¡solo para él!

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hola?, Se que no es momentos de llamarte, pero te necesito... Puedes venir ahora?- escuché un suspiro por parte de él.

– dame diez minutos y estoy allí.- nada más eso y colgó.

Cuando salía de mi mundo, todo era un caos, era terrible ver un panorama como siempre lo veo en mis ojos, ya que en mi mente no hay nada... Solo oscuridad nada más.

Le llamé a mark, para que viniera a una consulta de esas exclusivas que tanto habíamos hecho anteriormente. Pero está era peor, y no solo por qué acabe de controlar mis demonios, si no porque cuando volví tenía las manos manchadas de sangre. ¡Sangre!.

De verdad estaba aterrada, tanto que comencé a sentir ansiedad e impotencia.

Sonó el timbre.

Que rápido pasan diez minutos.

Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta.

Abrir y Vi a un mark muy diferente.

Ni debí llamarlo en estos momentos, sabía que le estaba pasando. Estaba en su mundo bipolar.

– que te paso?- pregunto serio.

– acabe de salir de mi mundo. Pero ya veo que tú estás dentro del tuyo- contesté siendo sincera.

– eso a ti no te importa- dijo dándome la espalda y llendo directo al pequeño bar que tenía. Vi que se sirvió una copa de ron y de un solo trago se la tomó.

Me estoy arrepintiendo de haberlo llamado.

– que te pasó?- volvió a preguntar.

– tenía las manos manchadas de sangre cuando despertó hacia unas horas.- respondí bajando la cara.

– explícate mejor.- dijo y Vi que se acercaba a mí despacio.

– ¡ya te dije. Entre en mi mundo en un hotel de mierda, y de ahí no supe más nada, luego me encontré aquí con las manos manchadas de rojo, sangre!- grite eufórica, debía de calmarme o seguramente todo en mi departamentos iba acabar en trozos.

– sabes lo que necesitas?- dijo, volviendo a buscar más ron.

– si. Estar en un manicomio, eso es lo que necesito Mark. - me senté en el sillón que estaba a mi lado.

– no, no necesitas un manicomio... Necesitas soltar toda esa adrenalina que tienes acumulada. Y yo sé cómo. - está vez llegó más rápido a mí y me jalo hacia él.

– entonces que esperas para quitar toda esa adrenalina de mi cuerpo? - pregunté dando un pequeño mordisco en la quijada.

Sin esperarlo, me besó con mucha fiereza que pensé que mis labios se despegarían de mí.
Deje que su lengua entrara y explorará toda mi cabida bucal, luego comenzó a bailar con mí lengua.

Sus manos ya habían arrancado la batola que me cubría dejando desnuda ante los ojos de aquel depredador literalmente.

Su boca se despegó de la mía y viajo a mis pechos, con la lengua jugaba con mi pezón y después con el otro pecho.

Sus mano izquierda jugaba  dando circulos en mi hueco prohibido. Y su mano derecha estaba en mi vagina irrumpiendo con un dedo las paredes vaginales.

Entraba y sacaba sus dedos, ya no eran uno sino dos, y presentía que iba a llegar otro acompañante.

Mis caderas se movían para sentir más fricción, lo quería todo dentro de mí. Saco sus dedos y los llevo a mi boca, abrí mi boca y dos de sus dedos entro en ella. Realmente sabía delicioso, yo sí que era una delicia.

Lamí todo sus dedos mientras el me miraba.

Saco sus dedos de mi boca uno por uno, me agarró de la cintura y me cargo. Entrelazadas mis piernas en las caderas de mark, con mi mano me sostenía de su cuello y con la otra bajaba y agarraba su pene para llevarlo a mi entrada.

Ya estando en mi entrada, mark se hundió en mí, completo.
Se sentía jodidamente perfecto.
Todo eso era mío,todo,malditamente todo.

Comenzamos a movernos más rápido, gimiendo y gritando cuando queríamos hacer ruidos.

Sentía que ya no podía más, que pronto me iba a correr.

Pero el que se corrió primero fue él.

– más rápido!- Gemí en su oido.

Sabía que mark aún estaba en los choques de orgasmo, pero yo no, y quería más y más.

Mark me bajo, me llevo hasta el sillón, boca arriba y entrelazó mis piernas de nuevo en sus caderas pero acostada sin salirse de mí.

Comenzó de nuevo a moverse, despacio pero duró hasta la empuñadura. Sentía sus bolas rozar contra mis nalgas.

Bajo su cara a mis senos y comenzó a chuparlos de nuevo pero con más intensidad que antes.

No dure menos de dos minutos y me corrí.

– mark! - mi orgasmo era para él, solo pará él.

La respiración de ambos era sumamente agitada.

Mark beso mi frente y salió de mí.

Me levanto y me sentí en su regazo.

–¿ Mejor?- preguntó.

- mejor- asentí– pero quiero más - pedí, y Vi salir una sonrisa ladina pero traviesa.

muertes perversas (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora