirtiendo las posiciones, la acosté en la cama.

Me quité el short y el bóxer y abrí sus piernas, estaba bastante húmeda y entendí que había mucha razón para estarlo. Con mi pulgar, acaricié el botón hinchado y justo cuando ella gimió, la besé muy húmedo, buscando que mojara más y más. Introduje un dedo y bajé a sus pezones, aún con mi pulgar en su clítoris introduje otro dedo y empecé a moverlos rápido, al tiempo que chupaba sus pezones. Charlie apoyó ambas manos en mi cabeza y clavó los dedos, probablemente me dolería la cabeza después, pero me parecía satisfactorio. Cuando ella empezó a gemir más alto, dejé sus pezones y quité mi pulgar su pezón, empezando a usar la lengua, aun con los dedos dentro de ella. Sin dudarlo, introduje otro y ella empezó a gemir más alto. Chupaba y lamía su clítoris esperando a que ella llegara a ese orgasmo que la estaba torturando. Cuando gimió mi nombre y sentí mis dedos y labios más húmedos al tiempo que su cuerpo se relajaba, alcé la cabeza y le sonreí, ella me correspondió. Abrí sus piernas y junté nuestros centros, la besé y apoyé ambas manos a sus costados, sus manos fueron a mi espalda y yo moví las caderas, rápido, duro, sin meditaciones. Charlie dejó de corresponderme los besos así que con un poco más de esfuerzo, dejé besos en su cuello, en algún momento, ella se arqueó y clavé los dientes, imaginando el posible chupón que se formaría ahí.

Charlie arrastró sus uñas por mi espalda, clavando los dedos, arqueándose y gimiendo alto. Empecé a gemir con ella porque también sentía el orgasmo venir, así que respiré profundo y moví las caderas más rápido, la cama se sacudió un poco, pero me daba igual. Simplemente seguí y seguí, gimiendo junto a ella, eventualmente, llegamos al orgasmo y me tiré encima de ella. Ella empezó a acariciar mi espalda con cariño, nos movimos un poco para taparnos con la sábana de la cama, pero solo un poco.

Creí que estaba dormida, hasta que la escuché murmurar mi nombre, me moví, porque dijo que la estaba dejando sin aire. Ella recostó su cabeza en mi pecho y con su dedo trazó círculos en mi abdomen, en algunos momentos solo seguía la línea de los abdominales (que tengo que admitir que me encantan), mientras yo acariciaba su brazo con tranquilidad, simplemente sintiendo el silencio del momento y mirando hacía el techo de la habitación.

-¿Estás cómoda? -La escuché murmurar, bajé la mirada y encontré la suya, le sonreí, asintiendo. -¿En qué estás pensando?

-En nada, solo me dejo llevar de tus pequeñas caricias.

-¿Te gustan, uhm? -Dejó de acariciar y con esa mano jaló mi mejilla, causando que me riera un poco.

-Sí, me gustan, me dan tranquilidad. -La vi ruborizarse, entonces recordé algo. -Acabamos de tener sexo, nos saltamos los pasos, ¿eso significa que ya eres mi novia?

-¿Me lo estás pidiendo o afirmando? -Preguntó sonriendo.

-Realmente lo estoy afirmando.

Años|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora