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Prólogo:

Lo mejor para las hermanas Blackburn es acompañar a su madre al trabajo, ya que la misma pertenece a un equipo de organización de eventos, lo que las permite estar presentes antes que nadie en los lujosos eventos. Está vez es por un cumpleaños de la familia Martín, los florecidos años del abuelo.

Mientras que Rosie, la madre de las niñas, está trabajando las hermanas deambulan por el gran jardín,

— veo a mamá muy nerviosa— habla Mackenzie.

—es por el hombre rubio— sigue Elizabeth.

— ¿hombre rubio?

— los ví juntos en ese día, cuando la contrató.

Mackenzie abre la boca para decir algo, pero se lo guarda para ella.

Mackenzie es la mayor de las dos, por un año, aunque ambas no son las hijas de sangre de Rosie. La misma, con su esposo años atrás las adoptaron cuando Elizabeth acababa de nacer. Todo estuvo muy bien en su pequeña familia hasta que el gran hombre que tenían como padre, falleció en un accidente automovilístico dejándolas solas...

El paseo de las hermanas no duró mucho ya que se paran entre unos árboles a observar a las personas que llegan en sus lujosos autos, con sus vestidos, trajes, extravagantes peinados y allí estaban ellos, por fin algo que las ponían de buen humor, dos niños en la fiesta.
Ellos parecían estar a punto de gritarle a alguien, con sus caras serias y distantes pero todo cambio cuando uno de ellos, las vio escondidas entre los árboles y tuvo la gran idea de enseñarle a su hermano haciendo que este lo incite a ir hacia ellas,

— hermana— murmura Mackenzie ante el extraño comportamiento de los hermanos, pero antes de decir algo, ambos se encuentran frente a ellas.

El primer niño que las vió, tiene una sonrisa amistosa con unos grandes ojos marrones llenos de curiosidad y el siguiente, es un poco más alto que el otro, con unos rebeldes rizos y unos ojos verdes,

— hola— salta Elisabeth,

— hola, soy Christian— saluda el primero que las descubrió, —y él es mi hermano Demián.

— Soy Elizabeth y ella es Mackenzie, mi hermana.

La sonrisa entre los cuatro, fue lo único que basto para que se formará una confianza en ese pequeño círculo.

— ¿Qué hacían?— pregunta Demián.

— explorando— responde Mackenzie,

— ¿Vamos?— sin esperar la respuesta de los hermanos, Elisabeth los incita a caminar.

Así, ambos se van alejando de la finca, recorriendo los alrededores, entre risas y charlas, la ropa  se fue ensuciando pero nada de eso importaba. Hasta encontraron una hermosa laguna pero al ver a personas allí, siguieron su camino.

Ya que la fiesta dura todo el fin de semana, con esos dos días los cuatro podían hacer muchas cosas y así fue.
No existía nada más hasta que a últimas horas de la tarde del domingo, decidieron hacer una especie de nuevo juego, un casamiento en el cual Mackenzie y Demián debían casarse, por ser los más grandes de edad, el padre es Christian y la dama de honor, claramente es Elisabeth.

— ahora los declaro marido y mujer, puede besar a la novia— habla Christian, haciendo que los "novios" se sonrían cómplice, pero al ver que Mackenzie no se atreve a decir algo, Demián se acerca ella dándole un pequeño beso en la frente con una sonrisa de lado, resaltado el oyuelo en su mejilla,

— hey— Elisabeth codea a Christian,
— no es justo que por ser mayores, se puedan besar— y terminando esto, le roba una beso al pobre niño que queda atónito por tal acción.

Pero no duró por mucho, ya que la madre de los pequeños comenzó a llamarlos y la despedida fue lo peor.
Las niñas se pararon frente a ellos, con caras tristes por tener que separarse,

—podemos vernos de nuevo— habla Christian tratando de sonrier,

— podríamos— Elisabeth sonrie tristemente,

— yo sé que si— salta Demián, con su mejor sonrisa para Mackenzie y con esa última sonrisa entre ellos y un adiós, se terminó el mejor fin de semana.

Las hermanas también debian irce, pero con la cabeza en sus amigos, no se percataron de las actitudes de su madre, pues no sólo ellas tuvieron un gran fin de semana ya que antes de dejar la finca, el señor Martín se acercó a ellas junto a Rosie, con una sonrisa de feliz cumpleaños tratando de agradar a las niñas...