|031| Alguien

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Así que por favor no me mires como si estuvieras mirando a alguien que está muriendo.


Me adentre con brusquedad al cuarto de baño agarrando el lavamanos como si pudiese destrozarlo ante el agarre. Debía tranquilizarme y pensar con ingenio. Ya lance las cartas sobre la mesa no puedo echarme a morir. Pille entrecejos mi reflejo en el espejo respirando agitada y le manotee, salí de allí.

Recogí un par de cosas esparcidas en sus escondites y avancé escalera abajo, con destino al sótano, por supuesto previniendo que nadie me viese. Ya en el sitio arremetí contra la cartelera, aventando todo al suelo en un movimiento de frustración y furia.

Sentía que tenía todo y nada a la vez.

Es como tener armas pero no saber utilizarlas.

Golpee la fría pared desquitando todo ello acumulado. Tire de mis cabellos al quedar con la mente en blanco. ¿Cómo es que esto es posible?

Allí en el suelo estaban pruebas contundentes, y quizás, una que otra faltante para englobar lo que resultaría insignificante. Pero justo allí está con lo que puedo dar por terminado.

Inhale profundo, tanto así que llegase oxígeno a mi desquiciado cerebro.

Ya un poco más calmada, solté un respiro escaso. Coloque las manos sobre mi cintura como especie de jarrón y me dispuse a mirar el reguero en el suelo. Resople un par de veces elevando uno pequeños mechones de cabello mientras que mi inquieta pierna derecha no paraba de dar brinquitos de inquietud y desespero.

Escanee el espacio en segundos y... nada, no hay nada resaltante.

Patee una columna de cajas empolvadas estresada de no lograr centrar mi mente en algo concreto.

—Carly... piensa coño, piensa —me repetía propiamente caminando de un lugar a otro.

Mis dudas se atormentaban con el simple hecho de, ¿por dónde debo iniciar?

Resoplé más fuerte produciendo un eco en la habitación.

La pieza de arranque para mi descontrol fue la llegada de Audrey, o bueno, el que JungKook se haya enterado de ello.


Exacto, eso era.


Necesito cerciorarme de quien es el personaje que se aproxima como tormenta asesina.

Me coloque de cuclillas revisando entre papeleos y cosas aventadas en el suelo, haciéndolos a un lado para dar con el paradero del informe médico o algo que me diera con su perfil. Pero luego de segundos, recordé que no lo conseguiría, ya que no los robe, solo le tome fotos con el teléfono.

Así que saque el aparato de mi bolsillo trasero y me senté en el suelo junto al desastre. Revise mi galería con impaciencia, sentía que cada segundo perdido cuenta. Y como era de esperarse, su entrevista médica no poseía ninguna fotografía que identificara al paciente.

—¡Puta vida! —hice un berrinche.

Me comenzó a ahogar en mi propio estrés mental.


¿Cómo es que no existía un rastro de esa chica?


Sentía ya el zumbidito resonar en mis oídos y, a su vez me provocaba un hormigueo en todo el cuerpo.

En seguía algo me vino a la mente: el anuario.

Repase las cosas esparcidas en el suelo con la mirada y al dar con el anuario, gatee hasta el como si alguien viniese a llevárselo. Me senté y le revisé hoja por hoja como la última vez, ¡pero claro! en ese tampoco conseguiría nada. Ese fue el que hurte del Aritnem, al que le arrancaron hojas. Así que opte por gatear de vuelta hasta la mochila que saque de la casa Jeon y cogí el otro, para comprobar que no estuviese dañado como el otro. Debo compararlos.

SÉ QUIÉN FUE |Gemelos| JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora