—¿Qué hora es?
—Las 20:33, señorita— respondió diligentemente Elián.
—¿Mae ya se ha infiltrado?
—Al parecer, sí.
—No me vas a decir más aunque te lo pida, ¿no?
—Exactamente.
—Bueno, al menos eso no es un monosílabo. En fin. Repasemos una vez más: yo bajo leeeentamente por las escaleras, y tú estás detrás mía lo suficientemente lejos como para que la gente no piense nada, pero lo suficientemente cerca por si tropiezo y me sujetarías disimuladamente. ¿Cierto?
—Sí.
—¿Se me ve algo del vendaje?— Preguntó Owen sujetando su vestido por encima.
—No, pero no levante tanto el vestido, señorita.
—Está biennn...
—¿Está lista?
—Sí, por supuesto.
Abrieron la puerta que comunicaba con el salón principal. La primera vista de Owen fueron unas escaleras muy altas, y al final de ella unos simples centenares de personas. De hecho, no muy simples para él. No había visto tanta gente junta en su vida.
Pero Elián notó el leve nerviosismo, y le susurró "Irá bien". Le respondió con un "Lo sé".
Por parte de los invitados, la vista que ofrecía el principio de la escalera era sorprendente: la señorita Vivienne Drummond, la supuesta razón de esa fiesta, por fin llegaba (media hora tarde). Sin embargo, lo que más les sorprendía era la manera en la que llegaba. Los que conocían su característico estilo entraron en un estado de confusión y mudez, mientras que los demás solo observaron callados su belleza.
Como Edna había pensado anteriormente, parecía un hada del invierno, o un ángel de los cielos. Definitivamente, un "look" tan aparentemente sencillo no era lo que se esperaba de la hija del duque, que por cierto, aunque nunca se fijaba en su hija, también le impactó su rareza repentina. ¿Por qué llevaba un vestido sin adornos, solo de color blanco, y su pelo y cara sin apenas retocar? Era demasiado... natural. Eso era lo que a todos les impactaba.
Todo el mundo me está mirando, sin decir nada... ¿Es esto normal? Supongamos que sí. Soy "la razón de esta fiesta", ¿verdad? ¿es por eso, no?
Owen empezó a mover los pies con precisión. Los únicos zapatos que habían encontrado las criadas que se pudieran llevar con unas medias eran de un tacón escandaloso. Definitivamente, añadir un tobillo herido a unos tacones y no poder ver a causa del largo del vestido no era una maravillosa combinación. Pero ya no había manera de dar vuelta atrás.
Ese hombre... me está mirando muy fijamente. Tiene cara de enfadado. ¿Puede ser... el duque Drummond? Ah, no me mira a mí. Está mirando a... ¿Elián? ¿Y por qué esa cara de enfado? Parece como si se hubiera comido un limón muy ácido.
En la mente de Owen sonó una risa burlona, pero no era tiempo para eso. Estaba concentrado en no resbalar en ningún momento. Sentía la mirada atenta de Elián en sus pies.
¿Mmm? Alguien allí está rodeado y aislado de los demás. Tiene el pelo rojo, parece un tomate... ¿Será el príncipe? Pensé que no iba a venir. Bueno, no es lo más normal ir a la fiesta por la recuperación de tu acosadora, y menos cuando la has rechazado múltiples veces. Está claro que Vivienne no le caía bien. Es raro. ¿Estará ocultando algo? Ese hombre no me inspira confianza.
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La luna es una acosadora
Lãng mạnUn joven campesino llamado Owen despierta en el cuerpo de la dama más reconocida del reino: la hija del duque Drummond, que posee belleza, poder, elegancia... Todo, excepto el amor del príncipe heredero. Owen se encuentra cautivo en el cuerpo de la...