Los adolescentes pasamos un momento escabroso e inestable. Los mayores nos tratan como niños, pero quieren que nos comportemos como adultos. Nos dan órdenes como se dan a los animales y luego esperan una reacción madura, siempre racional, de personas autoconvencidas de su nivel legal. Es un período difícil, vacilante, durante el cual estamos perdidos y sin el apoyo de nadie.