Capítulo 6 - Destrucción al Rojo Vivo

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P.O.V Luka

Estaba plácidamente dormido, pero desperté de golpe justo a las 6:30 AM, estaba un poco sudado a pesar del ambiente fresco del paisaje que rodeaba el templo, despertarse temprano para mí no es un problema, pero hubiese preferido seguir durmiendo. No le di importancia a mis pensamientos perezosos y me levanté de la cama, para así también despertar a mi compañero que dormía en el otro futón, hoy debíamos ir hacia ese pueblo cercano para encontrar aquel mineral precioso que nos habían encargado: El rubí de Yunnan.

Al pasar la primera hora, bajamos al área común y tomar algo de té que nos habían preparado los monjes, estábamos listos para partir, luego de varias instrucciones, nos ofrecieron dos caballos para ir cómodos, pero descartamos ya que con nuestras transformaciones iba a ser más rápido y fácil. En la puerta principal nos despedimos de nuestro maestro.

–En el mercado que está en el centro del pueblo, podrán encontrar a un señor quien vive por la minería, con estas monedas podrán comprarle el rubí, espero tengan éxito en su misión.
–Así será. Nos veremos en la tarde.

Y con esas palabras, partimos hacia el pueblo en búsqueda de esa inusual joya.

Durante nuestro paseo, pude dejar salir mis instintos aventureros, corriendo entre los caminos y los árboles del bosque, Adrien y yo nos sentíamos como si fuéramos parte de la fauna del lugar, libres como el mismo viento, llegamos por fin a aquella zona rural, luego de un transcurso de casi 3 horas bajando a través de la montaña y el bosque. Nos apresuramos a quitar nuestras transformaciones que ocultaban nuestra identidad para así acercarnos a la urbanización. Por algún motivo sentí deseos de saber de saber de mi florecilla, pero sabía que aún era de madrugada, así que decidí esperar más tiempo para poder comunicarme con ella, o con Alya.

Al llegar al mercado, pudimos observar diferentes vendedores y algunas extravagancias y productos locales, los ojos de los lugareños pasaban por encima de nosotros, al ser un pueblo pequeño, seguro la visita de los extranjeros no era algo común en ese lugar, seguíamos cruzando, y pudimos ver a lo lejos, un señor que arrastraba una carretilla con algunas cajas, y luego se alejaba de la multitud. Nos miramos con curiosidad, como si nuestras mentes estuviesen sincronizadas, y caminamos hacia otro hombre que estaba en la esquina. Ya que Adrien habla mandarín, se nos facilitaba comunicarnos con los demás.

–Disculpe, señor. –Dijo mi amigo al vendedor local. –¿Podría decirnos dónde está el minero que vende piedras preciosas acá? –El señor hizo un gesto afirmando conocer a la persona.
–Es quien va caminando hacia allá, el que tiene la carretilla. –Adrien hizo un gesto de agradecimiento, y nos marchamos tras el señor.

Caminamos detrás de él varios metros, hasta que empezó a alejarnos de la zona poblada, a los pocos segundos nos adentramos de nuevo en el bosque, empezamos a ser más sigilosos con nuestros pasos, pero este de repente se detiene en medio del camino y gira hacia atrás, encontrando así nuestras miradas.

–¿Quiénes son ustedes? –Dijo este, hablando nuestro idioma natal, cosa que me sorprendió.
–Mi nombre es Luka Couffaine, y él Adrien Agreste, y estuvimos buscándolo en el mercado. Necesitamos un objeto de valor que usted puede facilitarnos.
–Es de mucha urgencia, señor. –siguió comentando mi compañero.
–¿Qué clase de piedra buscan?
–El rubí de Yunnan.

El hombre sin decir nada toca su barbilla en un gesto pensativo, pensé que era eso lo que hacía, más bien él estaba formulando lo que nos diría a continuación.

–Ese inusual mineral no debe darse a todas las manos que la requieran, deben decirme cuales son los motivos que le llevan a utilizarlo.

Adrien y yo nos miramos, ¿decirle la verdad? En el fondo me gustaría hacerlo, no sé si sería algo prudente, o si éste creería las palabras que les tengo formuladas, podría inventar alguna una excusa, como: "Quiero que mi esposa lleve esa piedra", o hacer algo con ello, pero en el fondo siento que esa sería una tontería muy grande y que él nunca me creería. Observé nuestro alrededor a ver si nadie nos observaba, Adrien observó dudoso al hombre, pero yo, con todo el valor del mundo pronuncié las palabras que él quería escuchar.

Melodías en tu Memoria ~ [Lukanette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora