Conciencia insumisa

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-Santa que me guarda... dadme gloria.

Pensé al llenarme los pulmones con tequila recio. La habitación se fue apagando, el veneno manó. Unos dedos tocaron mi espalda, labios internaron en la conquista del cuello. Mis supuestos amantes se corrompen al hurgar entre ellos mismos, arrancando la ingenuidad. Mi vista se quería desviar de aquel acto. Comencé a retirarme con pasos de infante aterrado; mientras más tomaba distancia una figura surgía. El ente andrógino y lascivo me dedicó una sonrisa.

- Proclama tu herencia y acepta tu bautizo- dijo acompañado de un gemido. Cerré los ojos ante el sonido. Él/ella río.

- Sé libre.
- No... el día que sea totalmente libre una bala atravesará mi cabeza.

El ser se contrajo de placer mortal antes mis palabras.

- ¿Cuánto has vivido mi joven amante, que te niegas a divagar? El dolor no debería ser tu respirar. Adelante, corre, huye, ocúltate... aquí estaré para cuando decidas no ser un cautivo.

Le di la espalda con prisa, la lucidez se estaba dejando ganar ante el goce. Salí de la habitación, caminé autómata hasta el balcón. El cigarro besó mi temblor, una chispa se me ofreció.

- Maldigo tu cordura. ¿Tal vez si logrará apagar esos sentimientos?- dijo un demonio a mi lado.

Solo encendí,  dejé al humo tomar un poco de vida y lo suspiré mirándome en la noche. El demonio enfureció, robó el cigarro y lo apagó en mi mano. Se escapó el dolor por los labios; él sonrió.

- Una pena que sigas tan vivo.

Me quedé solo junto a lágrimas rebeldes. Levanté la vista a la Luna.

- Se despiertan. Creo que ya no tengo fuerzas, no podré hacerlas dormir más.

Silencio, no hubo respuesta.

- Algún día me perderás, vida... y llorarás.

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⏰ Última actualización: Jul 14, 2020 ⏰

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