Miré rápidamente el reloj en la pantalla de mi móvil. Ya había empezado la siguiente clase y realmente me daba igual. Sequé rápido mis lágrimas, pero aun así no me levanté.
- Ya sé que llego tarde.- prácticamente susurré.
- ¿Qué te ocurre?
- Nada.- Mentí mirando fijamente la pared del frente. No podía, ni sabía si quería, mirarle.
Silencio. Y justo cuando pensaba que iba a irse, Liam Reeds se sentó a mi lado.
- Acabo de ver a Niall alejándose de aquí y si hubiera sabido que te encontraría así...- le miré por primera vez en todo este tiempo y me di cuenta de que él hacía lo mismo.
Me miraba con intensidad, me miraba de verdad, sin nada más en sus ojos que preocupación. Ni rastro de maldad, venganza o desprecio. Solo como a alguien normal, como a un igual. Y me hizo sentir cálida.
- Niall y yo... Discutimos.
- ¿discutísteis o él discutió contigo?- preguntó apretando la mandíbula mientras centraba su mirada en mi cuello que seguramente estaría rojo.
- Ambos dijimos cosas que no debimos.
- Mira, Alexia- comenzó a decir muy serio, mirándome a los ojos-, no sé qué demonios habrá entre Niall y tú, pero jamás deberías permitir que un hombre te humille o te trate así, sea quien sea él- Y le dediqué una fina sonrisa.
- ¿Ni siquiera tú?
Liam
Su pregunta me había pillado completamente por sorpresa. Pero si lo pensaba bien y era justo... Era lógica. Tenía razón. Había sido un maldito capullo con ella y ahora estaba empezando a arrepentirme. Y no porque pensara que en aquel momento lo hice mal... Si no porque la chica a la que "humillé" ante sus compañeros no se correspondía con esta chica sensible que tenía delante. Y si era sincero, aunque me ponía mucho su lado provocativo y contestón, creo que podría acostumbrarme a esta Alexia más tierna. Así que, aunque tapó rápidamente su boca con su mano y sus vidriosos ojos se llenaron de culpabilidad, la sorprendí sonriendo tranquilo.
- Ni siquiera yo.- y vi como se relajaba notablemente, dedicándome una adorable sonrisa.
Era la primera vez que me sonreía así, con la guardia baja y sincera y creo que mi corazón se apretó por un segundo. No es que me gustara ni mucho menos, simplemente se me hacía tan frágil...
- Niall me odia.- Soltó bruscamente, sorprendiéndome esta vez ella a mí.- Cometimos errores en el pasado por los que me culpa y no es capaz de perdonarme.
- ¿Y tú? ¿Tú le has perdonado?
- No lo sé... Sí, creo que sí, pero me lo pone verdaderamente difícil.- Suspiró y vi como apretaba los labios.
- ¿Qué te han hecho para que estés así de rota, mujer?- Y vi como temblaban sus hombros, aguantando las lágrimas.
Digo, sé que no soy psicólogo ni un premio Nobel de la inteligencia, pero tampoco era estúpido y hace tiempo había notado que algo le había pasado. Me había fijado un poco en ella y hasta un ciego ve que su comportamiento no es normal en una adolescente de su edad. No es normal que alguien tan joven miré con esa crudeza la vida, apenas sonría y se alejé tanto de los demás sin un motivo. Y sabía que eso solo podía provocarlo el miedo. Pero no sabía a qué temía, solo deseaba que no fuera al idiota de Mcbain, porque como me llamaba Liam Reeds que tendría una charla con él si así era.
- Yo... ¡He cometido tantos errores!- dijo rompiéndose al fin y yo abracé ese mar de lágrimas que era ella ahora, esperando a que se calmase.
- ¿Sabes, Alexia? Todos cometemos errores, y muy graves a lo largo de nuestra vida. Y puede que la vida nos castigue por ello, pero al final, nosotros somos nuestros peores jueces. Yo sé que he sido un tanto cabrón contigo...- noté como su cuerpo vibraba con una suave risa entre mis brazos. Se sentía bien. La apreté un poco más, no queriendo que se alejase aún-, pero créeme que no debes hacerme caso ni a mí ni a los que te critican y atacan. Tampoco a ti si eres tú la que te ataca. Porque no te haces ningún bien y la única manera de enmendar un error es aprendiendo de él para no volver a cometerlo. Eres joven y tienes una vida muy larga por delante. No la estropees. No te tortures. Porque tarde o temprano alguien va a quererte y entregarse a ti de nuevo, pero le harás y te harás mucho daño si antes no te quieres tú.- Dije casi seguro de que se trataba de algo de desamor. ¿Qué más puede pasarle a alguien de su edad que le haga desconfiar de los demás y más con Niall de por medio? Fijó sus grandes ojos verdes en mí, examinando al detalle mi cara. Fruncí el ceño.- ¿Qué?
- Para ser tan capullo dices bastantes cosas bonitas, Reeds.- Y yo me reí, relajándome. Ella no lo iba a saber, pero había conseguido ponerme nervioso. Esta vez fue ella la que se abrazó más fuerte a mí y enterró su cabeza en el hueco de mi cuello.- Sería fácil bajar la guardia y enamorarse de alguien como tú.
Lo dijo muy suave, pero aun así lo oí. Y mi corazón juro que dolió en ese preciso momento, sabiendo que no era cierto, pero sintiéndome tremendamente halagado porque ella pensara eso.
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Después me iré
RomanceAlexia Woods se ve obligada a mudarse a Chicago cuando sus padres deciden darle esta segunda "oportunidad". Ha estado perdida mucho tiempo y es hora de reencontrarse, pero lo que no espera es que tal vez en este camino de vuelta, no sólo se encuent...