Sonrió viendo las fotos que tenía en su galería mientras bebía su taza de café en su local preferido, desde su asiento se veía como otro comensal más, como cualquier otro que se sentaba a tomar su caliente y humeante bebida para calentar su cuerpo en ese frío invierno mientras tecleaba en su portátil algo que todo el mundo asumía como trabajo.
Podía quedarse horas ahí, observando su entorno con sigilo recibiendo una tras otra las tasas de café de parte del chico rubio que trabajaba ¿Acaso podía imaginar él que sus fotos comprometedoras estaban a tan corta distancia? ¿Que prácticamente conocía cada parte de su piel y ésta había sido material para dejar sueltas sus más bajas pasiones?
El chico se acercó nuevamente retirando la taza vacía para reemplazarla con una llena. Su semblante habitualmente serio estaba hoy manchado por un aura lúgubre más espesa de lo habitual, trató de sonreírle pero recibió como respuesta una mirada gélida, como siempre. Así que dejó el efectivo junto a su bebida.
— Gracias, Yurio...
A pesar de haber pasado casi toda la tarde con el rostro pegado al hielo el moretón en su mejilla era grande y su rostro estaba jodidamente hinchado. No era lo único dañado en su cuerpo, moverse varias punzadas en todo el cuerpo, tenía varias heridas abiertas por todas partes y algunas de ellas aún ni habían llegado a formar una costra. Tal era el caso de su ceja y labio que habían decidido abrirse mientras dormía y ahora tenía una mancha de sangre seca en la almohada que quién sabe cómo iba a sacar.
Pero de lejos eran las heridas más dolorosas, la peor de ellas estaba en su orgullo y se haría más grande ese mismo día cuando tuviera que enfrentarse cara a cara con Val y secretamente deseó no encontrársela nunca. Sin embargo, como había prometido, al salir de su facultad a la hora del almuerzo, se dirigió a paso lento a la cafetería, tratando de evitar a la mayor cantidad de gente posible para no tener que ser visto con ojos de repudio o comentarios de burla preguntando por el precio de "sus servicios" y obviamente ya no tenía a nadie en quién apoyarse, después de todo se lo había buscado ¿Quién demonios le enviaba a meterse en esa mierda? Al menos había recibido algo de remuneración a cambio, tal vez podría aprovechar el momento para volverse una pequeña celebridad al estilo de Kim Kardashian, aunque obviamente nadie pagaría por ver un show sobre un aburrido chico que trabaja en un café y es acosado cibernéticamente para conseguir dinero y así pagar el tratamiento médico de su abuelo.
Llegó al comedor y tras un rápido vistazo sólo pudo identificar a dos amigas de Val, pero la rubia en cuestión no estaba con ellas, ni se veía a su alrededor. Esperó pacientemente en la puerta durante 20 minutos, incluso vio entrar a Otabek que ni siquiera volteó a verle, pero no apareció Val, ni ese día ni los posteriores.
Para el cuarto día de espera se arrepintió de haber deseado jamás verla y lo hizo de corazón cuando en el periódico mural de la facultad de artes apareció pegado un cartel de "Desaparecido" con su imagen y teléfonos de contacto para proporcionar algo de información acerca de su paradero.
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Simon Says [OtaYuri]
Mystery / Thriller"Simon dice que entres" Yuri Plisetsky tiene tres meses para conseguir suficiente dinero para la operación de su abuelo y se aferra a una leyenda urbana llamada Simon Says, una aplicación que solo unos pocos pueden encontrar... pero una vez que la...