FECHA
¿Me recuerdas?
Seré sincero, te me viniste a la mente y comencé a escribir. Sé que recibirás mis cartas y sé que vas a leerlas, me lo debes. Al menos esta primera. Y te prometo que querrás leer las demás.
El día de ayer me dieron una noticia. Desde ese momento, quedé mudo. Mi pareja trató de calmarme, al igual que mi hija. Pero ninguno de los dos logró que dijera siquiera una palabra.
Hoy en la mañana, al quedar sólo en casa, me levanté de la cama y comencé a escribir. Y en algún punto, me dí cuenta de que te estaba escribiendo a ti.
Esa primera carta la guardé. Luego de descargar todo lo que tenía encima, tomé otra hoja y empecé desde el principio. Este es el resultado.
Mi nombre es Andrei, me recuerdas. Yo lo hago. Y te escribo esta carta, porque necesito hacerlo.
Pero no tendría sentido decirte la razón sin antes contarte sobre todo lo que pasó antes, ¿por qué?, porque todo culmina en este momento.
Ahora tengo que escoger desde que punto debo empezar a contar la historia. Podría hacerlo desde mi nacimiento o avanzar mucho más hacia el final, e ir retrocediendo. Sin embargo, cualquiera de las dos opciones entorpecería todo.
Mi otra opción, empezar con algún tema. Y elegí "sexualidad".
Mi vida sexual empezó como la de muchos: con abusos. Algunos los reconocemos y otros los pasamos por alto. Nos hicieron sentir mal, pero pensamos que era culpa nuestra. No siempre se trató de un abuso como en las películas, donde todo es más que obvio, a veces sólo fue esa vez en la que no queríamos y aunque la otra persona se dio cuenta, lo permitió. Otras, donde tuvimos miedo, y nos hicieron sentir tontos por eso, en lugar de un simple: "esta bien, todo estará bien".
Tal vez, si esto te lo contara una chica, sería más entendible, ¿aún piensan así los heterosexuales?
Siempre es difícil. Para todos.
Mi ideal, como en de muchos, era el mismo: una pareja. Nos dicen que esa es la solución a la soledad y que por supuesto, la vida debe ser aprendida a través de ella, de lo contrario, somos... "putas". Ósea, tienes que conseguirte una pareja y dejar que esa persona te diga cómo debe ser el sexo, casi siempre a su favor. Eso de conocer otros mundos, de viajar, es para putas o hombres heterosexuales, estos últimos, tienen que aprender, para poder satisfacer mejor a su novia fiel, siempre a su favor, porque si es a favor de ella, es puta.
Por suerte, escuché que esto está cambiando.
Para nosotros es igual.
Pero, a lo que iba. La mayoría de la sexualidad de los de "abajo", empieza con abuso.
La mía empezó a los 13 años, vos y yo todavía no nos conocíamos. O tal vez sí.
La verdad, es que en la escuela nunca me sentí cómodo, no me hablaba con casi nadie. Pero había que ir. Y todo era normal, un simple pibe que odiaba la escuela... Hasta que llegó él:
Un chico que estaba por recibirse de profesor, que estaba en sus clases de práctica antes de lanzarse al mundo de los profesores. Nunca supe su edad, pero tenía la edad de alguien que cursó sin tropiezos, y buenas notas.
El primer día, sólo fue presentado y se sentó en un rincón a tomar notas. Éramos chicos, no nos había picado el bichito de la estupidez, así que su paso por nuestro curso fue tranquilo; nadie se burló de él ni le faltó el respeto. Según los rumores, sufrió mucho más con los chicos del último año.
Su nombre era Rico y venía de Puerto Rico. Supuse que era el motivo de su nombre.
Era moreno. De pelo negro y ojos café. Tenía una mancha en el iris de su ojo derecho y recuerdo muy bien que me quedé mirando esa mancha negra, y sin darme cuenta, quedamos mirándonos fijamente. No caí en cuenta hasta que me sonrió y entonces sentí calor por todo el cuerpo. Me inundó la vergüenza.
No volví a buscarlo en toda la clase. No levanté la mirada de mi carpeta. Sólo escribía y escribía, aunque no estuvieran dictando nada.
Esa primera clase sólo fue un momento incómodo.
Rico vino unas pocas clases más. Se sentaba y tomaba nota. A veces nos mirábamos y nos sonreíamos cómplices, no sabía bien de qué, pero me sentía muy a gusto de poder hacerlo.
Tal vez escuchaste sobre lo que pasó después...
Desde algún lugar del mundo.
Con cariño,
Andrei.