Capítulo 8→De nada, cariño

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Cuando llegué a mi casa el domingo después de el restaurante, me encontré con mi papá viendo televisión, en cualquier otro momento hubiera tratado de hablar con él, pero ese día no tenía ánimo para ser desplazado.

Hoy es un maravilloso Lunes, (nótese el sarcasmo), no pude dormir mucho, me despertaba constantemente por pesadillas, nada fuera de lo normal, algunas tratandose de la muerte de mi madre, otras en las que soñaba con Malía y su eterno recuerdo, y otras en las que simplemente estaba solo. Cómo ahora.

Me alisté rápidamente y salí directo a la cocina, tomé el Aderall y un horrible yogurt, si por mí fuera no desayunaría, pero podría traer repercusiónes, el aderall es muy fuerte.

Y partí hacia la casa de Scott. Después de estar un rato afuera, me decidí a bajar del Jeep y tocar la puerta. Al tocar varias veces y no recibir respuesta, decidí llamarlo. Después del tercer tono contestó.

–Hey Stiles, ¿Pasa algo?–

–Me gustaría saberlo, ¿Dónde estás?–

–Allison me recogió, olvide avisarte–

–Oh okey, no hay problema–

Sin darle oportunidad a contestar colgué, no me importaba la escusa que podría dar, al fin y al cabo, no era algo tan importante.

Volví al Jeep y emprendí camino (de nuevo) a la escuela. Después de llegar y estacionarme, entre. Me fuí directo hacia mi primer clase, que era Biología Avanzada esa no la compartía ni con Scott o Allison.

•••

Al llegar la hora de antes del almuerzo me empecé a sentir un poco mareado, todo me daba vueltas y el estómago no dejaba de dolerme y arder.

Al tocar la campana salí casi corriendo hasta que alguien me interceptó en el camino.

–Hola, soy Erika, nos conocimos en la fiesta del viernes, ¿Me recuerdas?– La chica con la que hablé en la casa de Lydia apareció en frente de mí.

–Oh sí, claro– Traté de rodearla pero me lo impidió.

–Quería saber si..– Y dejé de escucharla, todo empezó a dar vueltas el doble de rápido, ella seguía hablando pero no le entendía. –Oye, ¿Estás bien?–
¿Estás bien?
¿Estás bien?
¿Estás bien?
Eso resonó en mi mente hasta en los últimos momentos que duré consiente.

•••

Desperté en un lugar todo blanco con olor a alcohol, ¿Adivinan dónde es? Exacto, el hospital. Al observar el pequeño cuarto, me dí cuenta de que Melissa estaba enseguida de mí sentada en un banquito.

–¿Qué estoy haciendo aquí?–

–Al fin despiertas– Dijo Melissa enseguida de mí. –Te desmayaste en la escuela–

–Rayos, ¿Qué hora es?– Pregunté observando los ligeros rayos del sol ocultandose tras la ventana.

–5:38, ¿Algún problema?– Respondió viendo su reloj de mano.

–Hoy entraba a trabajar a las 4:00– Dije mientras me intentaba sentar.

–Tranquilo, tú salud es más importante, hablando de tu salud, ¿Desayunaste?– Le dí una sonrisa nerviosa– Eso creí–

–¡¿Qué?! Si no dije nada– Dije con una clara indignación.

–Stiles, cariño, te conozco mejor que a la palma de mi mano– Me dió una sonrisa y siguió. –¿Por qué no desayunaste?– Habló con un cariño casi maternal.

¿Amor? -Stydia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora