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Jimin dio dos golpes en la puerta de madera antes de que esta se abra sola, como si alguien invisible la hubiera abierto. Cuando entró no había nadie.

Parecía un departamento embrujado, todo estaba oscuro en el interior, solo luces con un brillo bajo estaban alumbrado el espacio vacío. Sin embargo Jimin sabia que no estaba solo cuando dio tres pasos y la puerta detrás de él se cerró. Se hubiera asustado, realmente.

El hecho de que el estuviera allí por dinero no quitaba el sentimiento de terror que tenía. Estaba todo negro y sentía que lo estaban mirando. Lo sentía como dagas en la nuca, una tras otra.

— Lena dijo que llegarías a las ocho. Son ocho y cuarto.

Jimin se congeló cuando escuchó la voz que venía de alguna parte del departamento. Profunda y grave. El eco que resonó en el amplio espacio provocó piel de gallina en su cuerpo.

Estaba acorralado, mierda. El quería irse. Sentía la necesidad de salir por la puerta, necesitaba respirar.

La imagen de su hermano con sus zapatillas gastadas y las lágrimas en su rostro mientras sus compañeros de la escuela se burlaban de él llegó a sus oídos. Jimin cerró los ojos y suspiró. Ya estaba aquí, ya había echo esto antes. ¿Por qué se sentía tan diferente entonces?

— En la recepción no me dejaban pasar.

Jimin apretó sus labios, sus piernas temblaban mientras respondía.

— ¿Y eso por qué?

La voz volvió a hablar, grave, gruesa, ronca.

— Debido a que yo no tenía una cita programada.

La voz dio una risa seca y Jimin vio al frente, en medio de la escasa luz una silueta mucho mas alta que él se irguió en toda su altura.

La silueta caminó hasta él, Jimin tenía miedo de ver la cara de su comprador pero aún así observó a los ojos que lo miraban con intensidad. El hombre lo estaba observando con ojos calculadores y se rascaba la barbilla perfectamente con una mano llena de anillos de oro y una muñeca enfundada en un rolex. Brillaba. Sus ojos, sin embargo, eran vacíos.

El hombre lo rodeó, probablemente le llevaba casi dos cabezas a Jimin y eso solo hizo sentirlo más pequeño de lo que realmente era.

— ¿Por qué estás aquí, Jim?

Jimin suspiró y se mordió los labios.

— Yo trabajo con Lena.

El hombre se quedó quieto detrás de él.

— Lo sé.

El hombre se acercó a él y Jimin se estremeció de pies a cabeza.

— Necesito el dinero y Lena dijo que podía ayudarme.

El hombre respiró en su cuello.

— ¿Lena no te ha dicho que odio la impuntualidad?

Jimin gimió cuando el hombre detrás de el dio una sacudida hacia adelante con sus caderas y el bulto creciente chocó contra su trasero, cada pierna estaba lánguida, tanto que el choque sorpresivo hizo que cayera de rodillas contra la alfombra oscura del departamento. Sintió al hombre moverse al rededor una vez mas hasta ponerse en frente de Jimin. Jimin tenía el deber de gemir cuando un hombre lo tocaba aún si no le había causado placer alguno, en ese momento, Jimin se sorprendió con la facilidad en la que el gemido había escapado de sus labios.

— ¿Lena no te ha dicho que me pongo demasiado jodido cuando no cumplen con mis requisitos? Jim, Lena dijo que eras un buen cliente pero estoy decepcionado de ti. Ponte de pie, toma el dinero y vete.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2020 ⏰

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SMUT! / YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora