BADBOY

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Nos encontrábamos en casa de Jimin. Nos invitó a pasar la tarde con él en su pequeño departamento y, ¿cómo decirle que no? Así que, allí estaba yo, sentado en un sofá individual, viéndolo a una corta distancia, admirándolo.

Tiene una perfecta piel lisa, pálido y con unos pequeños ojos los cuales se pierden cuando sonríe. Esa inigualable sonrisa, sus delgados labios y ese pequeño diente chueco que aún recuerdo, lo arregló hace un tiempo, pero lo conservo en mi memoria, eso lo hacía ver aún más tierno, además de sus regordetas mejillas y sus pequeñas, rellenas y lindas manitos. Aunque el cuerpo de este pequeño y tierno ser, es totalmente distinto a todo lo anterior dicho, este niño es ardiente por donde lo mires. Es peligroso porque puedes caer ante su tierno encanto o por lo sexy que puede llegar a ser.

O peor aún, caer por ambas cosas, allí estás completamente perdido, como yo. Bienvenido al club.

Jimin se encontraba perfectamente distraído en su celular, estaba viendo vídeos en Instagram, lo supe en un momento que le mostró algo a Taehyung. Él seguía en lo suyo, revisando su celular y hurgando su nariz como si su vida dependiera de ello, buscando un tesoro que quizás fuera su cerebro. Sacó su dedo dando con el objetivo, lo miró un rato y después jugo con él entre sus dedos, cuando se aburrió lo pegó de alguna parte del sofá. Mientras tanto, los demás tenían una amena conversación.

—Hyung, ¿estás bien? —Me preguntó Jungkook, el menor de todos, aunque no lo aparenta.

—Sí, sólo estaba pensando.

—Pero, te estas babeando. —Señaló y boca. Acerqué una mano y efectivamente estaba sucediendo, me limpié rápidamente, casi exageradamente.

—Estaba pensando en algo delicioso. —Afirmé asintiendo con la cabeza.

Jungkook no me creyó mucho, lo noté en su entrecejo arrugado, se volteó y siguió conversando con Yoongi.

Ya son siete años siendo amigo de Jimin y unos tres estando perdidamente enamorado de él.

****

—Hola, Jin. Ya estoy aquí, ¿qué es la cosa tan importante que tenías que contarme en privado? —Tomó una silla y se sentó, cruzando sus piernas y apoyando sus manos en las piernas.

Le pedí a Jimin que viniera a una cafetería cerca de su trabajo para hablar con él. Sí, le pedí que fuera en privado porque no quiero pasar vergüenza con nuestros amigos y nada mejor que un sitio público, sí, claro, nada mejor. Jin, pudiste escoger alguno de los departamentos para hacer esto, pero no. Eres un genio.

—Bueno, yo quería hablarte de... —Pasé saliva y me armé de valor. —De mis sentimientos.

—Te escucho. —Se recostó de la silla y tomó una postura que pocas veces había visto en él, una que reflejaba su lado de perfecto bastardo.

—Me gustas, en serio me gustas. —Solté con los ojos cerrados.

—¿Desde hace cuándo? —Lo escuché escupir las palabras luego de un pequeño silencio.

—No mucho, quizás lo suficiente para tomar valor de decirte. —Le mentí, sí, tampoco iba a decirle que llevo años perdidamente enamorado de él. Que patético.

—Jin, sabes mis preferencias. —Se cruzó de brazos y elevó una ceja.

—Lo sé —dije mientras colocaba mis puños sobre la mesa a modo de frustración.

—Además, me gustan los chicos malos. Ya sabes, los típicos. —Me sonrió, relajando su postura.

—Yo podría serlo por ti.

BADBOY | [Jinmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora