El nuevo recluta

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Solo han pasado un par de semanas desde que cometió esos asesinatos y tal como lo había planeado: nadie sospecha de él.
Los días de estudio así como de trabajo en el establo son largos y cortos para Wade debido al constante esfuerzo y al constante movimiento que tienen los caballos de la guardia, muchos de estos guardias lo tratan casi como si fuera uno de ellos debido a la lealtad que este tiene en el imperio y sobre todo al apoyo que este les brinda cuidando a sus animales.
El capitán Valencia, un hombre alto y fornido de cabello corto y un parche en el ojo acompañado de una mirada firme y algo fría llamo a toda su compañía quienes se encontraban en los establos listos para salir montados a patrullar el reino, Wade por curiosidad decidió observar vigilando que no se diera cuenta el capitán.

– ¡Atención! –grito con fuerza el capitán al mismo tiempo que los guardias se ponían firmes–. Los he convocado porque debido a recientes rumores que han sido trágicamente confirmados, tendré que exigirles que dupliquen los esfuerzos en su entrenamiento –hace una breve pausa mientras los mira– últimamente un grupo de bandidos y asesinos han estado atacando nuestros cargamentos de armas y suministros y por obvias razones liquidand hasta el último hombre, por ende, me veo en la completa necesidad de pedirles mayor esfuerzo ¿queda claro?
– ¡Señor, si señor! –responden unísono todos los guardias–.
Wade inmediatamente se precipitó al establo de regreso a cuidar los animales dado que los guardias incluido su oficial al mando irían por sus caballos listos para salir a vigilar las calles del reino. Al llegar se apresuró a cepillar a uno de estos y pocos instantes después llegaron los guardias conversando entre ellos y finalmente cada uno fue comenzando a montar y posteriormente se apresuraron a ir por el pasillo que lleva a la puerta principal del palacio, cuando el último guardia salió con su caballo Wade corrió a toda velocidad hasta la entrada y estaba listo para abrir, solo era cuestión de que el jefe diera sus respectivas zonas a vigilar a sus compañeros, cuando esté llegó lo principal es llamar la atención de sus soldados.
– ¡Atención! –todos los guardias firmes y montados listos para recibir ordenes–, Escuadrón rojo vigilarán la zona comercial, escuadrón verde la zona residencial, escuadrón gris la zona pobre tengan cuidado con los indigentes sí uno se pasa de la raya pueden usar algo de fuerza pero nada de matarlos, escuadrón dorado vallan a la zona aristócrata, y a todos si ven algo inusual o ven asesinos tienen permiso de matarlos a fin de cuentas son buscados sea vivos o muertos y regresen en una pieza ¡¿Entendieron?!
– ¡Señor, si señor! –igual que antes, todos respondieron unísono–.
Wade procedió a abrir la puerta y uno a uno fueron saliendo todos los escuadrones y cada uno fue tomando su rumbo directo a la zona que les toca vigilar, tras salir los últimos jinetes procedió a cerrar la puerta y poner seguro y estaba listo para regresar a sus labores cuando de repente al darse la vuelta el capitán y su jefe estaba de pie a unos cuantos pasos de Wade mirándolo fijamente lo que provocó que este se pusiera firme esperando un regaño o una orden, posteriormente el jefe comenzó a caminar hasta llegar a el y hablarle firme pero con un tono de voz más bajo que el que utiliza con sus compañeros.
– ¿Cómo va tu trabajo con los caballos hijo?
– Todo bien señor, no he tenido problemas adaptandome a esta forma de vivir.
– Perfecto pero dime ¿crees que tú vida solo se limita a cuidar caballos y el lugar donde los guardamos? -al terminar de pronunciar esto, Wade mira confundido al capitán–.
– ¿Señor? –preguntó ajeno a los pensamientos de su superior–.
– ¿Te gustaría unirte a nuestras fuerzas? Podríamos entrenarte y en poco tiempo estarías listo para portar un uniforme y también tu espada.
– Me halaga señor, pero no estoy seguro de sí podría dar el ancho en un trabajo tan honorable como lo es servir al imperio.
– Solo es cuestión de que tú decidas fortalecerte y desatar un potencial que jamás hayas sabías que tenías, piénsalo y después puedes darme la respuesta hijo, no es necesario que me la des ahora.
– Gracias señor, la tendré en consideración.
– Muy bien –el capitán toma por el hombro a Wade y le da unas palmaditas– limpia los establos y déjale comida y agua a los caballos, después de eso puedes irte.
– ¡Señor, gracias señor! –contestó de la misma forma que responden los guardias–.

El día transcurrió normal para Wade, terminó sus deberes y después regresó a casa para descansar y repasar un poco sobre la escuela, darse un baño, cenar y finalmente irse a dormir. La mayoría de sus días siempre son así, no hay mucho que hacer además de estudiar y su trabajo con los guardias.
A veces en la escuela le toca ayudar a los profesores y en ocasiones le toca hacerlo con algún compañero, cosa que él detesta por el hecho de que le encanta estar solo y en ocasiones estropean su trabajo bien hecho, aunque solamente una compañera llamada Alessa es quien mejor le ayuda pues se mantiene callada, no habla más que por algo racional y además nunca tiene fallas aunque él no tiene ningún interés en ella ni como amiga ni compañera ni nada.
Después de unas 2 semanas desde que el capitán le hizo la propuesta de unirse a la guardia finalmente decidió entrenar con ellos para volverse uno y tener mejor ingreso monetario y sobre todo honrado, aunque él bien sabe que podría terminar haciendo mal uso de lo que aprenda entrenando, debido a lo que sucedió con aquellos tipos y podría terminar dependiendo de sus nuevas habilidades y su nueva fuerza.
Un día en pleno descanso y después de haber concluído con su comida fue personalmente a buscar al capitán. Aunque tuvo que ir de un lugar a otro buscándolo hasta que finalmente dió con el capitán en la puerta principal haciendo guardia junto a sus hombres.
– ¡Capitán! –gritó Wade al mismo tiempo que se aproximaba a este–.
– Ah joven Mendo, que oportuno que viniera aquí –respondió como sí estuviera complacido de verlo–.
– Si señor, debo hablar con usted.
– Está de suerte porque yo también quiero hablar con usted.
– Por supuesto, por favor usted primero.
– Muy bien, el coronel Maul, el más importante guerrero y líder de la guardia imperial vendrá a hacer una revisión del cuerpo que vigila este reino, y quiero que estés con nosotros así que por favor ve y usa un uniforme de los nuestros –camino a su lado y dió un par de pasos lejos de Wade, antes de dar media vuelta y dirigirle una mirada junto con la palabra– date una ducha, no es correcto que un posible nuevo recluta tenga un desagradable olor, ¿entendido?
Una breve pausa se vió entre las palabras del capitán y en Wade asimilando la situación, cuando finalmente reacciona y responde, su superior se ha alejado.
– Si señor, eso haré.

El Jinete NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora